¿Sabes por qué México no se quiere adherir a la UPOV 91?
El acta impide el intercambio de semillas prohíbe la derivación esencial de variedades, concepto fundamental de la seguridad alimentaria
MÉXICO.- La adhesión de México a la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV) representa una amenaza a la biodiversidad genética, toda vez que el desarrollo de variedades vegetales a través del fitomejoramiento, lejos de procurar el cuidado de la agrobiodiversidad, condujo a mecanismos de propiedad intelectual orientados al lucro y el provecho de unos cuantos.
Pero, ¿qué es la UPOV?
La UPOV es el medio legal para establecer figuras de propiedad intelectual sobre las variedades vegetales, ya sea a través de patentes, de un sistema sui generis o una combinación de ambos.
En 1996 se promulgó la Ley Federal de Variedades Vegetales (LFVV), y un año después nuestro país se adhirió al Acta 78 de la UPOV como parte de los compromisos adquiridos en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Con la entrada en vigor del Acta 91 de la UPOV se han observado una disminución de variedades vegetales. Dicha acta contiene elementos que impactan negativamente las variedades campesinas, ya que establece la privatización tanto de las variedades de maíz desarrolladas por empresas transnacionales, como del derecho sobre los cultivos. Esto es, permite a los obtentores imponer condiciones de propiedad privada sobre las semillas que se venden a los campesinos y las cosechas que éstos obtienen.
Durante mucho tiempo diversos movimientos y organizaciones civiles han denunciado los riesgos que representan las Actas de la UPOV, como la actualización de la LFVV para los derechos colectivos de los pueblos y comunidades, y que las autoridades están obligadas a realizar un análisis de los regímenes de protección de las variedades vegetales y sus múltiples consecuencias, con especial atención en sus implicaciones sobre la contaminación transgénica de los cultivos nativos.
EL APUNTE
Ante el avance de las empresas privadas, un sistema de obtención de nuevas variedades requiere de la protección y fomento de los sistemas campesinos de conservación, el intercambio y mejoramiento de semillas, así como del restablecimiento y ampliación de los sistemas públicos de obtención de variedades.
