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Pajchá, un sueño con aroma de café y el rescate de las raíces familiares

Julio César Laureano, cuarta generación en la cosecha del café, decidió rescatar la finca de su abuelo

Magdiel Olano

PUEBLA, MÉXICO.- Olvidada por años, la tradición cafetalera de la familia Ramírez está reviviendo gracias al poblano Julio César Laureano, quien como cuarta generación en la cosecha del café decidió rescatar la finca de su abuelo, que tiene más de cien años de existir.

Su gusto por los aromas de los granos, pero más por el respeto a no dejar caer la tradición familiar, es lo que ha impulsado a este joven de 29 años a continuar con la reactivación de estas tierras, ubicadas en el estado de Oaxaca.

Fotografía: Magdiel Olano

Hace una década la finca se dejó de trabajar, pero no fue hasta la muerte de su abuelo, hace cuatro años, que los terrenos quedaron al borde del olvido.

Fue en un sueño donde su abuelo fallecido le reveló la disposición de los terrenos, los aromas y los granos que todavía eran capaces de brindar frutos.

Vamos a rescatar la finca, vamos a rescatar el trabajo que hicieron mis abuelos durante mucho tiempo y que no se abandone”, señala Julio César al recordar la fuerza que le dieron sus antepasados para continuar con la labor.

En entrevista con LA CAMPIÑA, el Egresado del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural (Cesder) en la Sierra Norte de Puebla, narró que todo comenzó cuando unos conocidos le pidieron café de su pueblo; así, comenzó vendiendo unas cuantas bolsas del grano que él mismo tostaba a mano en cazuela de forma artesanal.

Fotografía: Magdiel Olano

Sus jornadas en la molienda por las noches, le recordaban las historias de su abuelo, en su época uno de los más grandes productores de café de la región y quien, igual que él, pasaba las madrugadas moliendo a mano para luego ir a repartir a los mercados de su natal Huautla de Jiménez.

“A mí lo que me llamó mucho la atención fue el tema de la naturaleza (…), y con toda esta herencia cafetalera que llevamos en la sangre”.

Sin esperarlo, Julio César comenta que el gusto por su café fue tanto que empezó a tener mucha demanda, así que decidió entrar al trabajo de lleno. Buscó a los mejores productores de café de Coatepec, Veracruz; Zongozotla de Puebla; y Huautla de Jiménez, Oaxaca.

Lo primero fue bautizarlo, así que en memoria de su abuelo y bisabuelo lo nombró Pajchá, palabra de lengua mazateca que significa “abuelo”.

Fotografía: Magdiel Olano

Pero su proyecto no se limita a la venta de café, pues contó que tras haber salido de una enfermedad el año pasado y luego de haber soñado a su tío y su abuelo, visitó la finca que tiene 10 años abandonada. Ahí tuvo una visión de su abuelo quien, con hacha en mano, como preparándose para el trabajo que todavía le hace falta por hacer, le dio el impulso necesario.

A final de cuentas son quienes nos están guiando, si no hubiera sido por ese sueño yo no me la hubiera aventado en la finca, ellos detonaron esa chispa que inició un gran fuego y es el motor de todo este proyecto de Pajchá, porque pareciera que no pero siguen con nosotros, siguen mostrándonos, enseñándonos”.

Apegado al misticismo que ronda parte de su familia en Oaxaca, busca el rescate de la finca desde su local ubicado en San Pedro Cholula, que es el sustento del proyecto.

Desde hace 18 años este lugar ha vendido productos de comida artesanales, pero desde hace un año se transformó además en Café Pajchá, un molino y expendio del aromático que se encamina a ser una barra de cafés que se abastezca de su propia finca.

Fotografía: Magdiel Olano

Su objetivo es que quienes vayan a visitar conozcan todo el trabajo de campo que hay detrás de una taza de café, un plato de mole o una taza de chocolate y que puedan sentir y valorar el trabajo que hacen.

La idea de Pajchá es que todos los que vayan a visitar conozcan todo el trabajo que hay detrás de una taza de café, que conozcan el origen de los productos”.

EL APUNTE

Café Pajcha se ubica en la calle 6 Norte número 2407, Barrio de Jesús Tlatempan, San Pedro Cholula, donde se pueden encontrar desde semillas, nueve diferentes tipos de mole, pipianes, miel de Veracruz y Zongozotla, cacao, canela, entre otros productos artesanales.

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