Caminar entre zurcos de Michoacán y aprender del teocintle
PUEBLA, MÉXICO.- El teocintle es una especie silvestre pariente del maíz, a partir de la cual se domesticó como cultivo por lo antiguos habitantes de Mesoamérica para dar origen a esta semilla que en la actualidad es, junto al chile y el frijol, el alimento más importante de México.
A pesar de ser su ancestro, en la actualidad ha llegado a considerarse una maleza problemática al crecer junto a las siembras de maíz, y de difícil control ya que los herbicidas que se utilizan no distinguen entre teocintle y maíz, afectando también a éstos.
No obstante, los teocintles podrían representar una fuente importante de genes para mejoramiento en el maíz, en aspectos de calidad nutritiva, resistencia a enfermedades, adaptación a condiciones de sequía o inundación y en calidad agronómica.
En la actualidad, no existen estudios específicos que lo demuestren a profundidad, toda vez que la adquisición de conocimiento de estas plantas continúa en proceso, tal como lo revelan artículos de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
MAÍZ DE COLORES
Marco Antonio Lázaro Gaspar, un campesino y médico de profesión egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, halló por experiencia los beneficios que el teocintle es capaz de otorgar al maíz, además lo que pareciera ser una especie de planta híbrida entre estas dos plantas.
De familia campesina, Marco Antonio creció en San Agustín del Pulque, en la zona centro del Lago de Cuitzeo, en Michoacán, y “aprendió a caminar entre los zurcos”.
De joven, su papá le decía que el teocintle no era una plaga o se podría utilizar solamente para forraje, sino que por medio del cruzamiento de polen también hacía que los maíces fueran más resistentes. Desde entonces, dejó de quitarlas de sus parcelas.
Hace 10 años comenzó a sembrar maíz de color rosa y rojo, y empezó a notar que algunas de ellas comenzaban a “hijar”, pues de donde sale cada elote nacía una pequeña rama y de ahí unas mazorquillas con dos hileras de granos, las cuales “ninguneaba” y no les tomaba mayor importancia. Pensó que esto era responsabilidad de los maíces transgénicos que cultivaban los vecinos.
“Eso me llevaba a ciertas confusiones, realmente pensabas que era una contaminación genética. Lo que yo no consideraba es que el teocintle debería ser el responsable”.
Las mazorquillas se tratan de un híbrido entre el maíz y el teocintle, lo que algunos consideran un “retroceso germinativo o genético” de la semilla del maíz.
“Esto fue un mero hallazgo, yo no había tenido antecedentes de alguien que tuviera este tipo de mazorquillas, ni siquiera están registradas por aquí en estos rumbos”.
Tras ello, hace cuatro años se dio a la tarea de crear una siembra de mínima labranza y cero agroquímicos ni riesgos, bajo la idea de corroborar si realmente el teocintle profería sus características de rusticidad al maíz.
La siembra la realizó en un predio de 4 hectáreas, de terreno calizo mezclado con tierra negra de migajón (combinación de arena, arcilla y gran cantidad de material orgánico). Ahí, hay un pequeño arrollo que al pasar hace que esta fracción de terreno quede separada del resto.
En ese espacio de 10 x 25 metros, donde sembró semillas de maíz nativo combinadas con teocintle, descubrió que al haber un cruzamiento de semillas, se mejoraron las condiciones genéticas en cuanto a resistencia a plagas, tolera la sequía y la humedad.
En sus primeros tres ciclos agrícolas cosechó entre 25 a 30 kilos; pero para el cuarto, con mejores condiciones de agua, la cosecha fue de 125 kilos, un estimado de 6 toneladas por hectárea, una gran cosecha tomando en cuenta la mínima inversión y sin costo de labranza.
“En los tres últimos ciclos escasos de agua, tuve un cosecha aceptable. Mazorcas que medían 7cm, dos ciclos después, bajo mejores condiciones de humedad, las mismas semillas alcanzaron tamaños entre los 20 y 23 centímetros”.
El interesado en seguridad agroalimentaria, aseguró que si bien como cultivo las mazorquillas no son redituables, pues en la parcela encontró apenas el 1 por ciento de esta planta híbrida, en el resto del maíz que no desarrolla estas características notó un mayor rendimiento que no había observado en años anteriores.
“Mi edad son 49 años y tengo 45 años de recordar cómo han sido los estilos de producción, nuestro estilo de labranza, las variedades y yo no recuerdo durante los últimos 10 años haber siquiera visto ni observado algo semejante, de ahí que me di a la tarea de observarlo, pero no consideraba ninguno de los atributos que le podía dar el teocintle al maíz”.
NO ES PLAGA
A decir de Lázaro Gaspar, el utilizar teocintle en la siembra de los maíces no solamente sería benéfico para utilizar menos agroquímicos, por lo que confío en que existan a la postre más estudios que documenten las implicaciones favorables en el maíz, pues sería un gran avance para quienes se dedican al cultivo de maíces nativos.
Por ello, pidió que se revaloricen los maíces al buscar su mejoría de la misma manera que lo hicieron los ancestros hace miles de años.
Asimismo, a ver esta especie como un miembro más del sistema milpa para guardar las mismas prácticas de siembra y cultivo, pero con conocimientos mayores de lo que acontece con el maíz.
“Preservemos las razas nativas protegiéndolas de invasiones de germoplasma transgénico, pero dotándolo de potenciadores y mejoradores del mismo con aquello que un día le dio origen: el teocintle, y dejemos de verlo como una plaga.
“Si esto tiene sustento entonces encontraremos una mayor producción de nuestros propios maíces nativos y que lejos de haber un retroceso, es potenciar lo que tenemos. Si eso significa mayor productividad, qué mejor”.