Explorando el mundo, un plato a la vez: una mirada a “Ugly Delicious”
Es imposible no tener hambre mientras ves la serie, pero también es difícil no cuestionarte cómo tus propias experiencias culturales y familiares influyen en lo que comes.

MÉXICO.- La serie documental Ugly Delicious, protagonizada por el chef David Chang, es un viaje delicioso y desordenado a través de culturas, sabores y las historias que unen a la comida con la identidad. Disponible en Netflix, esta producción no es tu típico programa de cocina. Aquí no verás recetas perfectas ni decorados dignos de Instagram; en cambio, te adentrarás en una conversación sincera, a veces incómoda, sobre la autenticidad, los prejuicios y las fusiones inesperadas en el mundo culinario.
Chang, conocido por su brutal honestidad y su amor por lo experimental, utiliza la comida como pretexto para hablar de temas más profundos. Desde debates sobre la apropiación cultural en la cocina hasta la nostalgia y el poder emocional de un plato de arroz con frijoles, Ugly Delicious trasciende lo gastronómico. Cada episodio se centra en un tema o platillo —como la pizza, los tacos o la barbacoa— y lo explora desde todas las perspectivas posibles, desde las tradiciones hasta las reinvenciones modernas.
Lo que hace que esta serie destaque es su enfoque sin pretensiones. Los expertos entrevistados no son solo chefs de renombre, sino también abuelas que hacen tamales en casa, inmigrantes que reinventaron recetas en nuevos países y críticos de comida que cuestionan todo. Chang no teme ser autocrítico ni abrirse a aprender de los demás, lo que le da a la serie un aire auténtico y refrescante.
Es imposible no tener hambre mientras ves la serie, pero también es difícil no cuestionarte cómo tus propias experiencias culturales y familiares influyen en lo que comes.
Ugly Delicious no es solo una celebración de la comida, sino también una invitación a abrazar lo imperfecto, a disfrutar lo que no encaja en moldes y a abrir la mente (y el estómago) a nuevas posibilidades. Es un recordatorio de que, al final del día, la comida es mucho más que sabor: es conexión, historia y una puerta para entender el mundo.