Capulín, el “oro negro” de Domingo Arenas
Gracias a la comercialización del "cerezo nacional" los productores del municipio tienen una oportunidad de generar ingresos económicos para sus familias
PUEBLA, MÉXICO.- Adornando las calles de la capital de Puebla en pequeños puestos improvisados, a mediados de año suelen verse los frutos de capulín cuidadosamente acomodados en baldes de fierro. El color rojizo oscuro de estas pequeñas frutillas, marca el inicio de la temporada de cosecha de lo que productores han denominado “oro negro”.
Y es que durante los meses de mayo y junio, gracias a la comercialización del también llamado “cerezo nacional”, productores del municipio de Domingo Arenas tienen una oportunidad de generar ingresos económicos para sus familias.
Cultivados en esta región poblana localizada dentro de la zona del Izta-Popo, los capulines son fuente principal de ingresos para los pobladores, pues al menos el 70 por ciento de ellos se dedica a sembrar, cuidar y cosechar las bayas.
Allí existen al menos unos 5 mil árboles de capulín, los cuales cada temporada brindan unas 500 toneladas de fruta fresca, tal como comentó a LA CAMPIÑA Teódulo Meneses Munive, representante del Grupo de Fruticultores Innovación al Campo de Domingo Arenas.
Desde hace más de cien años, generación tras generación, la mayoría de los habitantes del municipio se ha reunido cada temporada con un mismo propósito: tratar de posicionar las frutillas en mercados cada vez más amplios.
“Ya tiene un historial desde los abuelitos, algunos árboles ya tienen arriba de cien años que los abuelitos dejaron plantados. Ahorita por eso andamos en tema de podas y rejuveneciendo los árboles frutales, (porque) hay que darle seguimiento”.
De sabor ácido y dulce, estos “primos” de las cerezas suelen consumirse en fresco y venderse por “cubetas” (10 kilos) con costo de 200 pesos al inicio de la cosecha y baja hasta unos 80 pesos cuando incrementa el producto ya bien entrada la temporada.
La creación de jaleas, mermeladas, conservas, cristalizados, licores y “mole de capulín”, son algunos de los productos que se elaboran con la fruta para darle valor agregado, pues como señala Teódulo Meneses, en el mercado las frutillas no tienen el valor que merecen.
Otra de las tradiciones es comer los huesitos como botana salada, para aprovecharlos una vez que ha pasado la temporada y continúe siendo una fuente de ingresos.
A decir de Meneses Munive, el 50 por ciento de la producción se designa para este propósito, por lo cual en meses posteriores la gente de la comunidad también se emplea en despulpar, juntar y darle sabor a los huesitos con sal y variedad de chiles.
Actualmente la mayor parte del producto se comercializa en el mercado local y apenas un 30 por ciento logra llegar al mercado estatal y en algunos casos al Estado de México, por lo que los productores trabajan en nuevas estrategias para alcanzar otros mercados, entre ellas la Feria del Capulín, que a inicios de mayo tuvo su segunda edición.
“Nosotros lo que estamos haciendo es que nuestros productos pueden estar presentes en algunos centros comerciales, cadenas restauranteras, trabajar con el mercado estatal, nacional y, por qué no, intentar con el extranjero. Mientras estamos trabajando con lo básico, comenzando a mover producto para, poco a poco, empezar a buscar otras alternativas de mercado”.
Por el momento, el Grupo de Fruticultores busca capacitaciones para poder tener certificaciones, hacer registro de envasado, y tener una marca registrada y crear otros productos que puedan generarles mayor economía.
Por ello, los productores de Domingo Arenas invitan a consumir el capulín en fruta o los huesitos como botana, pues de su venta dependen cerca de 2 mil 500 familias de la localidad.
“Intentamos buscar otro tipo de mercado para que el campo poblano empiece a motivarse porque hay un rezago económico, vienen los intermediarios y nos amuelan el precio. Entonces queremos darle un seguimiento, un plus donde la gente del municipio sienta que es rentable su trabajo y le den seguimiento al campo”.