Agricultura

Agroecología para sistemas alimentarios sostenibles

La agroecología representa una importante oportunidad que puede contribuir a alimentar de manera sostenible a una población en crecimiento.

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Las próximas décadas, representarán un importante desafío en lo que se refiere a la producción de alimentos en el mundo. La mala alimentación y la malnutrición, acompañadas de la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los recursos naturales y la fragilidad de los ecosistemas, suponen un reto para los sistemas alimentarios actuales y exigen una transformación audaz.

Uno de los cambios que se exigen de manera más inmediata, está relacionado con una producción de alimentos sin menoscabo del ambiente y sus recursos. Es evidente que los enfoques, prácticas y tecnologías agrícolas innovadores y sostenibles, incluida la agroecología como uno de ellos, desempeñan un papel fundamental en la transición hacia sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles y en su fortalecimiento para combatir con éxito el hambre, la malnutrición y la pobreza.

La agroecología representa un enfoque integrado y holístico para lograr la transformación de los sistemas alimentarios, abordando de manera sistémica las cuestiones relacionadas con los sistemas de producción y comercialización de alimentos y productos agrícolas. En esta ocasión, para reconocer su importancia y los aportes que ofrece, te presentamos siete elementos que caracterizan a los sistemas agroecológicos.

  1. Diversidad. La diversificación es un componente clave de la agroecología para promover y contribuir a la seguridad alimentaria y la nutrición, al tiempo que se conservan, protegen y mejoran los recursos naturales. Los sistemas agroecológicos son muy diversos. Desde una perspectiva biológica, los sistemas agroecológicos optimizan la diversidad de especies y recursos genéticos de diferentes maneras. El aumento de la biodiversidad contribuye a una serie de beneficios productivos, socioeconómicos, nutricionales y ambientales.
  2. Creación participativa e intercambio de conocimientos y prácticas, ciencia e innovación. Las innovaciones agrícolas pueden responder mejor a los desafíos locales cuando se crean a través de procesos participativos. La agroecología no ofrece recetas fijas, sino que, las prácticas se adaptan al contexto ambiental, social, económico y cultural. Lo que permite que el intercambio de conocimientos desempeñe un papel central en el proceso de desarrollo e implementación de las innovaciones agroecológicas para abordar los desafíos en los sistemas alimentarios, incluida la adaptación al cambio climático.
  3. Sinergias. La creación de sinergias puede mejorar funciones clave en los sistemas alimentarios, apoyando la producción y los múltiples servicios ecosistémicos. La agroecología presta especial atención al diseño de sistemas diversificados y sinérgicos, incluida la combinación de cultivos anuales, perennes y de cobertura, ganado, animales acuáticos y árboles; así como también al uso sostenible de los suelos, el agua y otros componentes de las explotaciones y paisajes agrícolas.
  4. Eficiencia. Las transiciones agroecológicas innovadoras, pasan de sistemas intensivos en insumos, a sistemas de producción agrícola y alimentaria basados en la información y el conocimiento, con el objetivo de aumentar aún más la productividad y reducir al mismo tiempo el uso de insumos externos. La mayor eficiencia en el uso de los recursos, es una propiedad emergente de estos sistemas que gestionan cuidadosamente la diversidad para crear sinergias entre los diferentes componentes. Al mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales –en particular los no renovables– permiten recurrir a los que son abundantes y gratuitos, como la radiación solar, el carbono atmosférico y el nitrógeno.
  5. Reciclaje. Un mayor reciclaje favorece una producción agrícola con menos residuos y emisiones, reduciendo los costos económicos y ambientales. Al imitar a los ecosistemas naturales, las prácticas agroecológicas favorecen los procesos biológicos que impulsan el reciclaje de nutrientes, biomasa y agua dentro de los sistemas de producción, aumentando así, la eficiencia en el uso de los recursos.

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  1. Resiliencia. La mejora de la resiliencia de las personas, las comunidades y los ecosistemas es fundamental para la sostenibilidad de los sistemas agrícolas y alimentarios. Las prácticas agroecológicas tienen como objetivo trabajar con la complejidad biológica de los sistemas agrícolas, promoviendo una comunidad diversa de organismos que interactúan para permitir que el ecosistema se autorregule cuando se enfrenta a riesgos como brotes de plagas y enfermedades e incluso, ante el cambio climático.
  2. Valores humanos y sociales. Mejorar los medios de vida rurales, incluidos los ingresos y la equidad, es esencial para los sistemas alimentarios sostenibles. La agroecología hace hincapié en los valores humanos y sociales y en la inclusión de todos. La agroecología busca abordar las desigualdades de género e intergeneracionales creando oportunidades para las mujeres y los jóvenes. Al generar autonomía y capacidades de adaptación para gestionar sus agroecosistemas, contribuye a empoderar a las personas y las comunidades para superar la pobreza, el hambre y la malnutrición.

La agroecología representa una importante oportunidad que puede contribuir a alimentar de manera sostenible a una población en crecimiento. La adopción de estas prácticas agroecológicas permitirá conservar y proteger de manera sostenible la biodiversidad y los recursos naturales, desarrollar conocimientos mediante la participación y el intercambio, y mejorar la gobernanza. En el futuro, tenemos que apostar por estos enfoques.

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