Entrevistas

Frederick Jiménez Silva: un venezolano muy oaxaqueño

Luisa Rentería

PUEBLA, MÉXICO.- Conocí a Frederick mientras yo hacia una investigación académica sobre el periodismo gastronómico. De inmediato lo seguí en sus redes sociales y quise conocer más de él y su trabajo.

Frederick nació en Barinas, Venezuela. Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad de Los Andes- Táchira (ULA Táchira). Periodista diplomado en gastronomía por la Universidad Complutense de Madrid, cocinero y guía de turismo gastronómico oaxaqueño.

¿Cómo llegaste a México?

En el 2012 hice un diplomado de periodismo gastronómico por la Universidad Complutense de Madrid y ahí conocí a dos grandes amigas quienes decidimos que al terminar al diplomado, al año siguiente nos reencontraríamos en la Ciudad de México con el pretexto de ir al encuentro gastronómico que se hacia en ese entonces por el chef Enrique Olvera: Mesamérica y de ahí me enamoré de México.

¿Y como fue tu llegada al lugar donde ahora vives: Oaxaca?

En ese mismo congreso, cuando todos los grandes chefs y ponentes como Massimo Bottura, Alice Waters, Rene Redzepi… hablaban de la cultura mexicana siempre se referían a Oaxaca y para ese entonces, y hoy lo admito, lo digo con un poquito de pena (risas) no había oído en mi vida de Oaxaca hasta que llegue a ese congreso. Después de eso, mi gran amiga Tessy y yo decidimos cambiar todos nuestros planes para visitar y conocer Oaxaca, y nunca me fui (risas).

2013, congreso gastronómico Mesamérica.

De izquierda a derecha: Frederick Silva, Tessy Carrada y Massimo Bottura

Yo llegué a Oaxaca y conocí a la chef Pilar Cabrera y entre mezcales y platicas nos conocimos, ella estaba muy curiosa con mi vida en Venezuela y de cómo estaba la situación, pero solo se quedó en una plática. Después de eso regresé a la Ciudad de México a explorar un poco.

 ¿Qué sucedió con tu vida en Venezuela?

Justo cuando yo me vine de Venezuela, tuve que cerrar un negocio que tenía con mi hermana de pastelería criolla que teníamos en mi ciudad, en Barinas. Hacíamos unos panecitos que se llaman catalinas; mi hermana es muy buena con las manualidades así que ella hacia los empaques lindísimos. Justo cuando nos estaba yendo muy bien, llegó la crisis económica en el periodo de Nicolás Maduro y era muy difícil conseguir harina o mantequilla.

Después de eso, fue cuando yo llegué a México y en realidad no había nada que me atara a ar de nuevo, así que decidí quedarme dos semanas más en México. Exploré mucho y veía que era muy fácil conseguir trabajo como ayudante de cocina, pero los pagos eran muy bajos cuando los comparaba con las rentas de los cuartos

“Era como solo trabajar para poder pagar la renta y en ningún momento tener para vivir”

Al ver eso decidí regresarme a mi país y justo la noche antes de mi vuelo, me escribió la chef Pilar Cabrera para ayudarla a hacer algunos cambios en su restaurante. Fue uno de esos momentos que ni te la piensas y te da la corazonada de algo, así que perdí mi vuelo, tome un camión para Oaxaca, le marque a un amigo que me había dicho que las puertas de su casa estaban abiertas para mí. Le marqué para confirmar si era cierto (risas) y me dijo que sí y me fui a Oaxaca.

¿Cómo llegaste a dedicarte de manera personal y profesional a la comida?

Voy a sonar un poco cliché pero yo sí tuve una abuela que cocinaba delicioso y un montón. Entonces desde siempre tuve un contacto muy cercano con la comida. En mi adolescencia no sabía qué estudiar, sé que no soy el único (risas) pero después de haber estudiado ingeniería informática por tres años y declinar y hacer el examen de admisión para psicología, finalmente me decidí por Comunicación Social. Yo estudié en San Cristóbal, en el Estado Táchira, que es frontera con Colombia y cuando tuve que hacer mi tesis me topé con algo increíble. San Cristóbal es una ciudad muy particular por sus panes. Tiene una riqueza panadera increíble y mi tesis fue sobre el Imaginario social y cómo se creó ese imaginario alrededor del pan andino. Resulta que mi tesis termino siendo una investigación pionera en el tema y me gané un premio de publicación en una de las grandes editoriales de Venezuela y poco a poco empecé a conocer más gente investigadora del tema culinario y después de eso se abrió un nuevo mundo para mí.

¿Gracias a eso decidiste estudiar cocina?

Sí, porque desde un inicio dije que yo no me iba a andar inventando cosas. Estudié cocina profesionalmente más como una excusa para mejorar mi escritura.

Después de eso me gané una media beca para estudiar un diplomado en Periodismo gastronómico y ahí lo primero que te piden es abrir un blog donde escribas y practiques todo lo aprendido y así nació mi blog A qué te sabe

 

¿Actualmente que haces?

Escribo desde hace siete años en una revista que se llama Idílica, además cocino por pedidos y doy guías turísticas en Oaxaca, eso me encanta porque a mí me gusta mucho ir a los mercados, probar y platicar. Además, soy cocinero freelance, a final de año siempre cocino en eventos privados para turistas.

Hallacas venezolanas

La plática de Frederick es amable, cálida y vivaz. A qué te sabe es un blog que inició como un proyecto académico y se volvió en una pregunta fundamental a la hora de probar nuevas cosas estando lejos de casa.

 

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