Polinizadores: agentes de la seguridad alimentaria
MÉXICO.- La polinización es vital para la producción de alimentos y los medios de vida de los seres humanos, además de reaccionar directamente ecosistemas silvestres con los sistemas de producción agrícola. La gran mayoría de las especies de plantas fanerógamas sólo producen semillas si los animales polinizadores han transportado previamente el polen de las anteras a los estigmas de sus flores. Si este servicio no se realizara, muchas especies y procesos del ecosistema conectados entre sí, dejarían de existir.
La polinización es el proceso por el cual se da una transferencia de polen de la parte masculina o el órgano reproductor masculino de una flor hasta la parte femenina u órgano reproductor femenino, proceso clave para el mantenimiento de la viabilidad y la diversidad genética de las plantas con flor, logrando así la germinación y fecundación de óvulos de la flor, dando lugar a semillas y frutos; la fecundación, genera que el pistilo de la flor se convierta en fruto, mientras que los óvulos se transforman en semillas.
En el ámbito mundial, la comunidad internacional ha reconocido la importancia de los polinizadores mediante la Iniciativa internacional para la conservación y el uso sostenible de polinizadores (también conocida como Iniciativa internacional sobre polinizadores – IPI) en el año 2000, en el seno del Convenio sobre la Diversidad Biológica impulsado y coordinado por la FAO.
Por su parte México, contribuye con la creación de la Estrategia Nacional para la Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores (ENCUSP), que tiene el objetivo de orientar su conservación y alcanzar la sostenibilidad del servicio ecosistémico a largo plazo en beneficio de la sociedad y de los procesos ecológicos y evolutivos de los ecosistemas y sus especies.