Frambuesas de San Diego Buenavista: esfuerzo, calidad y el sueño de exportar
En este pueblo, el 90 por ciento de las familias se dedica al cultivo de las frambuesas
PUEBLA, MÉXICO.- Como perlas rojizas que llegaron a darle una nueva esperanza de desarrollo al pueblo, las frambuesas crecen rozagantes en San Diego Buenavista; pero la falta de acceso al agua para regar los cultivos limita los sueños de los pobladores de lograr posicionar las frutillas en el mercado internacional.
El agua es abundante en la zona de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, donde está ubicada esta localidad perteneciente al municipio de Huejotzingo, Puebla; sin embargo, los campesinos no pueden usarla ya que carecen del permiso para perforar un pozo.
En este pueblo, el 90 por ciento de las familias se dedica al cultivo de las frambuesas, pues cuentan con 30 hectáreas de producción, y una cantidad cercana a las 8 toneladas de cosecha por hectárea cuando la temporada ha sido buena.
Los poco más de cien productores que habitan en la localidad han logrado cosechar hasta 10 mil cajas cada tercer día por temporada desde que incursionaron en la siembra de la baya hace unos 10 años, algo así como unas 30 mil cajas de frutilla a la semana.
Frambuesas, perlas rojizas que iluminan el rostro de Buenavista
La producción es tan abundante que incluso requieren de mano de obra externa para darse a basto durante la época de cosecha, que se extiende desde finales de abril a noviembre, explica a LA CAMPIÑA Marcos Hernández Corona, miembro fundador del Grupo Rural Buenavista, pionero en la siembra de las berries en la región.
PRODUCCIÓN COMUNITARIA
Desde hace varios años las familias del lugar subsisten gracias a la producción de la frambuesa, que se trabaja principalmente en dos variedades: la llamada Isabel (5%), y otra de mejor calidad conocida como Maravilla (95%).
La distribución ocurre en comunidades cercanas, en mercados locales y del estado, siendo la fruta natural la principal forma de distribución, aunque algunos pocos dan un valor agregado al procesarla en licores, jugos o sidras.
En el municipio de Huejotzingo hay otras dos localidades dedicadas a estas berries: Domingo Arenas y Chiautzingo, pero son minoritarios; la producción la lidera San Diego Buenavista. A decir de Marcos Hernández, la mayor competencia está fuera de Puebla, en los estados de Michoacán, Jalisco, Colima y Guanajuato.
Según explica, Buenavista tiene todo el potencial para abastecer la frutilla a nivel nacional; y si bien en la temporada de invierno baja la producción, ello sólo ocurre porque no cuentan con las condiciones adecuadas de mejora tecnológica, lo cual se resolvería con apoyo de inversión estatal.
A casi 10 años de haber iniciado el proyecto de siembra de estas berries en la zona, los productores ya viven y trabajan para lograr la exportación, pues como señala Hernández Corona, sus bayas cuentan con la calidad suficiente para el mercado internacional.
“La realidad es que todos quisiéramos exportar, esa es la verdad, ese es nuestro objetivo principal porque ¿quién no quiere cobrar en dólares?, aunque no despreciamos los pesos mexicanos. Nada más que para eso hay que cumplir con todos los requisitos, certificaciones y ahí se necesitaría el apoyo de los diferentes niveles de gobierno que pongan los ojos en el campo, que realmente apoyen para que podamos”.
Pero la certificación no es su gran limitante. El problema mayor, enfatiza, es el agua. Aunque la región tiene bonanza en agua, necesitan la liberación de un permiso para perforar un pozo que abastecería del líquido a todos los productores de la región.
“Tenemos calidad pero necesitamos la certificación, y para la certificación necesitamos que nuestra planta esté bien hidratada, y para estar bien hidratadas necesitamos un pozo, porque si no, se nos encarece el costo de producción y ya no podemos competir”.
El líder en la producción de frambuesas comenta que, así como los productores de berries se consolidaron hace una década en el Grupo Rural Buenavista, se espera que la ayuda para certificación de exportación llegue a todos por igual.
“Algunas personas podemos hacerlo pero no todos tienen las posibilidades de cumplir con todos los requisitos de tener una certificación de exportación. Entonces, yo creo que sería injusto que unos avancen y otros se queden. Una comunidad, para que realmente tenga éxito, todos tendríamos que ir de la mano”.