El origen de las antojerías
Los antojitos son cualquier alimento que se pueda comer en la calle, de manera rápida o también llamada “comida rápida” y que generalmente están hechos a base de maíz, como las pelonas, las chanclas, chalupas, molotes, esquites, elotes, quesadillas, tacos dorados o chicharrones preparados
Fotografía: EsImagen
Una antojería es aquel lugar donde se vende comida de “antojito”. En México son famosos y los podemos ver principalmente en los portones de las vecindades, los barrios y colonias. Los antojitos son cualquier alimento que se pueda comer en la calle, de manera rápida o también llamada “comida rápida” y que generalmente están hechos a base de maíz, como las pelonas, las chanclas, chalupas, molotes, esquites, elotes, quesadillas, tacos dorados o chicharrones preparados y su elaboración, forma e ingredientes varían dependiendo la región.
Las antojerías se rigen por horarios, por ejemplo, las tortas planchadas, mole de panza, pozole, envueltos de mole o enchiladas se pueden vender tanto en la noche como en el día, pero, las tostadas, pelonas o algunos tipos de tacos, se venden únicamente en la noche, mientras que los molotes, gorditas o memelas, son exclusivas del desayuno o almuerzo. Lo interesante de las antojerías es la rapidez con que se preparan, el lugar, el precio y el ambiente donde se comen. Aunque muchas veces en los restaurantes encontramos alimentos típicos de las antojerías, su presentación y sabor son completamente diferentes.
La primera vez que se habló de los antojitos de manera indirecta fue en el primer recetario mexicano “El Cocinero Mexicano” (1831). Estos alimentos eran descritos como “almuerzos ligeros” y básicamente eran nombradas las quesadillas, chalupas, envueltos, enchiladas, tlayoyos o tlacoyos y chilaquiles.
La palabra “antojito” como descripción formal, fue nombrada por primera vez en El Diario del Hogar, un periódico de la Ciudad de México que estuvo vigente entre 1881 y 1912, señalando a las quesadillas, tamales y pambacitos o envueltos como parte de estas degustaciones callejeras.
A finales de 1800 y principios de 1900, muchos periódicos estaban en contra de estos alimentos, señalando que no eran buenos para la salud debido a que provocaban mucha basura y contaminación en las calles donde eran vendidos. Incluso, en algunas partes de la ciudad fue prohibida la venta de tortilla, ya que con ella se podían hacer “quesadillas o taquitos”.
La realidad era que tanto ricos como pobres disfrutaban de ellos y al final se fueron convirtiendo en algo cotidiano en las calles, principalmente para aquellos que trabajaban todo el día en la calle y buscaban comer de manera rápida, rica y barata.
En la actualidad, podemos ver su transformación y aparición en diferentes fritangas y antojitos. Algunos restaurantes han adoptado estos alimentos y los han transformado de una manera más sofisticada, mejor presentada y más limpia. También las fondas son una manera de presentar las antojerías de manera más personal y cómoda, ya que es posible sentarse en una mesa y nos da la opción de ser más privado, a comparación de comer en un puesto de la calle, lo que muchas veces conlleva hacerlo parado rodeado de mucha gente.
En Puebla, cada colonia tiene su antojería, en donde normalmente los dueños son las amas de casa, las vecinas, las tías, la comadre…