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El glifosato envenena a todos, no sólo a las abejas

Miguel Angel de Alba / Notimex
  • Anuncia Semarnat un proyecto para crear “jardines de polinizadores”

MÉXICO.- El glifosato está envenenando al mundo y acabando con las abejas, por lo que si no se detiene su uso en México podría darse una crisis alimentaria; esta sustancia ha sido prohibida en todo el mundo, pero en el país se usa en más de 800 productos, afirmó la especialista en apicultura, Karla Muñoz.

Durante un taller en línea sobre el cambio climático, organizado por la organización “Reacción por el planeta”, Muñoz señaló que se han perdido alrededor de 600 millones de abejas, y que esta pérdida puede tener un efecto dominó sobre la humanidad, ya que pondría en riesgo el sistema alimentario.

Explicó que la muerte de las abejas se debe al “uso desmedido del glifosato, sustancia prohibida en todo el mundo, pero que en México está incorporada en más de 800 productos, por lo que además llega al ser humano a través de los alimentos que consume, y por consiguiente, también se está envenenando”.

El glifosato afecta a las plantas, a los animales y contamina el agua. “Nos estamos envenenando al consumir productos alimenticios que han sido rociado con esta sustancia, que está acabando también con la vida de uno de los mayores polinizadores, como es la abeja, declarada como el animal más importante del mundo”, añadió.

Por su parte, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), reconoció que “la deforestación, el uso indiscriminado de plaguicidas en la agricultura industrial y el cambio climático han causado el descenso alarmante de las poblaciones de los polinizadores, al grado que se estima que en América Latina las poblaciones de abejas y mariposas ha caído en un 30 por ciento”.

Ante esta situación, y conocedores de que los polinizadores cumplen una función importante para mantener la alta diversidad genética del país, la Semarnat, en conjunto con la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI), impulsará un proyecto de jardines de polinizadores.

Coral Rojas, responsable del área de agroecología de la Semarnat, explicó que al menos 20 mil especies contribuyen con esta acción fundamental, como las abejas domésticas, abejas silvestres, abejorros, avispas, mariposas, moscas, escarabajos, colibríes y murciélagos, entre otros.

Precisó que el 70 por ciento de los cultivos y el 80 por ciento de las plantas silvestres dependen de los servicios ecosistémicos que aportan para la producción de frutos y semillas como frijol, haba, chícharo, melón, sandía, calabaza, pepino, naranja, mandarina, toronja, manzana, pera, ciruela, tejocote y capulín, así como otras especies como agave, café, cacao y vainilla.

Para conservar polinizadores y también crear paisaje, la Semarnat diseña el primer espacio exprofeso en una superficie de casi media hectárea, en la Ciudad de México, en los Viveros de Coyoacán, donde hará un jardín con muchas flores.

El jardín tendrá una gran diversidad de plantas melíferas y productoras de polen, que aportarán alimento a lo largo del año para los polinizadores identificados en la zona; contará con más de 50 especies vegetales, con árboles de naranja, limón, guayaba, ciruelo, durazno, manzana y pera; arbustivas como hierba del carbonero o escoba, hinojo, cola de caballo, tronadora, muicle, huele de noche, azomiate, granada y azalea, y suculentas como sábila y cactáceas.

También herbáceas silvestres/medicinales como pericón, mirasoles, cempasúchil, siempreviva, diente de león, gordolobo, mirto, verbena y manzanilla, y ornamentales como lavanda, dalias, caléndula y romero, así como especies trepadoras como pitahaya, coralillo y mantos.

Coral Rojas detalló que las plantas tienen polinizadores especializados. Por ejemplo, a los murciélagos les gustan los agaves, cactáceas de flores nocturnas; al abejorro el polen, por lo que para ellos se sembrarán solanáceas como papa, chile, tomate, y cucurbitáceas como calabazas, melones y sandías.

Alertó también que esta tarea que va a realizar la Semarnat cobra relevancia ante una nueva actividad económica, como la “renta de polinizadores”, en la que criadores de abejas y abejorros mueven sus colmenas a los campos agrícolas que los demandan.

“El traslado de polinizadores a regiones de donde no son originarias puede acarrear problemas como propagación de enfermedades e invasión de hábitat, con poblaciones que se escapan y se adaptan rápidamente a los nuevos ambientes, desplazando a las especies nativas”.

Finalmente, invitó a la ciudadanía a hacer su propio jardín de polinizadores con la siembra de plantas que provean de alimento y refugio a estas especies, con lo que se ayuda a crear corredores y abarcar áreas más extensas.

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