Mujeres rurales denuncian injusticias y desafíos que enfrentan durante pandemia
SAN JOSÉ.- Mujeres rurales de América Latina y el Caribe expusieron las injusticias y los desafíos que ha generado la pandemia por la COVID-19 en sus vidas, familias y comunidades, provocando una situación que puede reflejarse en la seguridad alimentaria, durante un foro virtual organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Problemas de acceso a la tierra, poca oferta de capacitación, estrechez económica y sobrecargas en el cuidado de la familia, fueron algunos de los conflictos que mencionaron durante los encuentros, en los cuales participaron productoras, líderes comunales y representantes de comunidades indígenas, instituciones de gobierno y organismos internacionales.
Una participante de Venezuela narró que tiene que caminar kilómetros para vender sus productos por falta de combustible; la dificultad para recibir servicios de salud en comunidades donde escasea el agua; conseguir insumos básicos para la producción es realmente difícil, para concluir que el limitado o nulo acceso a la Internet es el menor de los problemas.
“La crisis de la COVID-19, sumada a la de los combustibles, hace difícil transportar los productos y que las personas tengan acceso a los alimentos. Las mujeres rurales tienen que caminar muchísimo para comprar los insumos básicos”, dijo Yelmi Urrutia, coordinadora del Proyecto Huertos Familiares en Venezuela (Acción Campesina).
El peligro de perder las pocas tierras para agricultura que están en manos de mujeres y con las cuales mantienen a sus familias, fue otra de las preocupaciones expresadas.
“En México no veo una situación alentadora económicamente. Se viene una venta de tierras en el campo debido a los efectos de la COVID-19”, declaró María Sánchez, abogada en derechos humanos y trabajo organizativo en la comunidad indígena zoque.
Por su parte, Manuel Otero, director del IIICA, afirmó que “la pandemia nos ha hecho retroceder en temas de género, porque han aumentado las cargas de la mujer en el cuidado de la familia, por lo que es imperativo incorporar el enfoque de género en las nuevas estrategias de desarrollo”.
Las mujeres rurales de las diversas regiones americanas manifestaron que el acceso a herramientas tecnológicas se ve truncado al no tener acceso a la Internet, lo que se agrava por la falta de tiempo por el cuidado de los hijos y el trabajo en el campo.
“Al principio de la pandemia estábamos paralizadas, con miedo, pero utilizamos nuestra creatividad para seguir produciendo”, manifestó Karina Águilas, presidenta del Comité de Género y socia productora de la Cooperativa Manduvirá, en Paraguay.
Jussara Dantas, de Brasil, socia fundadora de la Cooperativa Agropecuária Familiar de Canudos, Uauá y Curaçá (COOPECUC), mencionó que “algunos de nuestros productos se venden a través de e-commerce, pero los agricultores tienen dificultades logísticas para hacerlos llegar al consumidor, a raíz del distanciamiento social y la falta de acceso a la Internet”.
Sin embargo, algunos países mantienen proyectos para responder al desafío de la falta de tiempo.
Xinia Chávez, productora de café y directora del Instituto del Café de Costa Rica (ICAFE), dijo que “nuestra responsabilidad es facilitar la capacitación para las mujeres en el campo, porque por sus responsabilidades no tienen el tiempo necesario. En Costa Rica damos casas de cuidado para que puedan tener tiempo y sumarse a procesos productivos, a fin de mejorar sus ingresos”.
Rosalía Pereiro, de la Secretaría de Género de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), y Zulma Molloja, vocera de la UTT, destacaron que a pesar de la pandemia, las mujeres del campo siguen produciendo alimentos, “pero el contexto es muy duro y las desigualdades se acentúan.
“Tenemos alrededor de 200 promotoras rurales de género en 13 provincias de la Argentina, donde la realidad de la mujer es mucha más cruda”, agregó Pereiro.
Zulma Molloja agregó que “en medio de esa profundización de la inequidad, las mujeres siguen cumpliendo con los roles de cuidado de las familias y sus comunidades; continúan trabajando por llevar comida a quienes no tienen y mantienen comedores escolares para garantizar la seguridad alimentaria”.
Dos comentarios reiterados en los foros fue el temor de salir a cosechar y el de los consumidores por contagiarse; además, el acceso al agua fue señalado como otro reto primordial.
“La pandemia evidencia una alta necesidad de medidas estratégicas para la subsistencia de la humanidad. En Guatemala, muchas comunidades han manifestado que los productos agrícolas han sido rechazados por temor a que estén contaminados con el virus”, informó María Tuyuc, presidenta de la Red Global de Empresarios Indígenas de Guatemala.
Carol Acevedo, presidenta de la Red Apícola Nacional de Chile, indicó que el cambio climático y la sequía están afectando fuertemente la agricultura familiar, principalmente cuando debemos escoger si lavarnos las manos o regar los campos”.
En los foros también se destacó la preocupación porque se produzcan retrocesos en materia de derechos humanos, productividad agrícola y seguridad alimentaria.
Alejandra Mora, secretaria de la Comisión Interamericana de la Mujer, de la Organización de los Estados Americanos (OEA), dijo que “es el momento de que los países miren a la agricultura, a la ruralidad y el papel preponderante de la mujer para garantizar la salud y la seguridad alimentaria”.
Lucila Quintana, directora de la Junta Nacional de Café de Perú, expresó que “los jóvenes tienen que tomar la batuta en el sector rural, porque la mayoría de quienes trabajan en el sector es de edad avanzada, un segmento sumamente vulnerable al virus”.