Puebla, hogar del vino

SANTA RITA TLAHUAPAN, PUEBLA.- ¿Sabías que Puebla fue el primer lugar en hacer vino en todo el continente americano? Esa fue la idea que hace 10 años sembró un prestigiado enólogo en la cabeza de Miguel Ángel Hernández Tecanhuey, idea que consiguió multiplicarse en el deseo de una veintena de agricultores que hoy esperan pacientes el renacimiento de la primera vendimia en la región de Santa Rita Tlahuapan, San Salvador el Verde y San Felipe Teotlalcingo.
EL PRIMER PASO
Con una copa de vino en la mano y la otra sosteniendo una pala, los viticultores de la región cuentan con orgullo cómo este cultivo comenzó a proliferar en la zona centro-oeste de Puebla hace apenas un par de años.
Primero llegaron las burlas por apostarle al desarrollo de los viñedos, un cultivo hasta entonces ajeno a la agricultura local, y después la pretensión de otros por conseguir lo que ahora se tiene: 18.25 hectáreas en desarrollo constante y saludable para producir las uvas que darán origen al primer vino hecho en Puebla.
“La comunidad se reía de ellos porque pensaban que no iba a funcionar (el desarrollo de los viñedos), hoy la recompensa es emocional y en poco tiempo esperamos que prospere en mejores ingresos para todos”, cuenta Miguel Ángel Hernández, el enólogo que encausa este proyecto y que para el 2018 tiene tres encomiendas fundamentales: multiplicar a 40 el número de hectáreas de uva en Calpan y Huejotzingo, construir una planta vinícola que produzca el primer vino 100 por ciento poblano y abrir la vendimia al público.
Por lo pronto, recorren los viñedos, revisan que las plantas se mantengan saludables y programan el primer corte de uva en el predio La Conejera de Santa Rita Tlahuapan para finales de septiembre y principios de octubre de este año. Ese gran paso lo acompañarán con recorridos programados de visitantes y turistas que deseen conocer el proyecto.
El año pasado, los viticulores de la región hicieron el primer ensayo de corte de uva y con un ensamble de fruta traída de Baja California elaboraron el primer vino en Puebla, pero los estudios siguen su curso y perfeccionan la bebida que pretende conquistar los paladares más exigentes con una marca que podría darse a conocer el 5 de mayo de 2018.
Para Don Adelfo, horticultor de tradición, la cultura del vino que hoy adopta al sembrar sus tierras con la especie pinot noir y syrah es una constante enseñanza. Mientras Miguel Ángel -el experimentado enólogo y con amplia trayectoria en este cultivo en Francia, España, Estados Unidos, México y Marruecos- los instruye en conocer el vigor de la viña, la presencia y combate de plagas, respuesta a tratamientos y la adaptabilidad de la vid, el viticultor le indica los tiempos de siembra según las fases lunares.
Así, los viñedos en Puebla, surgen como un proyecto con altas expectativas comerciales, de rigurosa disciplina y con una profunda cohesión social en la agricultura.
SABOR A PUEBLA
El vino poblano es auténtico, genuino, simple. No necesitas ser un experto en vinos (sumiller) para deleitarte con una bebida que destaca por su sabor y no por el alcohol que posee.
Hace un año los viñedos de Puebla dieron su primera cosecha (ensayo) donde fue posible hacer las primeras pruebas del vino que hoy se perfecciona antes de salir a la venta. Miguel Ángel Hernández no se da por vencido y sigue realizando los estudios de cromatografía y maceración para conocer la concentración de colores, acidez y Ph de la uva.
Pero su propósito es muy claro: “hay que hacer el vino que la tierra da y no el que uno quiere hacer”.
Bajo esta consigna, el vinicultuor también ha sumado a su agenda del 2018 el estudio de los diferentes microclimas del estado, particularmente en la Sierra norte y la Mixteca, para sembrar otras variedades de uvas vinícolas con el fin de que Puebla recupere aquél lugar que pocos saben y que desde hace casi 500 años perdió: la cuna del vino.
TRAGO AMARGO
Era orden de Carlos V, en 1531, que los navíos que llegaran a la Nueva España vinieran cargadas con vid y traídas a la recién fundada Puebla de Los Ángeles.
En este valle frío, decían los colonizadores, las vides podrían crecer tan frondosas como en España y dar el fruto perfecto para replicar su vino.
Y así fue, según consta en los relatos de religiosos y migrantes que hoy resguarda el Archivo General Municipal de Puebla, los cuales son traducidos y estudiados por el historiador Arturo de Córdova y el enólogo Miguel Ángel Hernández para dar fundamento a la historia vinícola de Puebla como cuna en América.
Este trabajo puntilloso de Arturo de Córdova y Miguel Ángel Hernández también revela que los campos de la zona de Amalucan, en Puebla, y de la Noria (antes Atlixco), crecieron como grandes viñedos. Las órdenes franciscanas se encargaron de enseñar la elaboración del vino, el cual fue imitado en toda la región, sin distingo entre españoles e indios.
Basados en documentos, actas y relatos que hoy resguardan archivos en Cholula, Puebla y la Ciudad de México, se resume que la proliferación del vino en Puebla en aquellos años fue tan próspera que la Corona española emitió una primera prohibición para producir vino fuera de la Iglesia Católica porque la bebida local tenía mayor demanda que la que llegaba del Occidente.
El descontrol fue tal que nuevamente se impuso otra prohibición y sólo podía comerciarse vino con sisas y marbetes (etiquetas) que se imponían en las botellas que descargaban desde San Juan de Ulúa (Veracruz), antes de llegar a la tierra de los Ángeles.
Miguel Ángel Hernández cuenta, según la indagatoria histórica que aún está en curso, que las autoridades en Puebla recién fundada, impusieron el pago por uva para controlar el desarrollo de los cultivos. Esta medida tampoco progresó.
Los viñedos y la industria vitícola era tan boyante en la agricultura local que fue necesario acatar una orden fulminante en voz de Carlos V: arrancar todas las vides de Puebla de Los Ángeles y sus alrededores. Fue así como la cultura vinícola quedó zanjada.
SUAVE PORVENIR
Los diminutos arbustos que reverdecen en el valle de Santa Rita Tlahuapan brotan las guías que pronto treparán por un palo de madera que los campesinos de la región colocan cuidadosamente uno a uno por todo el predio. Otras vides más grandes lucen ramas con hojas acorazonadas y algunos pequeños racimos que sugieren una gran cosecha de uvas para finales de septiembre.
El ánimo de los productores se percibe cuando muestran un viñedo próspero. El aprendizaje no cesa. Todos están listos porque el renacimiento de la vendimia en Puebla es un porvenir que marcará la historia de la agricultura en el estado.
Ya falta poco. El cristal de las copas resuena para brindar aquella idea que cimbró la cabeza y el corazón de los viticultores que hoy ven en aquél deseo un sueño hecho realidad.