Doña Rosalba Morales, del “sueño americano” al amor por sus raíces y la cocina
La cocina ha sido, además de su sustento, su refugio
PUEBLA, MÉXICO.- Se fue para el otro lado buscando “el sueño americano”, pero el amor por sus raíces la hicieron volver a tierra mexicana donde, sin pensarlo, llegó a cumplir ese sueño: ser una cocinera tradicional.
Se trata de doña Rosalba Morales Bartolo, una mujer purépecha que desde pequeña aprendió los secretos familiares del fogón, para hoy ser reconocida como un ícono de la cocina tradicional de Michoacán.
Como miles de mexicanos que cruzan la frontera norte para buscar en otro país el desarrollo material y bienestar económico que no hayan en sus comunidades, hace 25 años, en la plenitud de su juventud, Rosalba decidió emigrar hacia Estados Unidos, con el único objetivo de ganar dinero para hacerse una casa en su natal San Jerónimo Purenchécuaro, ubicado en el municipio michoacano de Quiroga.
Busqué el sueño porque yo me quería hacer una casita, y lo logré, (por eso) siempre debo agradecer al país americano. Yo me mal alimenté con tal de mandar dinero para que me hicieran mi casa”.
Trabajó en los campos de alimentos y cocinas extranjeras, pero las prácticas de cultivo e ingredientes que utilizan a cotidiano en el extranjero, la hacían extrañar cada vez más su terruño; por lo que una vez cumplido su cometido, decidió regresar a México.
Allá yo veía la cantidad de insecticidas que le ponían a todo lo que pizcamos (…), allá conocí la cocina rápida, la cocina de 5 minutos”, cuenta Rosalba al recordar que trabajar a mano con insecticidas en los cultivos hicieron merma en su salud.
De ida cruzó por debajo del puente de Nogales, donde pasan las aguas pluviales; pero el regreso, narra, fue aun más difícil, pues a la par de soportar las temperaturas extremas al atravesar por el desierto, ahora tenía dos personas cuidar, pes venía ya con su hija pequeña.
A su regreso, la cocina fue, además de su sustento, su refugio, pues tuvo que vivir la separación de esposo y otros hijos que se quedaron en el extranjero.
Yo lo tuve que afrontar lo de que los países dividen familias, y así fue. Decidí quedarme aquí en México y pensar en mi comunidad qué sé hacer y así es como yo saqué adelante a mi familia, con la cocina nada más”.
En 2010, gracias a la Secretaría de Turismo del gobierno de Michoacán, fue reconocida como una miembro más de las Cocineras Tradicionales donde obtuvo el primer premio en el Encuentro; junto a otras mujeres, dice, se empoderó e incluso comenzó con el rescate de platillos típicos, como la trucha a la Purenchécuaro,
Nos capacitaron, nos empoderaron, nos enseñaron a sacar precios, todo para nosotros poder ser parte de este esfuerzo de las cocineras tradicionales”.
Luego de haber conocido otras formas de cocinar, Rosalba atesora las tradiciones del lugar que la vio nacer; de entre todos los ingredientes y prácticas culinarias de México, resalta que la más importante es el maíz:
Lo más importante es que no dejemos de sembrar los maíces criollos que tenemos, en pueblos indígenas y en las ciudades no hay como comer un grano de un maíz criollo natural que además de rico es saludable porque no tiene químicos”.
Reconoce que ser una cocinera tradicional es una responsabilidad muy grande, aunque abraza con cariño y esfuerzo el título porque gracias a sus comidas, que ahora comparte en su restaurante La Cocina Tradicional de Rosalba, logró cumplir su sueño en su propio país.
Sin pensarlo yo cumplí aquí mi sueño de cocinera, y de pilón hoy conozco cuatro países gracias a la cocina; regresé a EU ya con una visa gracias a la cocina, gracias a ese amor que yo le tengo a los productos, a mi cocina, a los ingredientes, al respeto a todo lo que está a mi alrededor. Todo eso me dio para regresar”.