Hijos del Maíz

Asociación biológica del maíz y diversas plantas constituye el eje del sistema milpero

Los SPIAM son agroecosistemas en evolución, gestionados por comunidades que han establecido una intrínseca relación con su territorio

Redacción La Campiña

MÉXICO.- En días pasados, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hizo entrega de los certificados de reconocimiento a los representantes de los 24 nuevos sitios de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial –SIPAM– de 12 países designados, entre los que se encuentra nuestro país, a través de la milpa de la península de Yucatán. Aunque es importante recordar que, desde 2018, ya también se había reconocido al sistema agrícola chinampero de la Ciudad de México –las chinampas ubicadas en Xochimilco y Tláhuac- como parte de los SIPAM.

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Los SPIAM son agroecosistemas en evolución, gestionados por comunidades que han establecido una intrínseca relación con su territorio, de tal forma que son sistemas resilientes, caracterizados por una diversidad agrícola, conocimientos tradicionales, cultura y paisajes invaluables, que han contribuido por largo tiempo a la seguridad alimentaria de significativos sectores de la población.

En la península de Yucatán, la milpa ha sido el sistema tradicional de uso y manejo de los recursos naturales más importante, al menos en los últimos 3,500 años, aunque algunos estudios hablan de 5,000 años. En términos precisos, se puede decir que es un sistema agrícola que ha tenido como base el cultivo de maíz, asociado con otras especies útiles para las comunidades mayas –principalmente de carácter alimenticio, aunque no único– pero que ha tenido y tiene, importantes efectos en la articulación de múltiples actividades comunales, en la organización familiar y la cultura de las poblaciones de origen maya.

Reconoce FAO a la Milpa Maya Peninsular como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial

Hoy queremos presentar algunos datos sobre este sistema agrícola, para comprender las razones de este importante reconocimiento.

  1. Recientes estudios agronómicos y ecológicos han permitido demostrar que en los suelos jóvenes, pedregosos y calcimórficos de la península de Yucatán, la milpa bajo roza-tumba-quema, es el sistema más favorable de aplicarse, dadas sus condiciones ecológicas y económicas, y que contrariamente a lo que se difundió por mucho tiempo, favorece la conservación de los recursos.
  2. De igual forma, otros estudios también han contribuido a esclarecer el rol esencial que la vegetación juega para el  buen funcionamiento de este sistema, al ser un verdadero capital del que dependen no sólo los rendimientos, sino toda otra serie de aspectos favorables. Esta relación directa entre vegetación y funcionamiento de la milpa, la coloca entre los sistemas agrícolas que mejor conservan las selvas.
  3. De acuerdo a evidencias arqueológicas, la milpa fue el sistema productivo dominante –aunque no el único- que proporcionó alimento a un mayor número de personas de las que hay ahora en la península de Yucatán –sobre todo en el momento de mayor desarrollo de la cultura maya– lo que indica que no sólo era autosuficiente, sino que además, durante la Colonia y aún después, tuvo la capacidad para generar excedentes importantes. Esto significaría que la actual ineficiencia de la milpa no es un problema inherente al sistema, sino que sería el resultado de condicionantes externas derivadas de procesos socioeconómicos originados a través de la historia.
  4. Si bien la milpa es, en sentido estricto, un sistema agrícola, en realidad poco se ha reflexionado sobre su “racionalidad”, a pesar de que sus prácticas responden a una estrategia determinada por las condiciones ecológicas de la Península, en particular, a la pedregosidad del suelo, que impide modificaciones topográficas y el uso de instrumentos. Su gran permeabilidad impide la formación de corrientes de agua superficiales, por lo que depende del régimen pluvial; además de un clima cálido y húmedo que favorece una abundante vegetación, pero con ello el incremento de plagas y enfermedades.
  5. Es frente a estas condiciones ecológicas, que las comunidades mayas desde tiempos ancestrales generaron una estrategia de cultivo basada en la diversidad, cuya fuerza se centra en el cultivo de muchas plantas con diferentes características y de variados espacios, permitiendo enfrentar, con un mayor margen de seguridad, la condición climática azarosa y los ataques de plagas y enfermedades.
  6. La milpa concentra la mayor inversión y trabajo en el cultivo de maíz, frijol y calabaza, además de raíces y tubérculos. La asociación biológica del maíz y sus acompañantes constituye el eje del sistema milpero. Se considera que, en la actualidad, la agrodiversidad de este sistema incluye 160 especies cultivadas y cosechadas, 40 especies de animales y 600 especies de hierbas medicinales.
  7. Pero si el cultivo de diversas plantas ha sido desde siempre un factor importante y esencial en la producción agrícola, no lo ha sido menos, el desarrollo de otras actividades que se generan alrededor de la milpa. Por ejemplo, entre las actividades no-agrícolas, se pueden encontrar la cría de animales (incluida la apicultura); la ganadería de monte y de solar; el aprovechamiento forestal como la cacería; el uso de especies maderables y medicinales; e incluso la elaboración de artesanías. Todo lo cual ha favorecido a la seguridad alimentaria y los medios de vida de una amplia franja de población de origen indígena de la región.
  8. Por otro lado, la cosmovisión y el ceremonial agrícola de los milperos, contienen trascendentales referencias que orientan sus acciones y dan sentido a muchas de sus actividades.

Silvia Terán y Christian Rasmussen, autores de uno de los libros más completos sobre el tema titulado La milpa de los mayas, señalan: “Es claro que el conocimiento del sistema agrícola que por milenios ha sido pilar de la población y de la cultura indígena peninsular no es poca cosa… Si la conservación de recursos filogenéticos cultivados tiene alguna importancia para el futuro de las sociedades, nuestra milpa tiene mucho que ofrecer, ya que ha sido espacio de cultivo de una gran cantidad de especies y variantes, cuya pérdida sería irreparable, dado que son resultado de miles de años de manejo humano.”

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