Columnas

Comida de hogar

Es reconfortante, cálida, rica, abundante y, sobre todo, única

Luisa Rentería

Para continuar con la semana del Día de las Madres, pensemos en la comida de hogar: reconfortante, cálida, rica, abundante y, sobre todo, única, irrepetible y mítica, si no la prepara ella, aunque tengamos la receta original, no es la misma.

Esta concepción romántica se entrelaza con el nacimiento y alimentación. Los bebes tienen una relación simbólica con la alimentación desde que reciben el pecho de la madre para ser amamantados, alimentados. Esa conexión de que la comida de hogar es “abrazadora” tiene muchas vertientes de análisis.

Por un lado, la idea de que la comida de mamá es única desde la percepción de que “absolutamente nadie ni nada podrá igualarla jamás”, se refiere a que la comida que nos gusta la creo ella. Todo lo sabroso fue acercado a nosotros por la mamá, en un principio. No es cuestionable que en la mayoría de los casos, en Latinoamérica, nuestro acercamiento a los ingredientes y comida “rica” -desde nuestras percepciones y gustos- nació en casa, con la familia, creada y servida por las mamás o figuras maternas.

Por otro lado, este tipo de idealizaciones alrededor de la comida hogareña pueden ser motivo de frustraciones dentro de la cocina, pues la imagen mítica de que la comida de hogar es insuperable, elimina cualquier intento por querer recrearla, y mucho menos superarla.

En muchos casos, estos pensamientos frenan la creatividad de nuevas cocineras o cocineros, tomando como argumento que nunca serán capaces de recrear algún platillo de casa, o usando esas recetas como inspiración, muchas veces modificando la receta original con la justificación de que: “sólo ella podía prepárala de esa forma”.

La comida de las mamás debe ser sólo un ente -y recuerdo- que nos ayude a regresar a la realidad después de momentos difíciles, no un tope de frustración e imaginarios que nos impidan cocinar y volver a las recetas de hogar.

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