Agricultura

¿Cómo hacerles frente a las amenazas de los suelos?

No olvidemos que de los suelos provienen directa o indirectamente cerca del 95% de los alimentos que consumimos de manera cotidiana y que tienen la capacidad de almacenar, transformar y reciclar los nutrientes y el agua que las plantas necesitan para su crecimiento

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Los suelos son el elemento básico para la producción de alimentospara la seguridad alimentaria y por lo tanto, para vida en la tierra. No olvidemos que de los suelos provienen directa o indirectamente cerca del 95% de los alimentos que consumimos de manera cotidiana y que tienen la capacidad de almacenar, transformar y reciclar los nutrientes y el agua que las plantas necesitan para su crecimiento, de hecho, se estima que de los 18 nutrientes esenciales que requieren, 15 de éstos son proporcionados por los suelos, siempre que estén saludables.

Pero además de esta función tan relevante, son también una gran fábrica que suministra otros importantes servicios a la humanidad. Actúan como el mayor filtro y tanque de almacenamiento de agua en la Tierra; juegan un papel importante en los procesos climáticos globales a través de la regulación de emisiones de dióxido de carbono (CO₂), óxido nitroso (N₂O) y de metano (CH₄), y albergan una gran diversidad de organismos que desempeñan papeles fundamentales como impulsores de muchos servicios ecológicos, de los que depende el funcionamiento de los ecosistemas terrestres.

No obstante su importancia, hoy en día se calcula que 33% de la tierra en el planeta tiene una condición de moderada a altamente degradada, debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y contaminación química; todas ellas, causas originadas en mayor medida por la acción del hombre. Está por demás decir, que una mayor pérdida de suelos productivos dañaría severamente la producción de alimentos, incrementaría la volatilidad de sus precios, con el probable aumento del hambre y la pobreza.

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Es por ello que la gestión sostenible del suelo, a través del conocimiento científico, del entendimiento local y de enfoques y tecnologías ya probadas, se ha convertido en una bandera por parte de muchas personas en el mundo, que buscan dejar mejores condiciones para las generaciones futuras.

En las dos últimas décadas, estas personas agrupadas en organizaciones civiles, grupos indígenas, dependencias o simples ciudadanos, han logrado perfilar en la agenda de la comunidad internacional la necesidad de una acción concertada en favor de los suelos, para lo cual, se han establecido una serie de directrices para hacer frente a las amenazas de éstos, que deberán impulsar e implementar los diversos gobiernos y sociedades, de acuerdo con sus contextos y condiciones. De entre estas directrices destacan:

  • Reducir al mínimo la erosión del suelo. La erosión del suelo por agua y viento es la amenaza más importante a nivel mundial, como lo es también para los servicios ecosistémicos que prestan. La erosión del suelo es la causa de la pérdida de las capas superficiales que contienen reservorios de nutrientes orgánicos y minerales.
  • Incrementar el contenido de materia orgánica del suelo. La materia orgánica desempeña una función esencial en el mantenimiento de las funciones del suelo y la prevención de su degradación. Como sabemos, los suelos constituyen el mayor reservorio de carbono orgánico en la Tierra y son fundamentales para la regulación del clima y la mitigación del cambio climático al compensar la emisión de gases de efecto invernadero y la fijación de carbono. Por esta razón, la materia orgánica del suelo es un elemento estratégico para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos.
  • Fomentar el equilibrio y los ciclos de los nutrientes del suelo. La nutrición de las plantas debería basarse en las necesidades de los cultivos, las características y las condiciones del suelo y los patrones meteorológicos a nivel local. Los beneficios de un suministro equilibrado de nutrientes en las cantidades necesarias para las plantas son un hecho reconocido que incluye el aprovechamiento de manera óptima de la producción de alimentos, piensos, fibras, madera y combustible; una menor necesidad de adoptar medidas de control de plagas y de aplicar externamente enmiendas orgánicas e inorgánicas y fertilizantes minerales; una menor contaminación debido al uso inadecuado de productos agroquímicos; y una mayor fijación de carbono en el suelo a través de la producción de biomasa y de su restitución.
  • Prevenir, reducir al mínimo y mitigar la salinización y la alcalinización. La salinización es la acumulación en el suelo de sales de sodio, magnesio y calcio solubles en agua. Es la consecuencia de las elevadas tasas de evapotranspiración, la intrusión de aguas marinas en la tierra y de procesos provocados por el hombre, como el riego inadecuado. La salinización reduce los rendimientos de los cultivos y, por encima de determinados umbrales, elimina completamente la producción agrícola.
  • Prevenir y reducir al mínimo la contaminación del suelo. La prevención de la contaminación del suelo sigue siendo el mejor modo de mantener unos suelos sanos y la inocuidad de los alimentos. Pueden introducirse contaminantes en los suelos a partir de diversas fuentes: los insumos agrícolas, la aplicación a la tierra de subproductos, el agua de inundación y de riego, los vertidos accidentales, la gestión inadecuada de los desperdicios urbanos y las aguas residuales, entre otras.
  • Preservar y mejorar la biodiversidad del suelo. Los suelos constituyen uno de los mayores reservorios de biodiversidad en la Tierra, y los organismos del suelo desempeñan una función clave en la prestación de muchos servicios ecosistémicos. Se sabe poco acerca del grado de biodiversidad necesaria para mantener las funciones básicas del suelo, pero las nuevas herramientas de técnicas bioquímicas y análisis de ADN sugieren que se pueden lograr avances importantes a este respecto.
  • Prevenir y reducir al mínimo la compactación del suelo. La compactación del suelo guarda relación con la degradación de su estructura debido al estrés de la maquinaria y el pisoteo del ganado; merma su aireación al disminuir la macro porosidad, reduce el drenaje y la infiltración del agua, generando una mayor escorrentía. La compactación limita el crecimiento de la raíz y la germinación de semillas, afectando la biodiversidad del suelo y causando su encostramiento en la superficie.
  • Mejorar la gestión del agua del suelo. Un suelo gestionado de forma sostenible se caracteriza por una rápida infiltración del agua, un almacenamiento óptimo del agua disponible para la planta y un drenaje eficaz. Sin embargo, cuando no se cumplen estas condiciones, surgen problemas de anegamiento y escasez de agua.

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Alcanzar una gestión sostenible del recurso suelo generará grandes beneficios para todas las comunidades y naciones. En algunas partes del mundo será clave para la prosperidad económica y en otros, incluso será importante para su seguridad nacional a corto y medio plazo. Sea cual sea el contexto, una política basada en estas directrices es fundamental para un buen resultado.

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