Buen Café

“Cafeomancia”, el arte aromático de leer el café

El vasto mundo del café también ha sido incorporado a áreas como el misticismo o el esoterismo

Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- El arte, la literatura y el cine son algunos de los ámbitos donde el café ha tenido una presencia importante más allá de ser una de las bebidas más consumidas en todo el mundo.

Pero el café, además de ser amado por su sabor y formar parte del día a día de cientos de mexicanos, tiene una raíz profunda que en varias culturas le ha permitido adquirir un aspecto místico.

Además de que a este grano se le atribuyen propiedades benéficas para la salud por ser rica en antioxidantes y mejorar algunas funciones cognitivas gracias a que la cafeína actúa como estimulante, también suele existir la creencia de que puede ayudarnos a comprender aspectos de nuestras vidas en el pasado, presente o futuro.

Tienes que saber esto del café

Sí, pues resulta que en el vasto mundo del café también ha sido incorporado a áreas como el misticismo o el esoterismo, pues se piensa que se pueden hacer “lecturas del café” con sus asientos luego de que alguna persona ha bebido el líquido de una taza.

Esta práctica se llama “cafeomancia”, y si bien no se conoce la fecha precisa de su creación ya que se transmitió de forma oral entre las culturas, diversas historias y publicaciones se remontan al siglo XVII, cuando el adivino florentino Tomás Tamponelli decidió documentar la práctica y creó un pequeño manual.

Después de que el café se instaló en el mundo árabe debido a su gran capacidad de estimular y prolongar la vigilia de los bebedores, los árabes y otras culturas como las gitanas o turcas comenzaron a creer en las capacidades adivinatorias del café. Después, se adoptó en el oriente africano y europeo y más tarde se extendió a otras partes del mundo.

Como señala Jaime Coello en “El destino en el asiento de un pocillo”, la estructura de esta arte adivinatoria es siempre la misma: en los asientos de café en una taza se forman figuras, y aunque casi siempre son “las mismas”, influye mucho la claridad de ellas.

Fotografía: Internet

Para realizarlo, se dice que el adivino debe  preparar un café, servirlo en una taza y tras que el interesado la bebió, los asientos se deben reposar sobre la mesa durante un par de minutos. El consultor hace una pregunta en voz alta, luego debe voltear la taza boca abajo sobre un plato y girar siete vueltas en el sentido contrario al de las agujas del reloj.

Así, el adivino puede proceder. Con la “lectura” de figuras de objetos, animales, geométricas, numéricas, letras o figuras del cuerpo humano, la cafeomancia promete consumidor revelar hechos futuros o reinterpretar acontecimientos pasados que tiene incidencia en el presente.

Si bien esta práctica ha adquirido popularidad, habría que recordar que como otras artes adivinatorias, estas prácticas no están comprobadas científicamente.

REFERENCIAS

  • Coello, Jaime (sf). “El destino en el asiento de un pocillo”. Recuperado de https://bit.ly/3tc40lJ
  • Martínez González, Rubén (2013). “El maravilloso mundo de la adivinanza”. Secretaría de Educación.

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