Campesinos mexicanos, los verdaderos ingenieros de la agricultura
MÉXICO.- Debido a la participación de los pequeños agricultores mexicanos, hoy contamos con una gran diversidad genética de granos como el maíz, cuya evolución milenaria ha permitido contar con uno de los alimentos básicos para el mundo.
Así lo reveló el estudio titulado “Consecuencias evolutivas y el suministro de alimentos de la domesticación continua del maíz por parte de los campesinos mexicanos”, que demuestra cómo la participación de estos productores ha aportado importantes avances en la agricultura.
Dirigido por el investigador Mauricio Bellón, de la Conabio y por Alicia Mastretta, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) este trabajo fue recientemente publicado en “Proceedings of the Royal Society B” bajo el título “Evolutionary and food supply implications of ongoing maize domestication by Mexican campesinos”.
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) informó que la domesticación no sólo es ejemplo fascinante de la evolución, también es un proceso que cambió el curso de la historia humana y sigue influyendo el destino de la humanidad.
Este estudio mostró que, contrario a la percepción ampliamente difundida de que los campesinos aportan poco al suministro nacional de este grano, en realidad, su contribución es más que substancial.
No obstante, a pesar de la importancia de la labor de los campesinos mexicanos, hasta ahora no se había cuantificado y analizado su impacto evolutivo y contribución en el abasto de alimentos (relacionados con la domesticación actual del maíz).
El objetivo del estudio consistió en examinar las implicaciones evolutivas y de seguridad alimentaria, de la escala y el alcance, bajo el cual, los campesinos producen maíz.
Conabio destacó que México es el centro de origen, diversificación y domesticación del maíz, y actualmente mantiene una amplia gama de variedades cultivadas conocidas como variedades nativas o razas autóctonas (también llamadas de maíces criollos).
Estas variedades se agrupan en 59 razas de maíz que contienen un nivel impresionante de diversidad genética, incluso dentro de una misma raza.
Es así como el trabajo de los campesinos permite conservar vivo el proceso de evolución que genera la notable diversidad genética del cultivo del maíz, apuntó el citado estudio.
Como resultado de la gran diversidad de maíces que cultivan los campesinos y a la adaptabilidad extraordinaria de las razas autóctonas a condiciones agroecológicas sumamente diversas, estos agricultores pueden producir a gran escala y en muy diversos ambientes, incluyendo zonas donde es poco probable que las variedades mejoradas se adapten.
A lo anterior, se suma la práctica campesina de guardar y compartir semillas, además de replantarlas cada temporada. También, en virtud de la enorme cantidad de plantas de maíz que se siembran y reproducen localmente cada año, aumenta la posibilidad de que surja una nueva variación genética.