El ayocote, frijol tan grande como su potencial
La palabra ayocote procede del náhuatl “ayecotli” que quiere decir, frijoles gordos.
MÉXICO.- Nuestro país se distingue como un relevante centro de domesticación y diversidad de numerosas especies cultivadas, algunas de las cuales han alcanzado un protagonismo no sólo nacional, sino también internacional. De entre éstas, destacan las pertenecientes al género Phaseolus, que comúnmente conocemos como frijoles.
Hoy queremos hablar del frijol ayocote (Phaseolus coccinuus L.) un frijol que no es tan conocido comercialmente, ni consumido de forma generalizada y que, sin embargo, sigue siendo una importante fuente de alimentación, sobre todo, en las comunidades que habitan las regiones altas del centro del país.
La palabra ayocote procede del náhuatl “ayecotli” que quiere decir, frijoles gordos. Su forma es muy similar al frijol común (Phaseolus vulgaris), pero de un mayor tamaño, de ahí que algunos lo reconozcan como el frijolón. Existen diversas coloraciones desde las moradas, negras, cafés, blancas, rosas, hasta las pintas.
Conocido como bénju en otomí, recómari en raramuri o clankastapu en totonaco, este tipo de frijol representa una de las muchas especies vegetales que ilustran nuestra biodiversidad y que no obstante su potencial, cada vez se cultiva menos. Te presentamos aquí algunos datos relevantes sobre el ayocote, que bien pueden dimensionar su valor económico, alimentario y biológico.
- El frijol ayocote es originario de las partes altas de Mesoamérica, donde se ha cultivado desde tiempos precolombinos. De acuerdo con las evidencias lingüísticas, arqueológicas y geográficas, los especialistas sugieren que se domesticó hace 7,000 a 9,000 años en las partes altas de México y que muy probablemente los genotipos primitivos se dispersaron a Sudamérica posteriormente.
- Producto de las actividades de exploración, colección y preservación de las formas cultivadas y silvestres de frijol –realizadas por diferentes investigadores en los últimos 40 años– el banco de germoplasma del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha logrado reunir, en la actualidad, un total de 798 accesiones de la forma domesticada de frijol ayocote, bajo conservación ex situ en el Campo Experimental Valle de México, lo que representa un enorme esfuerzo en favor de su preservación.
- La colección del INIFAP contiene semillas de 11 entidades federativas del territorio mexicano. El 50% de ellas pertenecen a Puebla, 13% a Veracruz y 11% a Tlaxcala. El 26% restante se distribuye entre los estados de México, Oaxaca, Querétaro, Michoacán, Guanajuato, Chiapas, Hidalgo y San Luis Potosí.
- De acuerdo con trabajos de investigación en la zona Norte de Puebla, se ha podido observar que la forma y tamaño varía de acuerdo a la altura. Por ejemplo, entre los 100 y 1,800 m de altitud crecen ayocotes con grano pequeño; entre los 1,801 y 2,000 m crece un grano de mayor tamaño; mientras que por arriba de 2,001 m, los granos tienden a ser grandes y aplanados.
- En la actualidad, las variedades criollas de frijol ayocote se manejan como perennes o como anuales, según convenga al productor. En Santa Catarina, Tepoztlán, Morelos, se cultiva en asociación con maíz, lo siembran en mayo, lo cosechan en fresco en enero; en marzo la planta rebrota formando nuevas hojas antes de la segunda floración, y se vuelve a cosechar ejote, en tanto que el segundo corte en fresco se inicia en abril.
- El conocimiento y la importancia de la variabilidad genética del ayocote es útil para mejorar las variedades cultivadas del frijol común, ya que contiene genes de resistencia a algunas enfermedades –se identificaron secuencias genómicas que confieren resistencia a antracnosis y tizón– tolerancia a plagas y a factores abióticos como la sequía y las heladas.
- El INIFAP generó la primera variedad mejorada de frijol ayocote en México denominada Blanco Tlaxcala.
- Hoy en día, el ayocote es cultivado, apreciado y consumido, sobre todo por las comunidades indígenas y campesinas de agroecosistemas marginados de las tierras altas y ocasionalmente comercializados en mercados locales. Se estima que en la Sierra Norte de Puebla se consume en el desayuno, ya que al ser pesado de digerir, reduce la sensación de apetito, lo que permite realizar las faenas cotidianas e ingerir alimentos hasta seis u ocho horas después.
- De igual forma, trabajos más recientes –como el de Irene López Baez– indican que su cultivo guarda una importancia como complemento del ingreso familiar, ya que parte de la producción está destinada a los mercados locales y otra parte al autoconsumo.
- Es rico en proteína, fibra y carbohidratos, además de que contiene compuestos bioactivos con efectos antioxidantes, antimutagénicos, anticancerígenos y antiinflamatorios, entre otros.
- En algunas regiones de Europa (Holanda y Reino Unido) se consume en forma de ejote –conocidas como judías verdes– así como en el sur de Italia y en zonas de España.
Es un hecho, que México requiere además de mantener los recursos naturales, utilizarlos en beneficio de la población. El ayocote es claro ejemplo de ello, por el potencial que tiene en la salud, en las economías locales, en la cultura gastronómica y sus aportes en favor de la genética.
Con información SIAP