El trabajo infantil en la agricultura va en aumento: FAO
En los últimos años, el trabajo infantil en la agricultura ha comenzado a aumentar, impulsado en parte por un aumento de los conflictos y desastres provocados por el clima.
En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advirtió que esta tendencia es preocupante porque no solo amenaza el bienestar de millones de niños, sino que también socava los esfuerzos para acabar con el hambre y la pobreza en el mundo.
De acuerdo con datos de la FAO, el número de niños que trabaja en la agricultura ha aumentado en todo el mundo de forma considerable, de 98 millones en 2012 a 108 millones hoy -tras más de una década en continuo descenso-, según las últimas estimaciones. Los conflictos prolongados y los desastres naturales de tipo climático, seguidos por la migración forzada, han obligado a cientos de miles de niños a ponerse a trabajar.
Los hogares en los campos de refugiados sirios en el Líbano, por ejemplo, son propensos a recurrir al trabajo infantil para garantizar la supervivencia de la familia. Los niños refugiados realizan diversas tareas: trabajan en el procesamiento del ajo, en invernaderos para la producción de tomates o recolectan papas, higos y frijoles. A menudo están expuestos a múltiples amenazas, entre las que se incluyen plaguicidas, condiciones inadecuadas de saneamiento en el campo, temperaturas elevadas y fatiga por realizar trabajos que exigen un gran esfuerzo físico durante períodos prolongados.
Al mismo tiempo, los esfuerzos para eliminar el trabajo infantil en la agricultura se enfrentan a retos persistentes, a causa de la pobreza rural y al concentrarse el trabajo infantil en la economía informal y el trabajo familiar no remunerado.
La FAO subraya que el trabajo infantil en la agricultura es un problema mundial que perjudica a los niños, daña al sector agrícola y perpetua la pobreza rural. Por ejemplo, cuando los niños se ven obligados a trabajar muchas horas, sus opciones de asistir a la escuela y desarrollar sus habilidades se ven limitadas, lo que interfiere con su capacidad de acceder a oportunidades de empleo decentes y productivas más adelante en la vida, incluyendo los empleos en un sector agrícola modernizado.
Como parte de su planteamiento más general para eliminar el trabajo infantil en la agricultura, la FAO promueve esfuerzos para aumentar los ingresos de las familias rurales a fin de que tengan los medios para enviar a sus hijos a la escuela en lugar de trabajar.