Entrevistas

Cocinar es mi mejor deporte: doña Mago, cocinera tradicional

Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Clarea la mañana y como todos los días Doña Mago ya alista su rutina para salir a entrenar. La pista la espera, aunque la de ella no es como cualquiera pista, de esas fabricadas con tartán para evitar lesiones, con carriles perfectamente delimitados y los metros marcados. No, ella entrena en una cocina de humo, porque, dice, “cocinar es mi mejor deporte”.

Calentamiento: uno, dos tres… blusa bordada, lista; enaguas, listas; zapatos y delantal, listos. Comienzan a encenderse los fogones de las cocina de María Margarita Villegas Leal, el nombre que le regalaron sus padres al nacer, pero mejor reconocida como Doña Mago en su natal comunidad de Chaltenango, en el municipio poblano de Tlatlauquitepec.

Apenas es de una edad media, pero a la fecha Doña Mago ya lleva varias maratones —gastronómicos— recorridos y ganados, pues ostenta el título de Cocinera Tradicional otorgado por el Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana, un organismo consultor de la UNESCO que pone al frente la preservación, rescate y promoción de los saberes, costumbres y prácticas culturales de la cocina tradicional de nuestro país.

Renuente en un inicio de los beneficios que podría otorgar este “atípico deporte”, Margarita se formó desde que era niña en una cocina de humo, tal como dejaron las enseñanzas de su bisabuela a su abuela, su mamá, sus tías y a otras mujeres de la familia, un arduo trabajo que ha requerido de entrenamiento diario.

“A mí no me gustaba la cocina, estaba en el campo con mis primos, ibas a piscar, sembrar, todo lo que era del campo. Pero mi tía, que e paz descanse, dijo que teníamos que entrar a la cocina y empezamos a hacer tlatloyos. Me dijo: ‘los tlayoyos te pueden hacer rica’. ¿Cómo me va hacer rica un tlayoyo?, hoy si ella viviera se levantaría y me diría: ‘Ya vez, mira hasta dónde has llegado'”.

El estricto ejercicio en esta carrera entre condimentos, anafres y cazuelas la han llevado a ser puntera en la región de la Sierra Nororiental donde radica, muy cercano a la región de Teziutlán, donde viven otras cocineras tradicionales que se dedican a la preparación de recetas típicas como los chiles en nogada o el mole en sus diversas variedades y su infinidad de derivaciones.

En esta ocasión, Doña Mago festeja los moles poblanos en el Día Estatal del Mole Poblano, pero los sabores que ha ido preparando a lo largo del camino han traspaso territorio, pues excelente cocinera logró llegar hasta Los Ángeles, California, en Estados Unidos, para festejar junto a otros compatriotas el Día del Mole Poblano en la lejana ciudad norteamericana.

“Venir a Puebla la feria no tengo palabras como expresarlo porque estado en la Feria de los Moles en Los Ángeles con otras compañeras de Oaxaca y Puebla y hoy estando aquí en mi bello Puebla me siento mucho más orgullosa de compartir a todos los poblanos para que degusten lo que nosotros hacemos en una cocina de humo”.

Previo a las carreras de atletismo, todos los corredores se amontonan en la pista para estar lo más cerca a la marca de salida; en la línea de frente, entre codazos y empujones los atletas más destacados buscan el mejor lugar para que nadie ni nada les estorbe al lanzar el primer paso en la carretera y obtener la mejor posición.

En las cocina de humo Tlatlauquitepec no es así, porque como explica Margarita, ella es apenas una representante de todas estas atletas de la cocina que corren juntas, avanzando codo a codo para elaborar muchos tipos de comidas.

Con la guía que le legaron las mujeres de su familia, Doña Mago continuó avanzando para alcanzar e igualar los logros de su mamá, su abuela o su bisabuela, una meta que hoy agradece haber alcanzado:

“(La cocina es) todo, es mi mundo. Es mi mejor deporte, lo amo. Si en vez de que me pongan a correr me ponen a guisar, amo esto. Siempre he dicho que la cocina y lo que hago es mi mejor deporte, y lo grito así a voces: lo disfruto, lo gozo, porque sí lo sudamos (…). Sí se cansa uno, pero el deporte también te cansa. Pues este deporte me encanta”.

Que otros disfruten de los guisados que ha preparado, son un aliento para continuar, pues “alegra a mi persona porque hacerlo es amarlo, y al transmitirlo a los comensales y escuchar que dicen: ‘¡Wow, qué delicioso mole!”.

Su trofeo, haber recibido el título de cocinera tradicional:

“Es el mejor premio que la vida me ha dado, me ha dado valores y que no debes engrandecer, porque si te das humos de grandeza, la vida te puede tirar hasta el suelo. Siempre ante todo la humildad, y nunca cambiar”.

Para Margarita Villegas Leal, no hay mejor herencia que vaya a dejarle a sus hijas que las cazuelas, cucharas y anafes que hoy le sirven a ella, pues “es un arma, un tesoro tan grande que se les va a quedar a ellas, para que el día de mañana lo puedan sacar a flote”.

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