La BUAP y el IPN protegen el agave poblano, de la mano de la biotecnología
El mezcal poblano está en la mira de la ciencia. Investigadores de la BUAP, en colaboración con el IPN, están echando mano de la biotecnología para fortalecer la producción del agave mezcalero en Puebla.

PUEBLA, MÉXICO.- El mezcal poblano está en la mira de la ciencia. Investigadores de la BUAP, en colaboración con el IPN, están echando mano de la biotecnología para fortalecer la producción del agave mezcalero en Puebla. ¿El objetivo? Proteger esta planta de hongos dañinos, optimizar su fermentación y hasta aprovechar los residuos para biocombustibles.
El proyecto, que arrancó en julio de 2024 y concluirá en diciembre de este año, tiene varias líneas de acción: desde la conservación del material genético del agave, hasta el desarrollo de un biosensor que detecte hongos perjudiciales antes de que se propaguen. También se está investigando el papel de bacterias y levaduras en la fermentación del mezcal, un proceso que actualmente se basa en la intuición de los maestros mezcaleros.
La investigación se lleva a cabo en comunidades como San Bernardino Tepenene, Atlapulco y San Nicolás Huajuapan, donde se han identificado cuatro especies principales de agave: papalometl, cupreata, espadín y espadilla. Sin embargo, la presencia de hongos ha afectado seriamente las plantaciones; de 4,000 plantas sembradas hace cuatro años en Tepenene, solo queda la mitad.
Para frenar estas pérdidas, los científicos han recolectado y analizado 183 muestras de microorganismos. En una siguiente fase, buscarán aislar organismos benéficos que ayuden a combatir hongos como Fusarium, que afecta a más de 100 especies vegetales.
Indagan el genoma del agave para que sobreviva ante el cambio climático
Otro de los grandes avances es el desarrollo de un biosensor que detectará la presencia temprana de Fusarium, permitiendo actuar antes de que el hongo cause estragos. Paralelamente, los investigadores están analizando cómo mejorar la fermentación del mezcal a nivel químico, identificando los compuestos responsables de su aroma y sabor.
Pero eso no es todo. Los científicos del IPN también están explorando el uso de los residuos del agave para producir biocombustibles y reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Además, buscan conservar la diversidad genética de los agaves poblanos, evitando que la sobreexplotación ponga en riesgo las especies nativas.
Con estos avances, la ciencia y la tradición se dan la mano para asegurar que el mezcal poblano no solo sobreviva, sino que evolucione con calidad y sustentabilidad. ¡Salud por eso!