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Publican el libro Sembrando vida, una investigación etnográfica acerca del programa forestal

Se convocó a investigadores que estuvieran haciendo etnografía de campo para que registraran en la obra las opiniones de los campesinos.

Redacción La Campiña
  • La etnóloga María Patricia Monsiváis Galindo expuso que en el ejido Colón, en Durango, el programa ha tenido buena repercusión, ya que se están produciendo plantas originarias de la región, como huizache, mezquite, nogal, maguey, orégano y mostaza.

MÉXICO.- El programa Sembrando Vida, impulsado por el Gobierno de México, otorga una ayuda económica mensual de 5,000 pesos, así como apoyos adicionales y/o en especie a campesinos que habitan en localidades rurales con rezago social y son propietarios de 2.5 hectáreas, para que sean trabajadas en un proyecto agroforestal. Los beneficios y problemas en la aplicación de esta iniciativa son los temas centrales que se abordan en un libro homónimo.

Sembrando vida, editado por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), fue coordinado por el antropólogo y profesor de esta institución educativa, Elio Masferrer Kan; cuenta con la colaboración de un equipo multidisciplinario que, a partir del trabajo etnográfico, analiza la situación del programa en comunidades agrarias de Durango, Guerrero, Tabasco, Veracruz, Puebla, Oaxaca, San Luis Potosí y Sinaloa.

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A la presentación del libro, organizada por el Círculo de Reflexión Buzón Ciudadano AC, en el parque del “Cartero José Refugio Ménez”, en la Ciudad de México, acudieron el coordinador del mismo y cinco de los colaboradores, quienes expusieron sobre la experiencia de campo y el ensayo que escribieron.

“Este ejemplar nace porque los científicos sociales tenemos una opinión crítica del programa Sembrando Vida; convocamos a investigadores que estuvieran haciendo etnografía de campo para que registraran en la obra las opiniones de los campesinos. Es un trabajo cualitativo que aporta mucho más de lo que un simple dato estadístico puede otorgar”, señaló Masferrer Kan.

En su intervención, la etnóloga María Patricia Monsiváis Galindo expuso que en el ejido Colón, en Durango, el programa ha tenido buena repercusión, ya que se están produciendo plantas originarias de la región, como huizache, mezquite, nogal, maguey, orégano y mostaza.

En tanto, el etnohistoriador Gabriel Pérez Millán, quien trabajó con ejidatarios de Omitlán, Guerrero, mencionó que la iniciativa incentivó a los campesinos para sembrar mango y limón en vivero comunitario, así como semillas de roble y caobilla; pero, dijo, no se siguen los lineamientos que dictó el gobierno, sino aquellos que imponen los ingenieros agrónomos.

A su vez, el etnohistoriador José Vargas Ricárdez se refirió a la etnografía que emprendió en cuatro comunidades de Tabasco, donde el problema principal son las inundaciones:

“Han ido sembrando según la región, no es lo mismo en Paraíso, donde se dan las palmeras, a Jalpa de Méndez, productor de cacao, es necesario que se analice la extensión de tierra que marca el programa, ya que 2.5 hectáreas para Tabasco implica un sector de tierra inundado, y productos como el cacao se pierden”.

El etnólogo Ricardo Álvarez Sevilla, quien dedicó su análisis a Zongolica, Veracruz, hizo hincapié en que en este territorio Sembrando Vida se limitó a mil agricultores, dejando fuera a otros que también requieren del apoyo. Actualmente, expuso, la propia comunidad se ha organizado para hacer cultivos de maíz, haba, frijol, encino y caoba; se generó un rescate de los saberes ancestrales y hay agricultura de autoconsumo.

Sobre su trabajo en Sierra Norte de Puebla, el profesor Luis Marcelo de Luca comentó que entrevistó a estudiantes de la Universidad Intercultural de dicha entidad, que participaron o sus familias están inscritas en el programa.

“Tengo siete años de radicar en esta región y he acompañado a los pueblos desde una visión biocultural; el programa dio voz a los campesinos para sembrar café, canela y están en pruebas para producir vainilla; sin embargo, hay tala en los bosques para hacer potreros y eso debe detenerse”, advirtió.

Masferrer Kan detalló que el libro se complementa con los ensayos de la académica Yuyultzin Pérez Apango, quien trabajó en una comunidad de la Sierra de Otontepec, Veracruz; de la investigadora Adriana Ferrer Reyes, quien investigó en la Mixteca Alta de Oaxaca; y de la antropóloga María del Rocío Orozco Gaitán, cuyo ensayo versa sobre la presión de las inmobiliarias hacia los campesinos de la Sierra de San Miguelito, en San Luis Potosí.

Asimismo, incluye un texto del equipo de la Escuela de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Sinaloa que, por seguridad, no está firmado, pero trabajaron con campesinos de Badiraguato y dos pueblos vecinos a este, pertenecientes al Triángulo Dorado de Culiacán, donde han cambiado el cultivo de amapola por la siembra de árboles.

EL APUNTE

El libro Sembrando vida puede adquirirse en el Departamento de Publicaciones de la ENAH (calle Zapote s/n, esquina con Periférico sur, colonia Isidro Fabela, alcaldía Tlalpan, Ciudad de México), junto a la Zona Arqueológica de Cuicuilco. Costo: 100 pesos.

 

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