Perú ante el debate sobre la moratoria de transgénicos
El maíz es un cultivo fundamental en el Perú, con una extensión de 520 mil hectáreas y la participación directa de 82 mil familias en su producción
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MÉXICO.- En 2011, gracias a la lucha de las organizaciones de agricultores en defensa de la biodiversidad, el Perú estableció la Ley 28911, que impone una moratoria al ingreso y producción de organismos vivos modificados (OVM) con fines de cultivo o crianza. Esta norma fue prorrogada en 2021 con el objetivo de fortalecer capacidades nacionales, desarrollar infraestructura y establecer líneas base para la evaluación del impacto de los OVM en la biodiversidad nativa.
Sin embargo, en 2024, un proyecto de ley busca levantar esta moratoria y permitir la producción de maíz y algodón transgénico en el país. La iniciativa, presentada por congresistas de partidos conservadores, cuenta con el respaldo del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y el Ministerio de Agricultura, quienes argumentan que podría beneficiar a la pequeña y mediana agricultura. Se espera que el proyecto sea debatido en el Congreso en los próximos meses.
El maíz es un cultivo fundamental en el Perú, con una extensión de 520 mil hectáreas y la participación directa de 82 mil familias en su producción. La mayor parte del maíz amarillo duro se destina a la alimentación avícola, siendo la carne de pollo la más consumida en el país. Sin embargo, la introducción de semillas transgénicas podría poner en riesgo la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la agricultura familiar, que representa el 97% de las unidades agropecuarias del Perú y abastece hasta el 60% del consumo nacional.
Organizaciones agrarias, como la Convención Nacional del Agro Peruano (Conveagro) y la Asociación Nacional de Productores Ecológicos (ANPE), han manifestado su rechazo a la propuesta. Según Eusebio Vásquez, presidente de ANPE, los transgénicos fomentan un modelo industrial de producción orientado a la ganadería y no al consumo humano. Además, señala que su introducción generaría dependencia de insumos específicos, encareciendo los costos de producción y afectando el derecho de los agricultores a utilizar sus propias semillas.
Llamado global al liderazgo para transformar los sistemas agroalimentarios
Actualmente, el 80% de los agricultores peruanos emplea semillas nativas, que han sido cuidadas y seleccionadas por generaciones. Su protección es clave para la autonomía alimentaria y la conservación de la biodiversidad. Conveagro advierte que la introducción de transgénicos podría comprometer la diversidad agrícola, restringir el libre intercambio de semillas y generar problemas de biopiratería y acceso a mercados internacionales.
A nivel regional, países como Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Chile mantienen restricciones a los cultivos transgénicos, mientras que Brasil y Argentina lideran la producción de estos organismos en Sudamérica. En estos últimos, el uso intensivo de agrotóxicos ha generado graves impactos ambientales y de salud. Estudios en Argentina indican que la tasa de mortalidad por cáncer en zonas fumigadas es 2,5 veces mayor que el promedio nacional.
Ante esta situación, las organizaciones agrarias del Perú insisten en que las verdaderas prioridades del sector son la asistencia técnica, la tecnificación del riego, la seguridad jurídica, el acceso a créditos y precios justos. Además, promueven una ley para la protección de las semillas nativas, como medida para contrarrestar el modelo de agricultura transgénica impulsado desde diversas instancias del Estado.
El futuro de la agricultura peruana está en juego. La decisión que tome el Congreso respecto a la moratoria de transgénicos tendrá repercusiones no solo en la economía de los agricultores, sino también en la biodiversidad y seguridad alimentaria del país.