Chile en nogada, símbolo de una nación independiente
PUEBLA, MÉXICO.- Desde su gastronomía, Puebla forma parte importante del nacimiento de una nación independiente, pues a través de los colores en el emblemático platillo del chile en nogada se configuran símbolos históricos.
Así lo señaló el académico e investigador José Ángel Perea, al ofrecer la primera conferencia del Coloquio del Chile en Nogada, que organiza el gobierno del estado de Puebla para festejar los 200 años del platillo barroco por excelencia.
“Cada vez que nosotros comemos, degustamos, preparamos y promovemos el chile en nogada, estamos comiendo símbolos y recordando que somos un país independiente y que esa idea de nación la tenemos en nuestra bandera, en nuestros símbolos patrios”.
Durante la ponencia transmitida en redes sociales, el especialista comenzó explicando que una tradición es un fenómeno cultural, la forma de una conducta social aprendida de sociedades pasadas. Una tradición, añadió, posee un significativo colectivo cuando es reconocido y aceptado por una comunidad; reproduce conocimientos, prácticas, creencias y valores originarios pasados.
Así, el consumo del platillo del chile en nogada se ha convertido para los poblanos en una tradición, porque es un fenómeno cultural que se recrea cada año y genera una conducta social.
Si bien indicó que el chileno en nogada era un platillo que ya era muy consumido en la época del Virreinato, se trataban de chiles poblanos con variados tipos de relleno, como el pescado, carnes, frutas, frijoles o queso, aderezados con una salsa de nuez, de ahí su nombre.
En cuanto al origen de los ingredientes, recordó que a la conquista del nuevo mundo llegaron 12 frailes franciscanos, quienes se asentaron en Texcoco y en el municipio poblano de Huejotzingo. Este último un terreno fértil para producir alimentos traídos de España, como el nogal, peras, duraznos y manzanas.
Dicha región de Puebla resultó ser muy efectiva para la siembra, pues la ceniza en la tierra debido a antiguas erupciones del volcán provocaron una fertilidad en la tierra, a la par del agua del subsuelo por el deshielo del mismo volcán.
“Esto ayudó a que Huejotzingo y Calpan se pudieran sembrar pera, manzana, durazno y nogal”, externó a la par de indicar que en Puebla se amalgamaron ciertos productos gastronómicos, concretamente en los conventos de monjas, donde se conjuntaron estos elementos.
Dentro del contexto histórico, se inclinó por la versión de relatos que indican que fue el Obispo Antonio Joaquín Pérez Martínez quien propuso el menú para Agustín de Iturbide, como muestra de agradecimiento.
“A mí no se me hace nada casual que el obispo Joaquín Pérez Martínez halla aderezado este platillo del chile en nogada, que ya se consumía con los colores de la bandera trigarante, para representar lo que se estaba llevando a cabo por el Ejército Trigarante, que era la consumación de la independencia.
En la religión, señaló, la granada simboliza la unión de la iglesia, y dentro de los postulados del plan de iguala se habla de la unión, por lo que en el chile en nogada se estaban materializando estas formas simbólicas.
“Mi planteamiento es que el obispo Joaquín Pérez Martínez pudo haber sido el creador de que se adornaran con nogada, granada y perejil a fin de que pudiera tener los colores de la bandera Trigarante, porque en el chile en nogada estamos sirviendo símbolos desde sus colores: verde, blanco y rojo”.