La alegría de cultivar amaranto en la Ciudad de México
El señor Luis Rey Saldaña Xolalpa trabaja en los cultivos, en especial de la semilla de alegría, desde muy joven y con el tiempo también se ha dedicado a transformar y comercializar sus diferentes productos.
MÉXICO.- La producción de amaranto (Amaranthus spp) es considerada una tradición y un orgullo para muchas familias en la Ciudad de México, donde han crecido entre esta noble planta y comparten las enseñanzas agrícolas de generación en generación.
El señor Luis Rey Saldaña Xolalpa, originario de Santiago Tulyehualco, Xochimilco, trabaja en los cultivos, en especial de la semilla de alegría, desde muy joven y con el tiempo también se ha dedicado a transformar y comercializar sus diferentes productos.
Para ello, prepara los granos y le da un toque especial al tostado para elaborar las tradicionales alegrías (dulces mexicanos) en sus diferentes sabores y tamaños. Su sabor de nueces y tierra hace inigualable cada producto e incluso al combinarse con otros alimentos.
El amaranto es también conocido como un pseudocereal porque la planta nos proporciona sus granos de manera abundante y esto permite su transformación en harina, que es posible usar para la preparación de dulces, cereales, panes, pasteles, galletas, tortillas, pastas e incluso productos no comestibles, como cosméticos o forraje para animales.
Las semillas del amaranto son deliciosas y reconocidas por su gran valor nutrimental, pues posee aminoácidos como la lisina, hierro proteínas, calcio, fósforo, potasio, zinc y vitaminas B y E, además de alto contenido en fibras.
De acuerdo con el Panorama Agroalimentario 2023, elaborado por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la Ciudad de México ocupó el cuarto lugar en la producción nacional con un volumen de 132 toneladas.
Entre la mayor zona productora de amaranto se encuentra la comunidad de Santiago Tulyehualco, uno de los pueblos más importantes de la alcaldía Xochimilco, y en menor escala le siguen San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan, en Tláhuac, y San Antonio Tecómitl, en Milpa Alta.
El señor Luis Rey, junto con todos los productores de amaranto de la Ciudad de México, hace un llamado a consumir los productos locales, a no perder nuestras tradiciones e impulsar la generación de empleos.
