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Obras de Frida Kahlo en las que pinto productos del campo

Aquí mencionamos algunas de ellas, en las que expresa a través de sus trazos y matices de color, la belleza que ofrecen los cultivos mexicanos

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Al igual que los pintores del Siglo XIX y los de su generación, Frida Kahlo no pudo abstenerse de la seducción que le provocaban los productos del campo nacional, situación que se explica o probablemente que motivó su afición adicional a la cocina mexicana, a su huerto casero y a recorrer los mercados, siempre que su cuerpo se lo permitiera.

De este interés surgieron importantes pinturas a lo largo de su vida. Aquí mencionamos algunas de ellas, en las que además de expresar a través de sus trazos y matices de color, la belleza que ofrecen los cultivos de un país al que tanto amaba, también manifiestan la enorme carga simbólica que sólo ella podía darles.

  • Su carrera inició precisamente con dos obras alusivas a las flores. En 1924 pinta Charola de Amapolas y en 1925, Naturaleza Muerta. Ambas obras pertenecen al estilo Art Nouveau, muy popular durante este período y que se caracterizaba por utilizar motivos inspirados en la naturaleza o materiales orgánicos para plasmar la sensualidad y el erotismo.
  • Tunas, 1937. Se representan tres de estas frutas en diferentes estados de madurez, desde verdes y casi maduras, hasta tonos brillantes y con rojo intenso. Algunos consideran que con ello simboliza e ilustra su maduración como artista y persona.
  • Frutos de la tierra, 1938. Se observan varias frutas, verduras y hortalizas típicas de Latinoamérica, entre las que encontramos: pitahayas, elotes, tunas e incluso un tipo de hongo. Algunos de estos frutos siempre estaban presentes en la mesa de noche de Frida.
  • Pitahayas, 1938. Es un bodegón de cinco pitahayas, fruta que le encantaba a Frida por su dulzura y jugosidad. En la pintura incluye dos rocas y cactus redondos para sugerir el hábitat de la fruta. Los colores entre naranja y amarillo indican que están maduras e iniciando un proceso de descomposición. Alunas han sido cortadas en rodajas mostrando la carne blanca y las semillas negras. Al lado de las pitahayas hay un pequeño esqueleto sentado que sostiene una guadaña. Esta pintura se considera que es una meditación sobre la muerte.
  • Naturaleza muerta, 1942. En ésta, como en muchas otras obras de Frida, los frutos se transforman en símbolos sexuales. La pintura fue solicitada por el presidente de la época para adornar el comedor de la residencia de Los Pinos. Sin embargo, lo sugerente de la papaya, el hongo de coral, la chirimoya y los plátanos, constituyeron la principal razón para que la primera dama la rechazara.
  • Que bonita es la vida cuando nos da sus riquezas, 1943. En él se pueden observar frutas representadas por el coco, las naranjas y las sandías que simbolizan la juventud, mientras que el reloj señala el paso del tiempo.
  • La novia asustada al ver la vida abierta, 1943. En este bodegón Frida nos representa la enormidad de la vida a través de frutos de la naturaleza que son atractivos, maduros y prestos a ser consumidos en todo su esplendor. El conjunto de frutos se compone de sandías y una papaya abiertas, plátanos, naranjas, cocos, piñas y aguacates. En la esquina superior derecha está la pequeña imagen de la novia tímida, que observa todo el plano que se le ofrece con temor. En línea diagonal opuesta a la novia, posado al filo de la mesa se observa un búho, ave que tradicionalmente se asocia con la sabiduría o pensamiento lógico y reflexivo.
  • Naturaleza Muerta, 1951. Es un óleo sobre tela con una composición de frutas entre las que se distinguen varios melones, una calabaza, una rebanada de chilacayote y algunas naranjas, alrededor de una figurilla de un perrito de Colima y del lado derecho un gran melón chino con una banderola clavada con la leyenda “Soy de Samuel Fastlicht. Me pintó con todo cariño. Frida Kahlo en 1951. Coyoacán”. Samuel Fastlicht fue su odontólogo y amigo.
  • Naturaleza muerta con loro y fruta, 1951. En este cuadro se puede ver una rebanada de sandía, naranjas, una tuna muy oscura, una ciruela, una guayaba y un mango; mientras que en la parte de atrás de este conjunto de frutas se observa un perico verde.
  • Fruta de la Vida, 1953. Esta obra está divida entre el sol y la luna -día y noche- y muestra como los rayos del sol son tan poderosos que se propagan entre todas las frutas representadas por la sandía, la naranja y los plátanos. Los destellos de luz se unen en la tierra formando la palabra luz.
  • Viva la Vida – Sandías, 1954. Representa unas sandías rajadas y de un rojo intenso. El color, como anteriores pinturas simboliza la vida. Esta idea es acentuada por la sandía izquierda que sugiere la fecundación. Todo ello bajo el cielo en dos tonos de azul, uno más claro y otro oscuro que significan la alegría y la tristeza. No falta en el cuadro la tierra donde posan las sandías. Si bien esta obra es comúnmente identificada como la última hecha en vida, algunos sugieren que pudo haberse realizado unos años antes, aunque más allá de esta discusión, lo cierto es que ocho días antes de su muerte le añadió la inscripción: VIVA LA VIDA, Frida Kahlo, Coyoacán 1954 – México. Quedando, así como su propio epitafio.

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Con información de SIAP

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