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Estas son algunas de las bebidas calientes con alma mexicana

Luisa Rentería

Hemos señalado la extensa variedad de gastronomía que México tiene, heredada de muchas otras culturas. Las bebidas calientes son un sello característico de la cultura mexicana. Normalmente estas se consumen en el desayuno o en la cena, y acompañarlas con unos tamales, un pan dulce o simplemente solas, es un deleite que conservamos a pesar de los años y globalización que ha dado entrada a otras bebidas.

Estas, son las más conocidas:

Café de olla

Es muy típico en todo México y su preparación cambia dependiendo el estado. En general consiste en darle aroma a esta bebida caliente a través de canela y piloncillo.

Algunas personas le agregan también clavo de olor, chocolate amargo, anís estrellado, pimienta de Tabasco y piel de naranja o limón. Aunque el café llegó a México desde África en el S. XVIII a través del Puerto de Veracruz, muchos historiadores señalan que el café de olla en realidad surgió durante la Revolución Mexicana gracias a “Las Adelitas”, mujeres soldado-revolucionarias.

Chocolate caliente

Antiguamente los mayas consumían chocolate caliente a base de agua con especias y picante, en realidad era una bebida muy especiada y amarga. En Ecuador, el chocolate se bebe caliente con queso. En España es muy espeso y se acompaña con churros. En México el chocolate se vende en forma de tablillas, normalmente redondos o con forma de rombos, que se disuelven en leche, agua o nata caliente y muchas veces se les agrega canela, vainilla o chile.

Fotografía: Especial

Las tablillas más populares en México son chocolate Abuelita e Ibarra, aunque también hay muchas artesanales con sabores distintos, provenientes de la sierra y muchos otros caseros.

Atole

En náhuatl Atolli. Su significado en el diccionario es básicamente una bebida hecha con harina y agua o leche hervida. La historia de esta bebida empieza hace 10 mil años con la domesticación del maíz.

El primer acercamiento histórico y literario hacia esta bebida la tenemos gracias a Hernán Cortés, a través de sus Cartas de Relación, donde escribía y relataba todo lo que veía , comía y descubría, cosas que eran completamente diferentes en Europa. Describía al atole como una bebida espesa, preparada de maíz, agua, miel y chiles, muy energética.

En la época prehispánica se le conocía como Atolli que quiere decir “aguado” o simplemente “tol”. Fray Bernandino de Sahagún el autor de varias obras en náhuatl y castellano describe que a los españoles no les gustaba esta bebida y la cambiaron agregándole leche, que es como normalmente se conoce.

Champurrado

Es una preparación muy parecida al atole a la que se le agrega masa de maíz machacado, agua con canela, chocolate oscuro y se hierve hasta espesar.

La palabra y nombre del champurrado es una onomatopeya que imita el sonido de los líquidos al combinarse. En Cuba, esta voz era empleada para referirse a una bebida a base de agua, azúcar y varias especias mezcladas con ron o aguardiente. La palabra “champurrar” significa mezclar un licor con otro.

 

 

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