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Nueve canciones que sazonan: música, comida y productos del campo

La comida y los productos del campo han estado presentes en las declaratorias musicales de muchos autores nacionales

Redacción La Campiña

MÉXICO.- En todos los países y en todas las lenguas del mundo se hace música. Es además de una manifestación artística, una importante expresión social que responde a condiciones geográficas, valores culturales y épocas, entre otros aspectos que la definen.

En nuestro territorio, la música es tan diversa, como lo es la geografía, las tradiciones, la gastronomía, las costumbres o las fiestas. Prueba de ello, es que se ha desarrollado una música variada en las múltiples regiones, no sólo por lo heterogéneo de los instrumentos, sino, además, por la multiplicidad de expresiones rítmicas, sonoras y líricas, al igual que por los variados temas.

La comida y los productos del campo han estado presentes en las declaratorias musicales de muchos autores nacionales, ya sea narrando la variedad que se registra en la panadería nacional, anunciándole a los pollos que tengan cuidado porque los van a cocinar o celebrando a uno de los platillos más tradicionales de la gastronomía nacional. Aquí te presentamos algunos de estos productos resultado de guisar: música y alimentos. Si no las conoces, te invitamos a que las escuches, es muy probable que las encuentres en la web.

  • Los chiles verdes. Es un son en el que se hace una metáfora de los chiles verdes con el amor, ya que en una de sus estrofas dice: “Sé que el chile y el amor, los dos pueden hacer daño, sé que el chile porque pica y el amor por el engaño.”

  • Los pollos. Es también un son cuya autoría pertenece al compositor Lázaro Patricio. Es toda una descripción de los peligros que enfrentan los pollos, ya sea porque serán cocinados o por los predadores que los acechan. La estrofa clásica dice así: “Yo a los pollos les aviso, que caminen con cuidado, porque van a hacer un guiso, de pollos en estofado.”

  • La milpa de Valerio. Del compositor Guadalupe Trigo, narra la situación que vive Valerio, ya que al estar en la cárcel no puede cosechar su milpa, todo porque anduvo cortejando a la hija del alcalde. Parte de la letra dice: “La milpa de Valerio, se quema con el sol y sin remedio… En la cárcel del ahuehuete, está encerrado Valerio, Federica y las criaturas, lloran con amargura, sufren por las carencias, mientras se muere la siembra.”

  • La cumbia del mole. Es una composición de Lila Downs. Es prácticamente la receta de cómo hacer un buen mole oaxaqueño, pero aderezado con un ritmo de cumbia, que pone a bailar a cualquier cocinera: “Se muele con cacahuate, se muele también el pan, se muele la almendra seca, se muele el chile también la sal, se muele ese chocolate, se muele la canela, se muele pimienta y clavo, se mueve la molendera, se muele con cacahuate, se muele también el pan, se muele la almendra seca, se muele el chile también la sal, se muele ese chocolate, se muele la canela, se muele pimienta y clavo, se mueve la molendera…”.

  • Cuatro Milpas. Se dice que su compositor fue Belisario de Jesús García de la Garza, quien participó en la Revolución. La canción narra la tristeza que siente cuando al regresar a su hacienda, El Ranchito en Montemorelos, Nuevo León, la encuentra en ruinas, quedando sólo cuatro milpas: “Cuatro milpas tan solo han quedado, del ranchito que era mío, ¡ay ay ay ay!, de aquella casita tan blanca y bonita, lo triste que está.”

  • La verdolaga. Compuesta por Alberto Cervantes, es una alegoría que hace entre la planta conocida como verdolaga -por su rápida expansión a la hora de cultivarse- y el amor. Aquí una de las estrofas: “Los amores más bonitos, son como la verdolaga, no más le pones tantito, y crecen como una plaga… y tienes otra ventaja, si cultivas ese amor, que cuando ya se te pasa, con un jalón se acabó” .

  • Los agachados. Con este nombre se conocía a los puestos callejeros donde los comensales se ponían en cuclillas para comer “agachados”, ya que esos puestos carecían de mesas y sillas. Esa práctica se conocía desde finales del siglo XIX; pero a principios del siglo XX, se conservó el nombre y se generalizó para designar de ese modo, a quienes acudían a las fondas populares para consumir sus alimentos. El gusto de los mexicanos por consumir alimentos en la vía pública, la expresa muy bien Severiano Briseño cuando dice: “A comer pancita con los agachados que vengo muy crudo ¡ay!, de todo tengo señor, la tiene suave muy bien calientita, con su callito sabroso y gordito, su cebollita muy bien picadita, chicharrón muy picosito como a mí me va a gustar, chayotitos muy tiernitos en su mole de pipián, romeritos calientitos con tortas de camarón.”

Y si alguien pudo dibujar de una manera nítida con creatividad, sentido del humor y picardía, las costumbres de una urbe -como la Ciudad de México- que estaba en crecimiento, fue sin lugar a duda, el compositor Chava Flores, que no por nada, se le designo como un cronista musical. De entre su amplio repertorio, cuenta con canciones en las que la gastronomía está presente.

  • La chilindrina. Narra la relación con su amada y en cada situación, hace una alusión -en un doble sentido- con el amplio número de productos que caracterizaron a la panadería mexicana. Aquí la primera estrofa: “Concha divina, preciosa chilindrina, de trenza pueblerina, me gustas al amar, ven dame un bísquet de siento en boca y lima, chamuco sin harina, pambazo de agua y sal.”

  • La taquiza. Describe una fallida historia de amor en una taquería, ya que mientras el narrador le declara el afecto a su amada, ésta se dedica a comer. En la canción, Chava Flores enlista 21 tacos diferentes, de esos que a los mexicanos nos gustan tanto. Dice así: “Y al pasar frente a los tacos, yo te entregaba el corazón, tú en lugar de recibirlo, te metiste hasta el rincón… Y pa decirte que te quiero, yo te tuve que alcanzar, tu ordenabas al taquero, tres de lengua pa empezar.”

  • Platillos mexicanos. Esta es una canción, en la que refiere la gran cantidad de platillos que componen la gastronomía nacional. Enlista alrededor de 30 platillos, que bien podría ser considerada, el menú de cualquier restaurante de comida mexicana. Lo describe así: “Ya se dijo en mil canciones, qué lindo es ser mexicano, y yo estoy más orgulloso porque soy un comelón…  Nomás salgo de mi patria, y a extrañar los chicharrones, y los tacos de carnitas, nenepil y corazón.”

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