Resistir para existir: la lucha de Choréachi por su territorio
Durante más de dos décadas, han enfrentado intentos de desplazamiento y violencia para defender su territorio ancestral.

MÉXICO.- En México, la lucha por la defensa del territorio ha sido una constante en diversas comunidades indígenas y rurales, especialmente frente al avance de megaproyectos extractivistas. Según el exsecretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo, hasta 2019 se registraron más de 500 conflictos ambientales en el país, muchos de ellos ligados a la minería, los hidrocarburos y las termoeléctricas. En estos escenarios, mujeres, niñas y adolescentes han jugado un papel crucial, organizándose para proteger su tierra y preservar su identidad.
Uno de los casos emblemáticos de esta resistencia es el de la comunidad rarámuri de Choréachi, en la Sierra Tarahumara. Durante más de dos décadas, han enfrentado intentos de desplazamiento y violencia para defender su territorio ancestral. Según el informe Derechos Territoriales de los Pueblos Indígenas de la Sierra Tarahumara 2016, 162 personas rarámuri llevaron su exigencia de justicia ante el Tribunal Unitario Agrario del Distrito 5 (TUA 5) de Chihuahua, buscando el reconocimiento legal de sus tierras.
A pesar de obtener una resolución favorable, el conflicto con el ejido Pino Gordo escaló cuando esta comunidad impugnó la decisión judicial y continuó explotando los recursos forestales con permisos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat). En 2007, nuevas resoluciones ampliaron el territorio de la comunidad agraria Coloradas de los Chávez, invadiendo tierras de Choréachi y agravando la disputa. La falta de consulta previa a la comunidad indígena, a pesar de lo estipulado en la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, dejó en evidencia las irregularidades del proceso.
El conflicto alcanzó un punto crítico con el asesinato de líderes indígenas como Jaime Zubias Ceballos y Socorro Ayala Ramos en 2013, lo que llevó a la comunidad a solicitar medidas cautelares ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En 2015, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ordenó al Estado mexicano adoptar medidas provisionales para garantizar la seguridad de los habitantes de Choréachi, marcando un precedente en la defensa de los pueblos indígenas.
En 2018, el Tribunal Superior Agrario reconoció el derecho territorial de Choréachi sobre 32,832 hectáreas, pero la lucha no terminó ahí. Las mujeres de la comunidad han desempeñado un papel fundamental en la resistencia, convirtiéndose en guardianas del futuro. Sin embargo, defensoras como Aída Isela González Díaz, integrante de la organización Alianza Sierra Madre, han sido objeto de campañas de hostigamiento y desprestigio por su labor en la defensa del territorio.
De acuerdo con la Red de Defensoras México, las mujeres enfrentan riesgos particulares en estos conflictos, además de desempeñar roles fundamentales en la gestión de los recursos naturales. González Díaz señala la importancia de una perspectiva de género en la defensa del territorio, destacando que el feminismo permite identificar las brechas de desigualdad y discriminación que aún persisten dentro de los movimientos sociales. Como enfatiza la activista Tania López Hilario, la lucha por la tierra es también una lucha por la vida y la dignidad, una resistencia frente a un modelo extractivista que vulnera tanto a los territorios como a las mujeres.
Esta nota se basa en la investigación realizada por Pie de Página.
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