Recetario

Tamales de ceniza de encino, un tesoro culinario del campo mexicano

Hoy te traemos esta deliciosa receta de este pueblo originario para que enriquezcas tu paladar.

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Explorando sabores ancestrales de matlatzinca: tamales de ceniza de encino, un tesoro culinario del campo mexicano ¡Qué rica es la cocina tradicional! Prepara este platillo ancestral que conecta con la tierra y la tradición culinaria.

Antes que nada…

¿Qué significa Matlatzinca? Es el término con el que los mexicas designaban a este pueblo. En náhuatl significa “los señores de la red” o “los que hacen redes” y deriva de matlatl: red; zintil: reverencial y catl: gentilicio. 

Por otra parte, debido a que hubo grupos matlatzincas que ocuparon algunas zonas al interior de la región purépecha poco antes de la llegada de los españoles, sus pobladores los denominaron pirindas, es decir, “los de en medio”.

Hoy te traemos esta deliciosa receta de este pueblo originario para que enriquezcas tu paladar.

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Porciones: 30

Tiempo de preparación: 2 horas

Ingredientes

  • 250 gramos de manteca de cerdo
  • 1 kilo de masa de maíz amarillo
  • Sal
  • Ceniza de árbol (encino)

Preparación

-De la ceniza

  1. Quemar madera de encino limpia y esperar a que se consuma completamente para obtener carbón y ceniza.
  2. Tamizar el carbón con una rejilla para que quede bien molido.

-De los tamales

  1. Hervir el maíz seco y desgranado con una parte de la ceniza.
  2. Dejar reposar 1 hora el maíz y enjuagarlo con agua limpia.
  3. Moler para obtener la masa.
  4. Acremar la manteca de cerdo con las manos hasta que la manteca esté esponjosa.
  5. Integrar la masa de maíz y revolver agregando un poco de sal.
  6. Integrar la ceniza en la masa.
  7. Remojar las hojas de tamal un par de horas antes para que al rellenarlas no se rompan.
  8. Rellenar las hojas con un poco de masa.
  9. Poner los tamales en una vaporera hasta que estén cocidos.
  10. Y listo, servir con salsa o mole al gusto.

Cocinar no sólo es una delicia para el paladar, sino un recordatorio de la rica herencia culinaria que emana del campo mexicano. En cada cucharada se saborean siglos de tradición y conexión con la tierra.

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