Agricultura

Catarinas: aliadas en la agricultura sostenible

El Campo Experimental Mocochá tiene en cría especies de importancia para la citricultura

Redacción La Campiña

MÉXICO.- Las catarinas, también llamadas “mariquitas”, “vaquitas de San Antonio” o “chinitas”, son escarabajos (Orden: Coleoptera) pertenecientes a la familia Coccinellidae. Además de ser populares por su apariencia agradable y colorida, este grupo de insectos también es muy diverso.

Actualmente se registran alrededor de 6000 especies en todo el mundo y constantemente se descubren nuevas especies, especialmente en los trópicos. Sin embargo, a pesar de su diversidad, todas las catarinas o coccinélidos pasan por cuatro etapas de desarrollo similares: huevo, larva, pupa y adulto, aunque cada especie tiene un tiempo de desarrollo diferente.

Miden en promedio entre 2 y 6 mm (aunque hay especies de 1 mm) y tienen una gran variedad de manchas y colores, algunos de los cuales son de advertencia (los colores brillantes pueden alertar a los depredadores, como lo hacen en este caso), como el rojo, el naranja y el amarillo, y algunas tienen colores más bien oscuros, como cafés o negros.

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Estos escarabajos juegan un papel importante en la agricultura porque poseen características que los convierten en excelentes controladores biológicos. Como tales, se han ganado una sólida reputación por su capacidad para ayudar a controlar las poblaciones de plagas de los cultivos. Su importancia radica en su capacidad para actuar como eficientes depredadores que se alimentan de una gran variedad de insectos. La diversidad de catarinas incluye muchas especies con diferentes características biológicas y patrones de alimentación. Se han adaptado para cazar y comer larvas y estadios inmaduros de diversos insectos como pulgones, cochinillas, trips, y también ácaros, algunos de los cuales se consideran perjudiciales para la agricultura. Estos depredadores son voraces y pueden consumir grandes cantidades de presas en poco tiempo, lo que ayuda a mantener el equilibrio en los ecosistemas agrícolas.

La importancia de los coccinélidos como agentes de biocontrol es reconocida en nuestro país y a nivel mundial. En varias partes del mundo se han implementado programas de liberación de coccinélidos en cultivos como estrategia de manejo sustentable de plagas. Por ejemplo, Cryptolaemus montrouzieri es un depredador utilizado en México para controlar las poblaciones de la cochinilla rosada del hibisco (Maconellicoccus hirsutus), plaga de plantas tanto de importancia forestal como ornamental.

Otro éxito notable es Rodolia cardinalis, originaria de Australia, que se trajo a California en EUA, y se ha criado y liberado desde 1864 para controlar la cochinilla acanalada de los cítricos (Icerya purchasi) en varios países, incluido México. Otro caso interesante es el de Rhyzobius lophanthae, que es un depredador del picudo rojo de las palmeras, Phoenicococcus marlatti, una de las principales plagas que afectan a las palmeras datileras en países como Chile y España. Por su parte, Adalia bipunctata, es una catarina que se utiliza tanto en Europa como en Norteamérica para controlar pulgones en diversos cultivos.

El uso de catarinas como agentes de control biológico tiene ventajas ambientales y económicas. Reducen la necesidad del uso de insecticidas, disminuyendo así la contaminación ambiental y protegiendo la salud de agricultores y consumidores. Además, se puede mejorar la calidad y cantidad de los cultivos controlando las poblaciones de plagas, contribuyendo así a la seguridad alimentaria.

Su estudio y evaluación son muy necesarios para poder aprovechar todo su potencial, y para lograrlo, la cría en el laboratorio es fundamental. Mantener a las catarinas en un ambiente controlado permite la investigación y una mejor comprensión de su ciclo de vida, su comportamiento de alimentación, sus interacciones con otras especies, así como la evaluación de su eficacia como agentes de control biológico. De éste modo, el tipo de dieta, así como las proporciones de la misma, se pueden monitorear y ajustar para aumentar la producción de los insectos. Además, el laboratorio proporciona un lugar seguro para estudiar cómo responden éstos insectos depredadores a diferentes tipos de plagas y condiciones ambientales.

Para lograr una cría de insectos en el laboratorio, es primordial el desarrollo de dietas artificiales. La generación y elaboración de las dietas es un proceso complejo que implica la identificación y caracterización de los nutrientes requeridos por larvas y adultos. Es esencial conocer los nutrientes y sus proporciones adecuadas para que el sistema digestivo pueda aprovecharlos. Las dietas artificiales pueden ser formuladas con una variedad de ingredientes, como proteínas, lípidos, carbohidratos, vitaminas y minerales. La calidad y cantidad de los nutrientes en la dieta pueden afectar el crecimiento, la supervivencia y la fecundidad de las catarinas adultas. Por lo tanto, es importante ajustar las dietas artificiales para satisfacer las necesidades nutricionales específicas de cada especie de coccinélido.

En el laboratorio de Ecología Aplicada al Control Biológico de Plagas del Campo Experimental Mocochá, se tienen en cría a las especies Cheilomenes sexmaculata y Exochomus insatiabilis. Éstas especies de catarinas son de importancia para la citricultura, pues son depredadoras de estadios inmaduros (ninfas) del Psílido asiático de los cítricos (Diaphorina citri), así como también de áfidos, ambos vectores de enfermedades devastadoras de los cítricos. Actualmente se están llevando a cabo estudios para desarrollar dietas para su cría y evaluar éstas especies como posibles agentes de control de éstas importantes plagas y vectores de enfermedades.

Con información Inifap

 

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