Escamoles, chicatanas y chapulines, insectos con altísimo valor nutricional

MÉXICO.- La entomofagia, mejor conocida como la práctica humana de comer insectos, es bastante común en diversas civilizaciones alrededor del mundo. Lejos de ser una práctica ajena y exótica, en grandes ciudades del globo es común la integración de los insectos en la alimentación habitual.

De hecho, la FAO se ha pronunciado a favor de los grandes beneficios alimentarios y nutricionales que se obtendrían al extender la entomofagia como parte de las prácticas alimentarias regulares.

Es importante entender, que la integración de los insectos en la gastronomía, no necesariamente se utiliza como un método para obtener alimento de emergencia, pues aunque en algunas situaciones se ha utilizado de esta manera, ayudando a comunidades en donde obtener alimentos es muy difícil debido a condiciones ambientales e incluso sociales, también hay lugares en los que su consumo es habitual. De hecho los insectos se han encontrado en la dieta de los humanos desde hace miles de años, cuando aún éramos considerados homínidos.

Procurar el consumo de insectos como fuente de alimento, podría contribuir fuertemente en la seguridad alimentaria a nivel mundial.

Doña Angélica, el arte familiar de recolectar insectos comestibles en Tehuacán

Algunos de los beneficios que esta práctica alimentaria genera son, por ejemplo, que pueden ser recolectados directamente del medio de forma sencilla, por lo que su cría y recolección requiere muy pocos medios técnicos para poder llevarse a cabo.

Un gran factor benéfico del consumo alimentario de insectos es el valor nutricional que tienen, pues es increíblemente alto, ya que proporcionan proteínas y nutrientes de alta calidad, mientras que también son ricos en fibra y micronutrientes como el cobre, hierro, magnesio, fósforo y manganeso, entre otros.

Algunos de los insectos que son más consumidos a nivel mundial son los saltamontes, las cigarras, las orugas, las larvas de abeja y las crisálidas de mariposa; sin embargo, en México existe una marcada predilección por algunos otros, que incluso, ya forman parte importante de la gastronomía mexicana.

Las chicatanas, por ejemplo, son hormigas que se suelen utilizar como acompañamiento en los tacos, las tortillas, las salsas o incluso solas a manera de botana.

Los escamoles, que son las larvas de las hormigas, se suelen comer preparadas con mantequilla y epazote, integradas en el mole o como acompañamiento de una gran diversidad de guisos. Suelen identificarse por su sabor ligeramente dulzón, combinándose muy bien con alimentos salados.

Los chapulines, por otro lado, son uno de los insectos más consumidos en México, ya que son fáciles de recolectar especialmente tras la temporada de lluvias, en donde la hierba crece y eclosionan los huevecillos, por lo que abundan y se pueden encontrar fácilmente.

Estos se consumen generalmente como botana con chile y limón, aunque también pueden ser incluidos en una gran variedad de alimentos, podemos encontrarlos como topping de un buen mole oaxaqueño, en las tlayudas y hasta en tamales de chapulín que son famosos por su exquisito sabor.

En México, estos no son los únicos insectos que se comen, también se encuentran los gusanos de maguey, con los que se preparan deliciosas salsas, o los alacranes que se fríen y saltean para posteriormente degustar como acompañamiento de diversos platillos, principalmente en estados como Sonora y Durango. Se dice que los alacranes tienen un sabor muy parecido al de la carne de res.

No importa realmente cuál sea el insecto que decidas probar, estamos seguros que será una experiencia inolvidable, y aunque al principio pueda parecer algo extraño, el gusto vendrá irremediablemente pues sus sabores y texturas son inigualables. Por ello te invitamos a integrar estos y más insectos en tu dieta habitual, lo cual te dará múltiples beneficios nutricionales.