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Curiosidades sobre la cerveza

Se considera que los primeros en producir esta bebida fueron los sumerios hace aproximadamente 9 mil años, en la región que hoy ocupa Irak.

Redacción La Campiña

La cerveza es una de las bebidas más consumidas en el mundo. Su origen está relacionado con el desenvolvimiento de las sociedades, en especial con el desarrollo de la agricultura y con ello, de las bebidas fermentadas a partir de granos y frutos.

En la actualidad, la industria cervecera de nuestro país tiene una enorme relevancia económica. Los datos preliminares indican que en 2021 la cerveza se consolidó como el principal producto agroindustrial con el mayor superávit de la balanza agroalimentaria, al alcanzar una cifra de 5,579 millones de dólares de saldo comercial.

A continuación te presentamos algunas menudencias y datos curiosos, para los asiduos consumidores y también para aquellos que no lo son, de esta trascendental bebida.

1. ¿Cuál fue la primer bebida? Para todos aquellos que hacen la pregunta clásica ¿qué fue primero: la cerveza o el vino?, no hay todavía una respuesta definitiva. Los historiadores de los alimentos nos dicen que es probable que el descubrimiento de estas bebidas fueron por accidente y mucho antes de que la humanidad comenzara a producirlos. Lo que es inequívoco es que ambas bebidas se desarrollaron en civilizaciones estables y con un grado de organización. La evidencia arqueológica confirma que el vino y la cerveza se consumían regularmente durante el período Neolítico.

2. Los sumerios cerveceros. Se considera que los primeros en producir esta bebida fueron los sumerios hace aproximadamente 9,000 años, en la región que hoy ocupa Irak. El comercio y los intercambios culturales llevaron esta bebida a Egipto, donde se dice que comenzó a ser elaborada con cebada en vez de trigo, como fue originalmente.

3. El papel fundamental de la mujer en el desarrollo de la cerveza en Egipto. La elaboración de cerveza en el antiguo Egipto se consideraba en gran medida una tarea doméstica, por lo que el papel de la mujer en el desarrollo de esta bebida fue más que relevante, en particular en las actividades de moler y colar el puré. Quizá por esto, los egipcios  consideraban que la diosa Hathor –una fémina– había sido la inventora de la elaboración de la cerveza.

4. ¡Santo Patrono de la Cerveza! Un milagro bien frío, por favor. En Francia, y en particular en la Ciudad de Estrasburgo, vivió al que se considera actualmente como el “santo patrono de la cerveza”. Dice el relato, que durante el siglo XI hubo una epidemia de peste en dicha ciudad, por lo que el obispo Arnoldo de Soissons dio de tomar cerveza a aquellos que no habían contraído la enfermedad como una medida de salud a fin de que no la contrajeran al tomar agua sin hervir. Esta medida salvó muchas vidas, de ahí que cada 8 de julio se llevan a cabo festejos en honor a San Arnoldo de Soissons.

5. El origen del festival más grande de la cerveza en el mundo. Durante los siglos XVII y XVIII, en lo que hoy es Alemania, la popularidad de la cerveza fue en aumento, llegando a ser el motivo que originó el festival del Oktoberfest, que se realizó por vez primera en 1810, durante la celebración del matrimonio de Luis I de Baviera con la princesa Therese von Sachsen-Hildburghausen.

6. La ciencia de la cerveza. Se dice que el científico francés Luis Pasteur tenía una obsesión por lograr que en Francia se produjera una cerveza de calidad, por lo que recorrió varias fábricas en Europa con el fin de conocer a fondo el proceso y replicarlo en su país. En Alemania aseguró que la cerveza fabricada “no era obra de los hombres, sino producto del incesante afán de ejércitos de seres diez mil millones de veces más pequeños que un niño recién nacido”; nos estaba explicando el proceso milenario de la fermentación. Lo paradójico es que a Luis Pasteur ni le gustaba la cerveza.

7. Aparece la lata de cerveza. En 1933 la compañía  Krueger Brewing of Newark, en Nueva Jersey, fue la primera empresa en producir cerveza en latas. La prueba inicial constó de 2,000 latas que fueron entregadas a los empleados y amigos de la cervecería para su evaluación. El recibimiento favorable los animó a lanzar el producto de forma comercial en enero de 1935. Según parece, los primeros embarques se enviaron a Richmond, Virginia, el punto más alejado del área de distribución de la empresa, en caso de que el experimento fracasara. Este hecho cambiaría el mundo de la cerveza.

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8. La incorporación de la cerveza a México. Dice la historia, que el 6 de junio de 1542 el Rey Carlos V suscribió la cédula que le concedía a Alfonso de Herrera –miembro de la expedición de Hernán Cortés y emisario ante el emperador– el permiso para la fabricación de cerveza en la Nueva España, con la condición de que la corona recibiera un tercio de las ganancias. Lo interesante es que debieron transcurrir cuatrocientos años para que la cerveza desbancara a su rival, el pulque, y fuera la bebida preferida en el gusto de los mexicanos. Es curioso saber que en las grandes extensiones de tierra destinadas al cultivo del maguey quedaban espacios entre cada uno de ellos, los cuales se emplearon para sembrar cebada. De esta forma, el maguey tenía a unos cuantos centímetros al que iba ser su principal adversario en los siguientes años.

9. Las nacientes cantinas también heredaron… En la segunda mitad del siglo XX, el consumo de cerveza creció en forma importante en México, de tal forma que las nacientes cantinas heredaron de las pulquerías, no sólo los clientes, sino los nombres chuscos. Aquí mencionamos algunas: La Ametralladora, La Azteca, Los Alpes, La Aurora, La América, El Antiguo Camarote, La Mexicana, La Atrevida, La Antigua Águila, La Alegría del Pato, La Niña, El Arañazo, La Abeja, El Año Nuevo, La Azul, El Astillero, La Abundancia, El Banco Nacional, El Borrego, El Bosque, El Banco de Plata, Salón Bach, El Recreo de los Artesanos, La Canoa, El Centro Catalán, El León de Oro, La Ciudad de Berlina y El Gato Negro. ¿Tú, que nombre conoces?

10. ¿Qué darías por una cerveza? Para finalizar, no olvidemos al célebre personaje Jack Torrance –interpretado por Jack Nicholson– en la película El resplandor, dirigida por Stanley Kubrick, cuando en uno de sus delirios dice: “Dios, daría cualquier cosa por un trago. Daría mi maldita alma por tan sólo un vaso de cerveza.” ¡Demasiada sed!

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