Rubén Hernández: Periodista, comunicador y apasionado de la gastronomía
“Hay un consejo que a veces nos dicen
cuando iniciamos con la profesión periodística:
salte del periodismo a tiempo, porque puede ser una droga.
Yo cometí el error de seguirme en vilo”
PUEBLA, MÉXICO.- Fue gracias a su proyecto Crónicas del Sabor que conocí a Rubén Hernández, lo agregué a Facebook y tiempo después tomé un taller en comunicación gastronómica que impartía junto a su colega Nadia Luna, donde presencié su carisma, inteligencia y amor por la profesión hacia el periodismo. Me es necesario mencionar que, gracias a ese taller, decidí iniciar con esta serie de entrevistas que han sido muy reconfortantes.
Rubén estudió Letras Hispánicas en la Facultad de filosofía y Letras de la UNAM, es director de la revista virtual Crónicas del Sabor, director de comunicación en Vatel Club México y durante casi 40 años se ha dedicado a ejercer el periodismo en diferentes campos: periodismo cultural y más adelante periodismo gastronómico.
¿Cuánto tiempo llevas dedicándote al periodismo?
En el 2022 justamente cumplo 40 años de ejercer esa profesión. Yo estudié Letras Hispánicas en la UNAM, no periodismo. En realidad, es un oficio al que llegué por accidente. Cuando estaba en la carrera se me presentó la oportunidad de empezar a escribir y publicar, sobre todo empezar a tener dinero a través del trabajo periodístico.
¿Cómo fueron tus inicios?
Inicié en un área que a mí me gustaba mucho: el periodismo cultural. Hacer ese tipo de periodismo era una cosa muy interesante, te estoy hablando de mediados de los años 80, donde había mucha actividad teatral, literaria y de todo tipo de índole cultural. Empecé escribiendo en la guía de Novedades, en la sección de cine, pero también escribía de literatura y de teatro, todo esto sin ser un todólogo, porque antes había mucho respeto por todos estos géneros.
“Creo que esa época fue el último gran momento en que se vivió la euforia de la cultura heredada de los años 60 y 70, y a mí prácticamente me tocó ser el nieto del 68, además de conocer a escritores entrañables y formadores, como José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Carlos fuentes y en general una serie de figuras que marcaron los escenarios literarios y teatrales”
Hablar y escribir del periodismo gastronómico es mencionar intrínsecamente el periodismo cultural, como referente y como inicio:
“Yo empecé a derivar mucho de mi trabajo cultural al periodismo gastronómico porque en esa época (los años 80) no existía. Era algo de lo que la gente no hablaba y mucho menos se escribía. En los años 80 no existía el periodismo gastronómico en México ni de chiste, es más, era casi casi una vergüenza decir que ibas a escribir de comida por qué a quién le iba a interesar. A mí sí me intereso (risas)”
¿Cómo fueron tus inicios en esta profesión culinaria?
Tuve la suerte de tener a un maestro excepcional. Me considero muy afortunado por haber caído bajo la tutela de un gran periodista, comunicador, gastrónomo e investigador: Giorgio De’ Angeli. Ahí fue cuando yo empecé a escribir. Él me contrato para ser reportero de gastronomía, también redactor, corrector y un poco de todo. Así que empecé a escribir de libros, reseñas, de los pocos eventos que existían, de las visitas de chefs que había en ese momento en México, que eran muy escasos. Sin duda, gran parte de mi formación profesional fue gracias a Giorgio De’ Angeli y Luis Marcet, otra gran figura de la cultura gastronómica en México. Ambos, personajes importantes que debemos rescatar en cualquier momento como parte de nuestra profesión periodística en este campo especializado.
“No puedes hablar de gastronomía si no hablas también de arquitectura, literatura, artes plásticas… creo que la gastronomía es un arte y conocimiento que no podemos entender ni consignar si no nos ocupamos de tener una formación humanística. Hay que entenderla como el punto culminante de muchas disciplinas del pensamiento y sensibilidad”
¿Crees que hay periodismo gastronómico en México?
No. Creo que falta hablar de un movimiento periodístico (culinario) importante en México. Hay mucha improvisación en la manera de escribir. Creemos que todos sabemos de comida, por el simple hecho de comer, y que eso es suficiente para escribir de ello, pero no hay una investigación periodística y mucho menos una formación educativa o profesional. Hay que leer qué sucede en el mundo, no solo en nuestro cuarto; estudiar y conocer las nuevas tendencias, conocer a los pioneros del periodismo gastronómico en México.
¿Qué sucede con los personajes que escriben de comida y se autodenominan periodistas gastronómicos?
Esta bien. No digo que sea una profesión inexistente, pero casi no hay. Hay gente que se esta preparando y me parece necesario que debemos tomar en cuenta puntos importantes para constatar que de verdad lo son: Evitar el “yoísmo”: yo digo, yo vi, yo opino, yo considero… También hay que conocer y saber manejar los géneros periodísticos; falta que sepamos aplicar el buen uso de una reseña, un reportaje, una crónica; saber utilizar fuentes periodísticas que es parte fundamental de un periodista; saber investigar. Es decir, ¿qué tanto es un trabajo de presentación y un trabajo periodístico? En muchas de ellas hay falta de fuentes, cifras, contexto, información básica general. No quiero ser extremista, pero hace falta oficio periodístico.
“Hacer comunicación gastronómica no es lo mismo que hacer periodismo culinario”
¿Cómo nace Crónicas del Sabor?
Fue un proyecto que literalmente me cambio la vida. Hace 10 años, una buena amiga que trabaja conmigo en el Universal, en la parte de política, me invito a hacer un blog de gastronomía. Yo en ese tiempo no sabía que era eso (risas), ella me enseñó y lo hice. Inventé el nombre y así inició. Era un blog muy humilde. Se publicaba semanalmente en la sección de blog de la revista Barrio. Yo empecé a publicar cada tres días y después diario, y al final me dieron las claves del blog porque me decían que yo subía mucho material (risas). Al final, Crónicas del Sabor creció tanto que lo hicimos una revista digital.
¿Qué tanto se transformó?
Se convirtió como en la tiendita de la esquina (risas) porque teníamos de todo: empezamos a dar capacitaciones, generamos campañas de marketing y prensa, damos los talleres de comunicación gastronómica, en pocas palabras empezamos a generar diferentes contenidos. Eso nos ha dado mucha validez porque hacemos periodismo.
¿Cuántas personas trabajan para Crónicas?
Éramos un equipo de entre siete a 10 personas: editor, fotógrafos y gente eventual, pero con la llegada de la pandemia tuvimos que cerrar oficinas físicas y ahora somos seis personas donde también aceptamos a practicantes. Finalmente, Crónicas del Sabor no inició como un negocio pero terminó siéndolo.
Crónicas del Sabor tiene larga vida aún, siempre con la idea de generar buen periodismo y comunicación gastronómica. Platicar con Rubén fue una experiencia enriquecedora, donde escucharlo hablar sobre su pasión por ejercer el periodismo es un sentimiento que transmite a pecho abierto.