Cactilia: flores para ver, oler, regalar y hasta comer
Entre el abanico de posibilidades de flores para echar al plato se encuentran las violas, pensamientos, clavelinas, begonias o borrajas
PUEBLA, MÉXICO.- Las flores son las protagonistas de cualquier arreglo para celebrar el amor, la amistad y la gratitud, así como la solidaridad, el apapacho y hasta para empatizar en momentos de dolor. Pero hay otras formas en las que se puede regalar flores, además de los tradicionales ramos: en un plato de comida.
Desde tiempos ancestrales, se tiene referencia de que las flores se han comido, en comidas muy tradicionales de la gastronomía mexicana como la flor de calabaza, cempasúchil o los quintoniles; o aquellas que se han utilizado con mayor frecuencia para bebidas o infusiones como la jamaica, manzanilla o el romero.
Con la gran variedad de flores que existe muchas de ellas son comestibles, mismas que pueden aportar sabor, textura pero sobre todo color a nuestros platillos, por ello en los últimos años los restaurantes las han retomado para crear innovadores platillos y presentaciones que enamoran a la vista.
A los restaurantes les gusta mucho porque (las flores) tienen muchísimos colores y les realza, les da un toque de color al platillo”, consideró Pamela Pérez, socia fundadora del huerto orgánico Cactilia.
Esta granja urbana ubicada en la comunidad de San Agustín Calvario en el municipio de San Pedro Cholula, está enfocada a producir vegetales orgánicos, hojas gourmets, microgreens y flores comestibles de las cuales en la presente temporada tienen al menos unas 20 variedades.
En entrevista con LA CAMPIÑA, explicó que entre el abanico de posibilidades de flores para echar al plato se encuentran las violas, pensamientos, clavelinas, begonias o borrajas, o algunas otras utilizadas también para platillos más sofisticados como las rosas o los geranios.
La borraja, por ejemplo, da un sabor a pepino y en algunos platillos podría dar un toque de sabor a ostión; la clavelina aporta sabor a pimienta; o la capuchina que da una sensación de estar comiendo rábanos.
No obstante, la también chef Pamela Pérez, advirtió sobre el cuidado que se debe tener para comer flores, pues no todas son comestibles y de algunas que sí lo son, no se comen todas sus partes.
Por ejemplo, las buganvilias que solemos ver en muchas casas, jardines o parques públicos son comestibles, pero hay que tener cuidado porque los pistilos no; o la lavanda, que también puede comerse pero sólo las pequeñas flores que le brotan en la coronilla, pues de lo contrario obtendrías un sabor muy amargo.
Tendrías que conocer qué variedades se comen y cuáles no, y eso es parte de nuestra labor, comunicarle al cliente qué se come y qué no”.
Pamela Pérez aprovechó a mandar un mensaje a la comunidad para que no tenga miedo de comer flores, aunque recomendó a los comensales hacerlo con productos de lugares especializados como Cactilia, o en restaurantes y cocinas donde los chefs están instruidos para prepararlas.