Cosecha de Historias

María de Lourdes, “mujer del fuego” especialista en mole colimense

De sabor semidulce, el platillo se prepara con chiles huajillo, pasilla, piloncillo, entre otros 15 ingredientes

Magdiel Olano

MÉXICO. El Remate es una pequeña población, tranquila y agradable, localizada en el municipio de Comala, Colima, donde la mayor parte de su población se dedica a la agricultura. Además  de por sus vestigios arqueológicos, destaca porque por más de seis décadas abasteció de luz a la comunidad colimense, al haberse establecido en la primera planta generadora de electricidad en este estado.

Este lugar, que adquiere su nombre porque aquí colinda Colima con Jalisco, es el que vio nacer a María de Lourdes Hernández Salazar, una cocinera tradicional quien desde hace cerca de seis años se dedica a la promoción y difusión de la gastronomía colimota.

Fotografía: FB Cocinera Tradicional de Comala

Asentada desde hace varios años en la comunidad de La Caja, en este mismo estado, su desempeño en la defensa y rescate de la comida típica de Colima la han llevado a participar en encuentros locales, muestras gastronómicas y Congresos Internacionales de Cocina Tradicional.

Doña Lourdes creció al lado de su abuela, Raquel, quien heredó saberes de la cocina tradicional y a su vez las trasmitió a ella. “Aprendí cocinando con mi abuela, que cocinaba en una casona de ricos en Colima”, narra para LA CAMPIÑA la también representante de Colima en el proyecto nacional Probemos México.

Habrá tenido unos 12 años cuando empezó a aprender el oficio de cocinera, pero no fue hasta después de casarse, cuando tras que su esposo cayera en una enfermedad, que decidió dedicarse a tiempo completo a la preparación de alimentos para, con ello, ganar recursos económicos.

Fotografía: FB Cocinera Tradicional de Comala

Orillada por la necesidad, mostró al mundo sus dones para cocinar, haciendo alimentos típicos de la región en un principio para la gente de su calle, luego conquistó los paladares de la comunidad y tras ello fue solicitada para dar de comer en escuelas y honrar los ritos en fiestas patronales.

No fue la suerte sino su habilidad, talento y sazón la que la llevaron a ganar el Concurso de Cocina Tradicional en Comala, donde obtuvo el primer puesto en la categoría de Aficionado. Tras ello, consciente ahora de su don en la cocina, se adentró en la investigación y difusión de esta práctica, junto a Gladys Espinoza, fundadora del colectivo Mujeres del Fuego.

MOLE DE BODA

Si bien domina toda la cocina tradicional y prehispánica colimota, la señora Lourdes es especialista en la elaboración del mole colimense, la narración de su historia y en los platillos derivados de esta pasta que se hace en la zona sur de Jalisco y norte de Colima.

De un sabor semidulce, el mole de Colima usa chile huajillo, pasilla, piloncillo, entre otros 15 ingredientes y se acompaña con carne de guajolote (o pollo, en épocas ya más recientes).

“Mujeres del Fuego”, cocineras que recuperan, documentan y transmiten la gastronomía de Colima

Este mole —narra Doña Lulú la historia que le contó su abuela— en un inicio era exclusivo para los paladares de las más grandes personalidades en las haciendas, quienes tenían el privilegio de tener los ingenios de la caña de azúcar y los recursos para preparar un platillo con tantos ingredientes que antaño no fueran posibles comprar por una sola persona.

Pero la solidaridad de la comunidad hizo que este gran platillo fuera posible en la comunidad para ocasiones especiales, particularmente las bodas, pues entre todos compartían los gastos para hacerlo:

A mí  lo que  me parce más interesante y bonito es que se unían las familias para decir ‘vamos a cocinar ese mole’. Decían yo te pongo los huajillos, el chile pasilla o el guajolote”.

No obstante, en fechas recientes una comida tan tradicional se comenzaba a perder ante la entrada de otros platillos más novedosos, por lo que con la memoria de su abuela al frente, Lourdes Hernández comenzó a reposicionar el característico platillo llamado “mole de boda”.

El mole se estaba perdiendo a grandes pasos porque era sustituidos por la birria u otra comida rápida que se sirven en las  bodas”.

AMOR A LA COCINA TRADICIONAL

La falta de apoyos ha sido la constante en su camino por el reposicionamiento de la cocina tradicional, no obstante Doña Lulú señala que el amor a la cocina tradicional la ha llevado a ella y otras defensoras de esta práctica a insistir en el reconocimiento.

En promoción y difusión nos ha servido de mucho, pero estamos en esto por amor a lo que hacemos, porque hemos batallado mucho, nos han cerrado puertas, pero  hemos crecido poco a poco”.

La señora Lourdes dice que en sus seis años como miembro del colectivo Mujeres del Fuego la ha hecho “sentir una persona más segura de mí  misma, he crecido mucho como persona, me ha enseñado a desenvolverme, a valorar lo poco que sabremos y que ya la gente no tan fácil lo sabe, sobre todo los jóvenes”.

Fotografía: FB Cocinera Tradicional de Comala

Así que con la satisfacción de ser una cocinera tradicional, un título que se ha ganado a sudor y esfuerzo, dice sentirse orgullosa por saber “tortear” (preparar tortillas a mano) y una ofensa como —quizás— lo es para otras mujeres.

Yo sé que a lo mejor es mal visto, pero tenemos la herencia de  nuestras abuelas y debemos de sentir orgullo. Yo para  nada me avergüenzo de nuestros trajes, nuestra cultura, de cocinar con leña, al contrario. Me gusta, me encanta y como misión de vida es poder transmitir a otras generaciones. Para mí  ha sido muy satisfactorio”.

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