¿Recuerdan la moneda mexicana de “el elotito”?
Esta curiosa moneda -a pesar de no ser una de las monedas más finas y de renombre de la numismática mexicana - es recordada con cariño por contener la imagen del maíz que es símbolo de nuestra identidad y la base de alimentación millones de mexicanos
MÉXICO.- La Casa de Moneda de México -la encargada de acuñar las monedas de curso legal en nuestro país- tiene una enorme tradición, que está ligada a la historia y construcción de esta nación.
A lo largo de sus 487 años de vida, la Casa de Moneda ha acuñado una enorme cantidad de monedas con diversos motivos, algunas de las cuales le han valido el reconocimiento internacional. Recordemos tan sólo, que en 2014, la Conferencia Internacional de Directores de Casas de Moneda otorgó el reconocimiento como la moneda más bella del mundo en circulación, a la emitida en honor de Belisario Domínguez Palencia.
De igual forma, los motivos agrícolas tampoco han faltado. En 1974, comenzó a circular en nuestro país una moneda pequeña de 10 centavos, que fue conocida coloquialmente como “la del elotito”.
Esta curiosa moneda -a pesar de no ser una de las monedas más finas y de renombre de la numismática mexicana – es recordada con cariño por contener la imagen del maíz que es símbolo de nuestra identidad y la base de alimentación millones de mexicanos. Lo que también nos comprueba, que una moneda no requiere ser muy grande y hecha de materiales finos para que se considere memorable.
Esta moneda que medía aproximadamente 15 milímetros de diámetro y pesaba alrededor de 1.5 gramos de peso, estaba fabricada en cuproniquel –una aleación de cobre y níquel– lo que le daba un tono plateado muy llamativo, a la vez que la hacía muy resistente al manejo y desgaste al que está expuesta toda moneda.
El diseño nos muestra una figura de maíz en el centro, la que está capturada en todos sus detalles por la acuñación. Las hileras de los granos, están muy bien definidas y un acercamiento nos permite observar la imagen de cada grano de forma muy precisa. Los acuñadores no se olvidaron de mostrar en la parte superior, las fibrillas –o la melena rubia- que caracteriza al maíz.
De igual forma el tallo –de donde se sujeta el elote– y las hojas superpuestas están muy bien estampadas en la pequeña moneda, lo que sin duda, representó un reto por su tamaño. Resulta asimismo peculiar, que del lado derecho, en lugar del símbolo común de centavos –que se emplea en las monedas más modernas– utiliza la abreviación (Cs.). El canto de la moneda registraba unas estrías, lo que la hacía muy singular.
Con información del SIAP