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Perspectivas de la mujer en la cadena productiva del mezcal poblano

“Ellas son más pacientes, cuidadosas con las labores que hay que hacer en el vivero; también son más observadoras y detallistas, esto ayuda mucho para tener una planta de calidad”.

Carmen Rosana Estrada Ávila

PUEBLA, MÉXICO.- Como parte de la Agenda para el Desarrollo 2030 de las Naciones Unidas en México, el empoderamiento, el combate a la pobreza, y la equidad de género son tres de sus objetivos fundamentales, dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 se busca atacar estos objetivos; en este sentido algunos autores proponen estrategias de micro emprendimiento social al interior de las comunidades como procesos de empoderamiento de las mujeres rurales e indígenas, un ejemplo de este tipo de emprendimientos pueden ser cada uno de las eslabones de la cadena productiva del mezcal (colecta de semilla, viverismo, plantación, destilación, comercialización), que abordado desde un enfoque de equidad podría generar independencia económica, igualdad en la gestión de los recursos naturales, y disminución del rezago social de grupos vulnerables.

Mujeres de San Miguel Ayotla, mezcaleras que se abren paso como maestras

Entrando en el contexto del mezcal poblano, la incorporación del Estado a la Denominación de Origen del Mezcal (DOM) en 2015, dio paso al crecimiento desmedido de la demanda del mezcal en el territorio. Según datos del COMERCAM, a la fecha la entidad ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en la producción de este destilado, con porcentaje del 2.5% del total nacional. De todo el territorio poblano, 117 municipios de encuentran dentro de la DOM y la superficie de plantaciones registrada representa el 3.35% de la superficie nacional. A la fecha el consejo cuenta con el registro de 209 productores de Maguey, 42 productores de mezcal, 32 envasadores, 47 comercializadores, y 23 marcas, aunque en el mercado se estima que existen más de cien que no están registradas. La creciente demanda de esta bebida espirituosa ha detonado un crecimiento en todos los eslabones de la cadena. Sin embargo, pese a los esfuerzos e iniciativas que se han promovido para la conservación de agaves en el estado, éste es un tema complejo ya que, para hablar de un manejo sostenible de los agaves mezcaleros, no podemos dejar de lado una de las dimensiones de la sustentabilidad, que es la dimensión social y dentro de ella el enfoque de género como eje transversal.

A nivel territorial, la mayoría de los municipios que abarca la DOM en el estado poblano se encuentran al sur, en zonas de alta y muy alta marginación, que presentan las tasas de migración más elevadas. Según datos del INEGI el 52% de los habitantes en Puebla son mujeres, y dentro del sector rural se estima que alrededor del 11% de los jornaleros agrícolas pertenecen al sexo femenino. Sin embargo, en materia agraria sólo el 29.8% de la población femenina rural tiene acceso a la tierra, y por tanto a la toma de decisiones sobre los recursos naturales; éste hecho hace evidente la desigualdad de género que se vive en el sector rural ya que siendo la población más numerosa no cuenta con la facultad de decidir en materia agrícola, de recursos naturales ni cuenta con independencia económica.

Mujeres de San Miguel Ayotla, mezcaleras que se abren paso como maestras

Por otra parte, las estadísticas del campo apuntan a una alta marginación sumada al incremento de la carga de trabajo para las mujeres cuyos cónyuges han migrado a los Estados Unidos.

Mi esposo tuvo que migrar a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades, entonces yo tuve que hacerme cargo del palenque y la plantación de magueyes”, nos comenta doña Teresa Rodríguez Cruz, productora del municipio de Zapotitlán Salinas.

Su trabajo en casa no había sido reconocido hasta que tuvo que hacerse cargo del palenque, actualmente su trabajo es más reconocido por su esposo, su familia y en la zona, siendo su palenque uno de los lugares de reunión para comisariados y actores locales que buscan generar un cambio a la problemática que se vive a nivel local.

Ésta es la realidad que viven muchas mujeres del campo, su trabajo por lo general suele verse como una obligación más que como un aporte voluntario a la sociedad conyugal. Sin embargo, doña Tere dice que para ella ha sido “duro pero no imposible; uno se da sus mañas para hacer los trabajos más pesados”, actualmente ya cuenta con la presencia de su esposo, quien ha revalorado el trabajo y apoyo de doña Tere y lo considera una aportación igual de importante que la suya.

El incremento de la migración ha resultado por tanto en el aumento de la presencia de la mujer en los distintos eslabones de la cadena productiva del Mezcal. Un ejemplo más de ello es el vivero de don Enrique Castillo ubicado en Palmar de Bravo, la mayoría de sus trabajadores son mujeres de la región, prefiere emplearlas ya que es difícil encontrar mano de obra masculina y por otro lado “ellas son más pacientes, cuidadosas con las labores que hay que hacer en el vivero; también son más observadoras y detallistas, esto ayuda mucho para tener una planta de calidad”.

En lo que respecta al eslabón de la cadena productiva que se refiere al establecimiento de plantaciones, doña Guadalupe Flores, del municipio de Tilapa, nos compartió su experiencia como jornalera, comenta que “El cultivo del maguey tiene su chiste, depende mucho del tipo de terreno donde se cultive, aunque es una planta muy resistente a veces se llega a morir si no se trabaja bien”. Doña Lupita lleva cuatro años trabajando como jornalera porque le gusta el campo, y los horarios le permiten atender por la tarde a sus hijas y su nieto; las dificultades para aprender a labrar el campo para ella no representaron una limitante, y agradece también contar con el apoyo de su tío con quien trabaja, se identifica con el maguey porque es una planta muy resistente, “es correosa como yo”; para ella es interesante el tema del maguey porque la planta se ocupa también para otros fines diferentes a la producción del mezcal, como obtención de leña, como medicina, y las flores como alimento. A pesar de que se han abierto áreas de oportunidad para las mujeres como jornaleras, ellas no suelen tener el mismo salario que los hombres, en ocasiones se les llega a pagar hasta cincuenta pesos menos al día, aunque realizan las mismas actividades.

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Otra mujer que nos compartió su experiencia en el cultivo de agaves es la Lic. María de las Nieves Romero (Madeny), del municipio de San Martín Atexcal, se decidió a incursionar en el cultivo del maguey para aprovechar los terrenos de su familia que no estaban siendo aprovechados, “son terrenos áridos que dependen del temporal, así que nuestra opción fue sembrar agaves, ha sido un reto dado que no teníamos experiencia con el cultivo”, Madeny ha tratado de involucrar a mujeres en el cultivo del agave, la mayoría de las personas que trabajan con ella son mujeres, se les ha dado la opción de trabajar por tarea, es decir por trabajo realizado, así ellas se organizan con sus tiempos para realizar las actividades.

En lo que respecta a la producción y comercialización del mezcal, tanto doña Tere como Madeny cuentan con marcas propias, Madeny ha obtenido medallas en el Concurso Nacional de Marcas (organizado por la Academia Mexicana del Mezcal y del Maguey A.C.); el mezcal de doña Tere ha sido reconocido por las autoridades locales como parte de la estrategia de la Ruta del Mezcal del estado de Puebla y actualmente está siendo exportado a Estados Unidos. Sin embargo no todo fue fácil, ambas tuvieron que sortear varios obstáculos para crear sus marcas, y que su producto fuera reconocido y valorado. Ahora que sus marcas de mezcal y el trabajo que hay detrás de ellas está siendo reconocido, las han invitado a formar parte de grupos y asociaciones de mujeres, sin embargo, doña Tere no se han animado porque indica “es mucho gasto de tiempo y de dinero, y también es mucha política, en algunos casos quienes lideran esos grupos sólo son comercializadores que buscan generar beneficios individuales, “por eso prefiero trabajar en lo mío” no comentó. Madeny por otro lado, sí está integrada en una organización de mujeres, y espera que ésta se consolide en un futuro, y genere beneficios a sus asociadas.

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Otro fenómeno que se observa dentro de la estructura social de género en la cadena productiva del mezcal es que en los primeros eslabones de ésta (colecta de semilla, viverismo, establecimiento de plantaciones) el segmento socioeconómico es bajo, mientras que en los últimos (producción de mezcal y comercialización) por lo general va de medio a alto; éste hecho apunta a la diferencia del acceso a recursos, nivel educativo y capacidad económica de cada uno de éstos, por lo que las asociaciones de mujeres pueden jugar un papel clave para derribar éstas barreras mediante estrategias que apoyen de forma equitativa a sus integrantes de acuerdo al eslabón y segmento socioeconómico al que pertenezcan.

A pesar de que existen diferentes organizaciones de mujeres mezcaleras en el Estado, el reto de éstas se encuentra en buscar el beneficio común para sus integrantes, esto se logra contando con planes de acción; elaborados participativamente y gestionados desde la colectividad; que permitan el desarrollo de cada una de las mujeres que las integran. En México la cultura organizacional aún se encuentra poco desarrollada, pues han surgido diversas asociaciones civiles que con el paso del tiempo se han visto disueltas, y los ánimos terminan decayendo por falta de claridad en los objetivos que éstas persiguen, la politización y el mal manejo de sus recursos. Por ello es necesario que las mujeres se encuentren organizadas, y motivadas al interior de éste tipo de sociedades civiles.

Por tanto, el éxito de las asociaciones de mujeres mezcaleras radica no sólo en su capacidad de organizarse para resaltar y revindicar el trabajo femenino en cada eslabón de la cadena productiva, y fomentar la autovaloración de sus integrantes, sino en el empeño que se ponga en trazar objetivos en común, visibilizar, frenar y disminuir el acoso, así como la discriminación existente en los diversos ámbitos que ocupan. Ello supone el ir quitando del escenario los sutiles velos que recubren conductas machistas mismas que se encuentran impregnadas en el inconsciente colectivo y son normalizadas a diario; ello les permitirá encontrar aliados en el camino que estén dispuestos a realizar ese tan necesario cambio de conciencias. Estar dispuestas a resignificarse como agrupación tantas veces como sea necesario de acuerdo a la evolución de la propia organización, adaptándose a las nuevas necesidades de sus integrantes, así como también a sus capacidades y limitaciones ya sean individuales o colectivas.

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Otro factor de éxito de éste tipo de agrupaciones puede ser el apoyo en la generación de micro empresas comunitarias lideradas por mujeres, afianzadas mediante capacitación y acompañamiento técnico adecuado y que ocupen cada uno de los eslabones de la cadena productiva y que fomenten el pago justo de su trabajo, buscando disminuir la brecha salarial que actualmente existe en el campo, generando por tanto condiciones de igualdad, sobre todo en el sector más rezagado que es el ámbito rural.

El trabajo con grupos de mujeres es muy enriquecedor, sobre todo cuando dejamos de lado los prejuicios, evitamos observar desde el privilegio y abrimos nuestra mente y corazón a ideas diferentes, si las mujeres mezcaleras logran organizarse y acoger como bandera la sororidad verdadera, se pueden lograr muchas cosas. Las mujeres son agentes de cambio y a través de su trabajo diario pueden iniciar una revolución de paradigmas necesaria para encaminar el mezcal hacia la tan anhelada sustentabilidad.

M. en C. Carmen Rosana Estrada Avila.
Investigadora independiente, y consultora.
Niyoli Agrosistemas A.C.

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