Jardín Botánico de la BUAP resguarda semillas de ocho especies en peligro de extinción
PUEBLA, MÉXICO.- A lo largo de 35 años, el Jardín Botánico Universitario (JBU) ha conformado cinco colecciones científicas de gran importancia a nivel estatal y regional. La más reciente, un banco de germoplasma de ocho especies de árboles que se encuentran en estado vulnerable y bajo amenaza, así lo dio a conocer la doctora Maricela Rodríguez Acosta, investigadora en esta dependencia de la BUAP.
Esta colección forma parte del proyecto Building Capacity and Implementing Tree Conservation in Mexico, el cual es financiado por la Botanic Gardens Conservation International. Gracias al apoyo de esta organización no gubernamental, el JBU recolectó un total de 53 mil 929 semillas, de las cuales 40 mil 188 están resguardadas en el banco de germoplasma de Ciudad Universitaria.
Las otras 13 mil 741 semillas están protegidas en el Centro Nacional de Recursos Genéticos, en Tepatitlán de Morelos, ya que por cuestiones de seguridad no es pertinente que todas las semillas permanezcan en un mismo lugar debido a las zonas sísmicas de alto riesgo.
De las ocho especies de semillas de esta colección, las Vibumum microcarpum, Cymbopetalum baillonii y Bernardia macrocarpaA pertenecen a la categoría de vulnerables de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza; mientras que las Beaucarnea gracilis Lem y la Guaiacum coulteri están catalogadas como amenazadas, con base en lo establecido por la Norma Oficial Mexicana NOM -059- SEMARNAT 2010.
En lo que respecta a las semillas Peudosmodingium barkleyi, Beaucarnea alsonii y Yucca mixtecana, son especies raras y aún no han sido evaluadas por alguna de las dos instancias mencionadas.
Las otras cuatro colecciones que resguarda el JBU son: Plantas vivas que alberga mil 350 especies de plantas silvestres, de las cuales 80 por ciento son nativas; Plantas herborizadas, conformada por 56 mil muestras de todo el estado de Puebla.
EL APUNTE
Estos ejemplares son almacenados a una temperatura de -20 grados en el Laboratorio de Ecofisiología y Conservación del JBU, para que puedan preservarse por más de 30 años; incluso, podrían perdurar hasta 150 años bajo las condiciones adecuadas.