Entrevistas

Por la dignificación del cacao mexicano

Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Aunque en México la semilla sagrada del cacao se transformó en chocolatl hace más de 3 mil años, hoy el país se ve en la necesidad de importar chocolate para satisfacer las demandas de consumo, desaprovechando una ventana de desarrollo económico y dejando las mayores deficiencias a los productores rurales, quienes hacen crecer las plantas.

Y es que a pesar de que el país fue un gran centro de producción, en los últimos 20 años su cultivo disminuyó al menos un 27 por ciento, trayendo consigo afectaciones económicas y de desarrollo serias para los maestros cacahuateros.

Esto lo explica el especialista en Economía y chocolatero desde hace 16 años, Iván Arce, quien es originario de la Ciudad de México e integrante de la cacaotería La Salamandra Enloquecida de Chiapas, además de ser maestro formador de chocolateros.

EL HONGO QUE ENFERMÓ AL CACAO

Situado en un marco de referencia entre el 2000 y el 2020, Arce explicó que a dos década de la entrada de la plaga de la “moniliasis” al país, el sector cacahuatero en México no se ha logrado recuperar, y la meta de volver a los niveles de cosecha que se tuvieron hasta antes de inicios del siglo, están lejos de alcanzarse.

Durante la conferencia virtual “Por la dignificación del cacao mexicano” en el marco de la Fiesta del Cacao y Xocoatl que se realizó en San Andrés Cholula, el especialista explicó que a principios de los años 2000 México disponía de casi 83 mil hectáreas de superficie para cultivar esta semilla, mientras que para el 2019 tuvo apenas poco más de 60 mil hectáreas.

La principal razón en la reducción se debió a la plaga de la “moniliasis”, un hongo mortal para las plantas del cacao y del cual México es el país más afectado en toda América Latina; no obstante, también intervendrían otros factores para su no recuperación, como la falta de fomento e impulso al sector.

La reducción de 23 mil hectáreas, mayormente durante el 2005, trajo como consecuencia una disminución en las cosechas, que en promedio entre el 2000 y el 2010 dejó 31 mil toneladas de cacao al año, mientras que en los últimos 10 años ha sido de 27 mil toneladas cosechadas.

En el mismo periodo de referencia, el integrante de la  cacahuatería La Salamandra Enloquecida, del estado de Chiapas, abundó que el precio creció un 360 por ciento al pasar de cerca de 10 mil pesos por tonelada a los más de 40 mil, teniendo un mayor aumento entre 2005 y 2010, ello por la demanda en los circuitos de consumo.

En 2020 se sembraron 58 mil 600 hectáreas, y hubo una producción de 29 mil 800 toneladas de cacao, siendo los mayores productores Tabasco (64%) y Chiapas (34%), y minoritariamente Guerrero (1%); aunque México cuenta con otros once estados con capacidad productora de cacao y antecedentes del manejo del cultivo: Campeche, Colima, Chiapas, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz.

¿CUÁNTO CHOCOLATE COME UN MEXICANO?

Estadísticas el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA), indican que en cada mexicano consume 600 gramos de chocolate al año, mientras que la Asociación Nacional de Fabricantes de Chocolate, Dulces y Similares (Aschoco) AC, lo estima en 750 gramos.

La cantidad es baja si se compara con el consumo en otros países que no son productores de cacao pero que tienen un gran consumo per cápita:

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), México tiene 128 millones 970 mil habitantes, personas que se convierten en potenciales consumidores de chocolates.

Pero como detalla Iván Arce, el país sólo produce el 45 por ciento del cacao que podría consumir el potencial mercado interno, mismo que demanda 65 mil toneladas de cacao al año y 97 mil toneladas de chocolates.

“Es curioso que independiente de que seamos los inventores del chocolate (…) somos un país que es deficitario, no produce lo que demanda el mercado interno y mucho menos lo que demanda la industria. Eso significa que se ve en la necesidad de importar materias primas, chocolates y ofrecerlo en las tienditas de abarrotes”.

Entre los aztecas, la plantación y almacenaje del cacao estaban a cargo de la nobleza, la semilla de cacao alcanzó tanta relevancia que fue usada como moneda de cambio e incluso llegó a ser falsificada.

Pero hoy la industria del chocolate en México está valuada en aproximadamente 26 mil millones de pesos, cerca del 80 por ciento corresponde a chocolate golosinas y el resto está distribuido en chocolate de mesa y polvo y generan ingresos al país por más de 179 millones de dólares, de acuerdo con datos de la Aschoco,

¿Y POR QUÉ NO LO APOYAMOS?

Actualmente, sólo cinco de cada mil kilos de cacao que se producen en el mundo se cosechan en tierras mexicanas, además de que el país se encuentra en la posición número 14 entre 23, de los países productores de cacao.

Ello se debe a que históricamente México sólo se ha visto como productor de cacao en semilla porque no tiene ni la capacidad ni los medios para transformarla, aun siendo cerca de 45 mil personas las que se dedican únicamente a la producción del cacao, según datos de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).

Son tres las variedades de cacao que se llegan a producir en el país, y aunque no hay un censo específico, Iván Arce, quien también formó parte del Instituto Nacional Indigenista y asesor en planeación participativa, estimó que lo porcentajes se encuentran del siguiente modo:

  • Criollo 30%
  • Trinitarios 60%
  • Forastero 10%

Iván Arce añadió que habría que reflexionar la situación no sólo desde la producción sino también de los consumidores mexicanos, “porque somos responsables” y “partícipes” de un consumo de 179 millones de dólares al año que deja menores inversiones para los productores locales.

“Sí me espanta ver que no tenemos esta inquietud por un buen chocolate, un chocolate sano elaborado artesanal, que vine de un mercado directo. Apoyemos la capacidad de transformación de las mismas cooperativas, de los productores de cacao, que ellos mismos den el valor a su producción, esto cambiaría mucho los elementos que nos sirven para ir dignificando el cacao mexicano”.

 

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