Patricia Acevedo, la “reina” de la cocina de mezcal
Fotografía: Alejandra Cosme
PUEBLA, MÉXICO.- Cocina y mezcal se conjugan en uno mismo en las manos de Patricia Acevedo Pacheco, Doña Paty, una cocinera tradicional originaria de la comunidad de Amojileca, en el municipio de Chilpancingo, Guerrero.
Y es que en el restaurante campestre “Los Magueyes’ —como se llama su establecimiento—, la comida se prepara con mezcal: desde ceviche de mezcal, carne aderezada con mezcal o envueltos en penca que se pueden acompañar con una bebida recién destilada del agave, traída de “Los Magueyes con sabor a Guerrero”, su mezcalería.
La pasión por la cocina la aprendió de su madre, cocinera tradicional quien le transmitió el sazón; y de su tía Lupe, quien desde niña le enseñó los secretos de la cocina de humo. Pero además, para Doña Paty el saber hacer mezcal fue herencia de su tía y su abuelo, un gran maestro mezcalero.
Así lo narró en entrevista para LA CAMPIÑA durante su visita a Puebla para ofrecer una conferencia en el segundo diplomado “Latidos de la Cocina Tradicional Mexicana” del Centro de Lecturas Escrituras y Memoria (LEM).
En la familia de Patricia Acevedo casi todos tienen sangre mezcalera como su abuelo: su tía, su esposo, los abuelos y padres de él, y ahora sus hijos que también se dedican a la elaboración de esta bebida de forma tradicional.
“Al casarnos decidimos mezclar esa tradición tanto de mezcal como de cocina y aquí estamos: cocinando y haciendo mezcal”.
Patricia Acevedo, maestra mezcalera que pone en alto a Guerrero
Pero además de guisados con mezcal, Doña Paty prepara otras recetas muy tradicionales de Guerrero, bien los pozoles rojo y verde, bien aquellos de rescate ancestral como el “pozole de camagua”, un platillo originario de su comunidad indígena de Amojileca.
Éste se cocina a partir de frijol negro, epazote, carne de cerdo o pollo y su ingrediente principal: elote a punto de madurar, mejor conocido como “elote camagua”, de donde este platillo adquiere su nombre.
Y si bien el menú de esta cocinera tradicional es amplio, hay una receta en particular que la brinda identidad: “el chilpatle”, de invención propia elaborada con granos de elote tierno, flor de calabaza, epazote, chile, crema criolla y queso.
Lo llamó “chilpate”, narra Doña Paty, como un juego de palabras combinando los términos “chilpancingo”, la tierra que la vio nacer, y “Patli”, como su abuelo de habla náhuatl la nombraba a ella de pequeña.
“Es una sopita rica que además de recordarme a mi mamá que me hacía una sopita parecida, me recuerda el sabor del campo, lo verde de la naturaleza “.
Además de ser la directora de la Ruta del Mezcal de Guerrero y la presidente de la Asociación de Productores de Mezcal de Guerrero, la delicia de sus platillos la han llevado a ser reconocida nacional e internacionalmente con galardones como al Mejor Platillo de Milpa por su “Ayotl de Milpa”, pues además es una defensora de las prácticas gastronómicas ancestrales:
“Hay muchas cosas que se van perdiendo y eso hay que recuperarlo. Que nosotros, tanto mi esposo como yo les enseñemos a nuestros hijos y a nuestros nietos y sigan nuestra tradición, creo que podría ser el secreto para que no se pierdan nuestras costumbres y tradiciones”.
Pues añade que “nos corresponde a los que somos agricultores y nos dedicaremos a la cocina tradicional, (la cocina) ancestral, al mezcal, que es importante que lo que sabemos no nos lo guardemos y lo demos a conocer para que las nuevas generaciones lo conozcan”.