Food Bloggers y el deslazamiento de la crítica gastronómica
Existen categorías dentro del mundo Foodie: Comida y restaurantes; viajes y comida; Recetas y Fotografía gastronómica
El excesivo uso de imágenes, ahora vídeos con música y una breve explicación de los restaurantes en tendencia, ha empezado a marcar una línea ascendiente en términos de difusión gastronómica.
Aunque en sus inicios, los llamados Food Blogger, foodies, o blogueros de comida, vieron la oportunidad de compartir sus expediciones a través de sitios de internet como como WordPress o Blogspot (por eso el nombre de bloggeros) con el tiempo se mudaron a las redes sociales, un espacio con mayor alcance. El primer blog de comida registrado se creó en 1997: Chowhound, que es un sitio web de comida.
Inicialmente, los foodies no sólo compartían experiencias culinarias, sino que los blogs se convirtieron en espacios donde las personas podías escribir sobre lo que ocurría en el mundo de la gastronomía, según su experiencia, vivencia y propios argumentos, además daban recomendaciones a sus lectores, así como desmentir las mil fantasías que había detrás de muchos restaurantes que prometían ser de los mejores, pero que no contaban con la aparición de estos “críticos” que no dudarían en desmentir o en muchos casos, preferir no decir nada y simular que el servicio era de lo mejor.
Mucho antes de la aparición de estos personajes en internet [blogueros] los periódicos locales, nacionales e internaciones albergaban a una serie de escritores, investigadores, gastrónomos y periodistas que no sólo redactaban sobre tendencias culinarias, chefs y nuevos restaurantes, sino que bien podían destruir o levantar todo un emporio restaurantero con el poder de su escritura y crítica.
En el caso de México, algunos de ellos como Jorge Toledo, Celia Marín Chiunti, Giorgio D’ Angeli, Rodolfo Gershman, Rubén Hernández o Jazmín Martínez, por mencionar a algunos, hicieron que la crítica gastronómica fuera más que comer gratis. Expusieron en varios artículos y recomendaciones su opinión al respecto sobre el restaurante, el servicio y la comida, no basados en el gusto personal del: “lo que me gusta, lo que no me gusta”, sino en aspectos más agudos, como en exhibir la relación precio-calidad o, en muchas ocasiones, tratar de buscar el anonimato para evitar que fueran atendidos de mejor manera en comparación a cualquier otro comensal.
Por otro lado, a pesar de que los Food bloggers no sean nuevos, ha cambiado la dinámica y diferencias de lo que en sus inicios se llamaban blogueros en comparación con los nuevos. Como se mencionó anteriormente, su nombre provenía a que su labor era compartida, en su mayoría, a través de blogs, pero en la actualidad han aparecido muchos fanáticos de la comida que utilizan sus redes sociales, principalmente Instagram y muy recientemente Tik tok, para visitar lugares nuevos, llámese restaurantes, hoteles, fondas o cualquier lugar donde se venda comida, para después compartirlo no sólo con sus seguidores, sino con el público al que ese contenido llegue.
Además, existen categorías dentro del mundo Foodie: Comida y restaurantes; viajes y comida; Recetas y Fotografía gastronómica.
En la actualidad, no hace falta ser “reconocido” en el medio gastronómico para poder compartir experiencias alrededor de las visitas en restaurantes, ni tener una preparación académica o conocimientos previos. Por otro lado, la mayoría de los foodies contemporáneos no van más allá de una foto o vídeo donde expongan que conocieron un lugar nuevo, aunque muchas veces el lugar no sea “nuevo”.
A diferencia de los primeros blogueros y críticos, los nuevos foddies coleccionan fotos, vídeos y son atraídos a visitar, conocer y comer con la única finalidad de subirlo a redes sociales, lejos de verdaderamente querer pasar un buen rato, además de que aconsejan visitar estos lugares bajo la premisa de: “lo que me gusta y lo que no”.
A estas alturas y después de ver con mayor frecuencia este tipo de vídeos, incluso pareciera que se ha creado una narrativa que aparece en casi todos ellos: “Acompáñame a conocer este nuevo lugar”; “¿Ya conocías este restaurante?”; “¡Si estas en… tienes que conocer este restaurante!”; “Probé por primera vez los…”; “Este es uno de los lugares consentidos de…”; “¿Te atreves a…?”.
Esto, además de la excesiva forma de romantizar los lugares con el uso de la edición, la música que se utiliza para llamar más la atención y por supuesto, el mensaje en general.
Como en mucha cosas, hay quienes no están de acuerdo con la aparición de los “nuevos críticos” ─como los hacen llamar─ pero esta nueva forma de difundir lugares ha permitido el conocimiento y difusión de más espacios ─además de los tradicionales─ y ha cedido la invención de nuevos programas educativos, pues gracias a esto, instituciones académicas en Europa y Estados Unidos, han implementado programas de marketing gastronómico para que los futuros blogueros estén mucho más preparados.