Agricultura

¿Cuáles son los costos ocultos en los sistemas agroalimentarios del mundo?

Se denominan costos ocultos, a las repercusiones negativas que no se reflejan en el precio de mercado de un producto, servicio, o bien, que no están incluidas en el PIB

SIAP

MÉXICO.- Los sistemas alimentarios como lo ha señalado la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) comprenden a toda la red de actores y actividades que están interrelacionados con los alimentos. Y no obstante que todos reconocen su valor, al proporcionar alimentos, contribuir a la economía y en la contribución de las identidades culturales; en los últimos años, también se ha advertido la necesidad de transformarlos.

Hoy sabemos que el modo en que se producen, elaboran, distribuyen, consumen y desperdician los alimentos, son también parte del problema, que hace peligrar la sostenibilidad, la salud, la equidad y la seguridad alimentaria en el futuro. Consciente de esta situación, la Organización de las Naciones Unidas, realizó en septiembre de 2021, la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, con la idea de acordar acciones para transformarlos, en favor de las personas, del medio ambiente y de nuestro futuro en común.

Como parte de esas acciones, a principios de noviembre de este año, la FAO presentó su tradicional informe: El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2023; que este año tiene como tema central: Revelar el verdadero costo de los alimentos para transformar los sistemas agroalimentarios. El trabajo pretende impulsar el reconocimiento y, sobre todo, la cuantificación de los costos reales de producir alimentos y sus efectos ocultos en los temas ambiental, social y sanitario. Aquí te dejamos algunos de los puntos clave que se señalan en el informe, que habrá que leerlo con mucha atención.

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  • El documento parte de la idea de que los sistemas agroalimentarios, más allá de sus notables aportes, son en la actualidad frágiles e insostenibles, y que, además, contribuyen al cambio climático y a la degradación de los recursos naturales, al tiempo que no logran proporcionar dietas saludables para todos.
  • De acuerdo a la FAO, la contabilidad de los costos reales, permite estimar los costos ocultos generados por las ineficiencias del mercado, las instituciones y las políticas. De tal modo que sus primeras conclusiones, pueden servir a los encargados de tomar decisiones, para corregir ineficiencias y transformar los sistemas alimentarios.
  • Se denominan costos ocultos, a las repercusiones negativas que no se reflejan en el precio de mercado de un producto, servicio, o bien, que no están incluidas en el PIB.
  • Para poder cuantificarlos, la FAO elaboró un novedoso análisis de contabilidad de costos reales en 154 países, proporcionando así, estimaciones preliminares. Al referirse a ellos como “cuantificados” está reconociendo las lagunas de datos que todavía existen en muchos países y que impiden la estimación de todos los costos ocultos, como aquellos asociados con la exposición a pesticidas y la degradación de la tierra.
  • De este modo, el análisis de la FAO, encontró que los costos ocultos cuantificados globales (ambientales, sociales y de salud) de los sistemas agroalimentarios fueron de aproximadamente 12.7 billones de dólares en paridad de poder adquisitivo (PPA) de 2020, lo que en términos del producto interno bruto (PIB) mundial, equivalen a casi 10 por ciento.
  • El documento sostiene, que Incluso, teniendo en cuenta la incertidumbre que genera el vacío de datos en algunos países, los costos ocultos cuantificados globales tienen un 95 por ciento de posibilidades de alcanzar –cuando menos– 10 billones de dólares PPA de 2020, lo que destaca la urgente necesidad de tenerlos en cuenta en la toma de decisiones para transformar los sistemas agroalimentarios del orbe.
  • A nivel mundial, se considera que el 73 por ciento de los costos ocultos cuantificados en 2020, estuvieron asociados con patrones dietéticos que provocaron obesidad y enfermedades no transmisibles, induciendo con ello, en pérdidas de productividad laboral.
  • Por su parte, los costos ambientales, representan más del 20 por ciento de los costos ocultos cuantificados en el informe, estimándose que equivalen a casi un tercio del valor agregado agrícola.
  • En el aspecto social, se considera que los ingresos de los trabajadores moderadamente pobres que laboran en los sistemas alimentario, deberán aumentar, en promedio, 57 por ciento en los países de ingresos bajos y 27 por ciento en los países de ingresos medianos bajos, para garantizar que estén por encima del umbral de pobreza moderada, reduciendo así la inseguridad alimentaria y la desnutrición.
  • El informe resalta, que desvelar que los patrones alimentarios poco saludables son el principal factor que contribuye a los costos ocultos globales, no deberá desviar la atención de aquellos otros costos ocultos relacionados con los temas ambientales y social. Por el contrario, enfatiza la importancia de reorientar el apoyo para transformar los sistemas agroalimentarios a fin de ofrecer dietas saludables y ambientalmente sostenibles para todos.
  • Asimismo, se observó que los costos ocultos registran una carga mayor en relación con el ingreso nacional en los países de bajos ingresos, ya que representan, en promedio, cerca del 27 por ciento de su PIB –en gran parte debido a la pobreza y la desnutrición– en comparación con el 11 por ciento en los países de ingresos medios y alrededor del ocho por ciento en los países de altos ingresos.

Es importante señalar, que este primer informe sobre los costos ocultos, será acompañado el próximo año, por otro, que, siguiendo la misma línea temática, buscará establecer evaluaciones más profundas y específicas destinadas a promover, impulsar y orientar soluciones transformadoras.

La insostenibilidad de los sistemas agroalimentarios, se sustenta –en parte– en los costos que están ocultos detrás de las etiquetas de precios y que los actores de los sistemas agroalimentarios no contabilizan. Por lo que un factor clave para su transformación, es medir y valorar estos costos en las dimensiones ambiental, social y de salud. Sin duda, es un buen inicio para una transición en favor de las personas y el planeta.

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