Columnas

Si una mujer quiere cocinar, que sea porque así lo desea

Ninguna mamá debe ser estereotipada como una mujer sufrida

Luisa Rentería

Alejados un poco del origen histórico de esta fecha, específicamente en México, celebrar el 10 de mayo, Día de las Madres, todavía significa regalar sartenes, planchas, lavadoras, y en general, electrodomésticos y utensilios de cocina, lo que significa que las mujeres continúan siendo un símbolo de “lucha y cariño” enfrente de la estufa.

El rol de las mujeres dentro de las cocinas sigue siendo, aún en el siglo XXI, un ente socio-histórico-cultural que continúa existiendo de forma inmanente. Vale con caminar por las calles para descubrir que la mayoría de las cocinas, fondas y comercios a pie de banqueta,  son atendidos por mujeres, mientras que los espacios destinados al manejo de carnes y restaurantes, por hombres.

Festejar el 10 de mayo en México muchas veces significa salir a comer a restaurantes, visitar una plaza y hacer compras o en muchos casos, hacer una reunión familiar en casa, con mesa puesta para comer y festejar, donde la comida dedicada a las mamás, con motivo de celebración, son cocinadas por ellas mismas. Todavía es difícil, para muchas (si, mujeres) y muchos, entender que el 10 de mayo no debe ser una festividad donde las mujeres tengan que poner la mesa, limpiar la casa, hacer las compras de la comida, cocinar, servir y limpiar, para celebrarse a ellas mismas.

Si una mujer quiere cocinar, que sea porque así lo desea y no por una imposición histórica o social. Separarnos de esas ideas de control y dominación parece ser todavía difícil, puesto que muchas generaciones han sido construidas y educabas bajo ideales sociológicos que prometen ser los mejores para la sociedad, como que festejar el 10 de mayo es rendirle honor a esas mamás dolientes y guerreras que dan la vida por sus hijos, la “sufrida madre mexicana” de la que escribió Octavio Paz.

Ninguna mamá debe ser estereotipada como una mujer sufrida, dolida o guerrera y, mucho menos, aquella que se la pasa frente a la estufa sirviendo platos de nostalgia.

 

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