MÉXICO.- Los frijoles pertenecen a la familia de las leguminosas. Hallazgos confirman que era cultivado en Mesoamérica hace ocho mil años y que fue una de las principales especies que se integró a la dieta básica de las culturas indígenas.
En México es un cultivo tradicional y se le encuentra en todas las regiones agrícolas del país, su demanda es casi universal e incluye diversas clases que han sido agrupados de acuerdo con su color en negros, amarillos, blancos, morados, bayos, pintos y moteados.
El consumo anual per cápita del país es de nueve kilogramos y en los meses de noviembre, diciembre y febrero se obtienen las mayores cosechas. Las variedades más consumidas son negros, pintos, flores y azufrados.
ALIMENTO BÁSICO
Se trata de un alimento básico de la mesa mexicana, pues está presente en la mayoría de los antojitos mexicanos, por ejemplo: sopes, panuchos, tlacoyos y, por supuesto, en las enfrijoladas. También es ingrediente básico de guisados como el caso de los frijoles puercos de diversas regiones del territorio nacional o los frijoles charros, clásicos del norte de nuestro país.
Los frijoles contienen carbohidratos complejos y entre las vitaminas que aportan se encuentran las del complejo B, asimismo, tiamina, riboflavina, niacina, ácido fólico y son una fuente importante de hierro, magnesio, potasio, zinc, calcio y fósforo.
Por su alto contenido de proteínas, antioxidantes, fibra y minerales, los frijoles negros pueden ayudar a proveer todos los aminoácidos que el organismo necesita, reducir los niveles de colesterol y de azúcar en sangre, prevenir el estreñimiento y desintoxicar el organismo.