Huertos urbanos, resistencia económica y al desplazo identitario de Cuatlancingo
PUEBLA, MÉXICO.- En apenas una década casi 200 hectáreas de tierra con vocación agrícola en Cuautlancingo se convirtieron en desarrollos inmobiliarios que han desplazado de forma gradual el rostro identitario de este municipio donde 66 familias, encabezadas principalmente por mujeres, practican la agricultura periurbana como una forma de resistencia.
I
Cruz Vázquez cambió el reducido apartamento cercano a la zona del centro de Cuautlancingo por una vivienda con un traspatio de tierra en la junta auxiliar de San Lorenzo Almecatla, en ese mismo municipio, cuando un problema de salud en su familia le demandó abandonar su trabajo y permanecer más tiempo en casa. Suplir la provisión de un salario en su hogar por la producción de sus propios alimentos parecía infructuoso, pero no había otra opción.
Con la iniciativa de otras mujeres orientadas por el Colegio de Postgraduados de Puebla (Colpos), Cruz instaló su huerto urbano en la estrecha terraza de su apartamento. Hortalizas que crecían en bandejas extendidas y frutales en macetas improvisadas con cualquier plástico reciclable fueron el primer sustento para alimentar a su familia de una manera más saludable y menos costosa.
Los árboles crecieron, las hortalizas se desbordaron y la venta de los excedentes de su producción cultivada en casa le dieron un ingreso extra para el sustento familiar. Por eso cambiar de un apartamento a una vivienda con un traspatio de tierra -donde consiguió multiplicar la producción de su huerto periurbano- no sólo le significa mudar su forma de vida a una más saludable, sino la posibilidad de arraigo, emprendimiento y el rescate de prácticas colectivas en su comunidad.
En la actualidad Cruz Vázquez forma parte de una red de 66 familias que viven en Cuautlancingo y las juntas auxiliares de San Lorenzo Almecatla, La Trinidad Chautenco y el barrio de Nuevo León donde, además de producir sus propios alimentos de forma orgánica, hoy surten con sus excedentes a Lazarus, un prestigioso restaurante ubicado en la colonia La Paz de la ciudad de Puebla.
II
Después de ocho años de trabajar en distintos proyectos agrícolas en Cuautlancingo, el director del Colegio de Postgraduados de Puebla, Juan Alberto Paredes Sánchez, conduce un grupo de académicos del Instituto Tecnológico de Tecomatlán que han viajado a Cuautlancingo a conocer uno de los proyectos más exitosos del programa Fomento a la Agricultura Urbana y Periurbana.
Alberto Paredes recuerda aquellos años en los que algunos campesinos de esta región, conurbada a la capital poblana, recibían apoyos del Colpos para mejorar sus cultivos de maíz con semillas criollas y los rendimientos más altos eran de cinco a seis toneladas por hectárea. No mucho. Fue así como la mayor parte de los labriegos decidieron vender sus tierras a grandes inmobiliarias para construir nuevos fraccionamientos.
En ese lapso conocieron Lucía Salinas, una joven entusiasta de la organización y el campo, que se encargó de dirigir a una treintena de familias para recibir capacitación y guía técnica del Colegio de Postgraduados. Así se fundó la organización Huertos Integrales de Almecatla con una premisa fundamental: crear huertos urbanos sin gastar un peso.
Parece una frase animosa, pero también es real. Cada familia que incorpora a otra le ayuda a crear su huerto urbano. Reciclan botellas, cajas, trozos de cartón o metal para construir los espacios para sembrar hortalizas. El resto de las familias de la organización le comparten semillas, lombrices para crear abonos y algunos animales de cría según lo requiera.
No importa el tamaño de cada huerto porque la segunda premisa -y no por ello menos importante- es cerrar un círculo de producción: la familia produce alimentos que consume cada día, los excedentes del huerto se venden y los desperdicios son alimento para los pollos o cerdos; el abono de los animales se convierte en lombricomposta y ésta a su vez regresa a las camas de tierra para alimentar el suelo.
III
En abril del 2015, Huertos Integrales de Almecatla firmó un convenio con la Regiduría de Agricultura del municipio de Cuautlancingo y el Colegio de Postgraduados para recibir mayor capacitación y plántula, gallinas de postura, sistemas de riego y otros aditamentos necesarios para el fortalecimiento de los huertos.
El director de Agricultura del municipio de Cuautlancingo (recién entrante), Alberto Xicoténcatl, señaló que el convenio será revisado para ver la forma de seguir apoyando a este grupo de familias que, además de conservar la vocación agrícola de la demarcación, han incorporado nuevas técnicas para mejorar el entorno.
De acuerdo a cifras del Ayuntamiento de Cuautlancingo, aún quedan 700 hectáreas de cultivo en el municipio que son destinadas principalmente a la siembra de maíz, frutales y forrajes. La vocación agrícola ha disminuido notoriamente y el arraigo de los labriegos es cada más inestable.