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Necesario garantizar un acceso sistemático a una alimentación adecuada

Estamos a casi un lustro de las metas propuestas por los ODS, y es muy probable, que la seguridad alimentaria siga siendo uno de los desafíos más críticos a los que se deberá enfrentar el mundo en las siguientes décadas.

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Estamos a casi un lustro de las metas propuestas por los ODS, y es muy probable, que la seguridad alimentaria siga siendo uno de los desafíos más críticos a los que se deberá enfrentar el mundo en las siguientes décadas. La regresión en algunos de los progresos alcanzados, han dado como resultado la persistencia –en los últimos años– de altos niveles de hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición. Apartando así, a la comunidad internacional de los objetivos de poner fin al hambre y a todas las formas de subalimentación.

La nociva combinación de factores, que van desde la pandemia de la COVID-19, los conflictos bélicos, la desaceleración económica y los efectos de la variabilidad climática; hasta factores subyacentes como la falta de acceso a dietas saludablesentornos alimentarios poco sanosasí como la desigualdad elevada y persistente, han dado como resultado un panorama que no resulta alentador.

De acuerdo con el más reciente informe, sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que, entre 713 y 757 millones de personas podrían haber padecido hambre en 2023; esto es, una de cada 11 personas en todo el mundo y una de cada cinco en África. Es también probable, que se hayan estancado los progresos hacia el objetivo más amplio de garantizar a todos, un acceso sistemático a una alimentación adecuada, de modo que se calcula que, en 2023, cerca del 29% de la población mundial (2,330 millones de personas) padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave.

En lo que se refiere al acceso asequible a alimentos nutritivos, según cifras actualizadas y mejoradas, más de un tercio de la población mundial (cerca de 2,800 millones de personas) no pudo permitirse una dieta saludable en 2022. Las desigualdades son manifiestas por tipo de país de acuerdo al ingreso. Por ejemplo, el mayor porcentaje de la población que no pudo permitirse una dieta saludable correspondió a los países cuyos ingresos son bajos (71.5 % de la población), en comparación con los países de ingresos medianos bajos (52.6 % de la población), los países de ingresos medianos altos (21.5 % de la población) y los países de ingresos altos (6.3 % dela población).

A partir de estos datos, el informe reconoce que la falta de mejoras en la seguridad alimentaria y los progresos desiguales en el acceso a dietas saludables, arrojan dudas sobre la posibilidad de alcanzar el Hambre cero en el mundo para 2030. De hecho, las proyecciones indican que, al final de este decenio, padecerán subalimentación crónica 582 millones de personas, más de la mitad de ellas en África.

Pero al mismo tiempo, la FAO considera que, pese a estas condiciones, ha sido la región de América Latina, la que ha alcanzado progresos notables en estos temas. Así encontramos que, en 2021, la persistencia de la inseguridad alimentaria grave representó 12.1% de la población, para disminuir en 2023 a 8.7%. De igual forma, la inseguridad alimentaria moderada que equivalió a 23.5% en 2020, se redujo a 19.5% en 2023. Es importante subrayar, que en ninguna otra región del mundo se observó disminución alguna.

En esta dinámica, la FAO enfatiza, que México, fue el país que registró la prevalencia más baja de subalimentación en la región; el segundo país con la tasa más baja de población con inseguridad alimentaria moderada o grave. Así como también, se distinguió en la reducción de la prevalencia de la anemia en mujeres de entre 15 y 49 años; en el descenso en la prevalencia de sobrepeso en niños menores de cinco años; y registró uno de los porcentajes más bajos de la población que no tuvo acceso a una dieta saludable.

Estos datos favorables que presenta el organismo para nuestro país, coinciden con el más reciente Informe sobre la Medición Multidimensional de la Pobreza 2022, presentado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el que se señala que:

  • El porcentaje de población en el país, que registraba carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad, disminuyó de 22.9% a 18.2%.
  • La seguridad alimentaria pasó de 60.5% en 2018 a 66.1% en 2022.
  • Asimismo, se redujo el porcentaje de las personas en inseguridad alimentaria leve de 19.2% a 17.7%; las de inseguridad alimentaria moderada de 12% a 9.9%; y las de inseguridad alimentaria severa de 8.3% a 6.4%.
  • De igual modo, la población rural con carencia por acceso a la alimentación nutritiva y de calidad disminuyó en este mismo periodo, de 28.8% a 23.9%.

Es importante reconocer los progresos alcanzados en América Latina y México; como lo es también, acelerar la transformación de nuestros sistemas agroalimentarios para fortalecer su resiliencia ante los principales factores que determinan la inseguridad alimentaria y la malnutrición y abordar las desigualdades, a fin de garantizar la asequibilidad y la disponibilidad de las dietas saludables para todos.

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