Innovación

Conoce Biofertibuap, innovación para el campo con marca universitaria

Redacción La Campiña

PUEBLA, MÉXICO.- La producción en el campo mexicano no es tan solo una actividad económica, es también una serie de problemas complejos. Dos de estos son los altos costos de insumos -los fertilizantes se han disparado en 14.3 por ciento anual en los últimos seis años-  y la pérdida de fertilidad del suelo. Problemas que desde la innovación científica generada en los laboratorios de la BUAP hoy es posible solucionar, con productos validados y marcas registradas. Biofertibuap y Biofosfobuap, son un ejemplo de ello.

Se trata de biofertilizantes cuya innovación radica en su contribución a la producción de alimentos de calidad, económicamente viables y menor impacto ambiental, al reducir el uso de agroquímicos, además de  incrementar el rendimiento de la cosecha.

La investigación que inició en 1980 el doctor Jesús Caballero Mellado y seis años más tarde tuvieron lugar los primeros experimentos en campo, culminó con el desarrollo de dos fertilizantes biológicos de probada efectividad: Biofertibuap, con cinco marcas registradas: Zea para maíz, Hordeum para cebada, Wheat para trigo, Sorghum para sorgo, y Leg para leguminosas; y Biofosfobuap, para todos los cultivos.

Tras la validación de resultados por parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), a través del programa de Bioeconomía, estos biofertilizantes fueron registrados en 2002 y 2010 en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Hoy se aplican a lo largo y ancho de la República Mexicana, en los dos ciclos agrícolas, en cultivos de maíz, trigo, sorgo, cebada, avena, frijol y hortalizas, entre otros.

Elaborados a partir de bacterias que fijan nitrógeno y producen hormonas de crecimiento vegetal, en el caso de Biofertibuap, y de bacterias solubilizadoras de fosfato para todos los cultivos, Biofosfobuap, ambos grupos de microorganismos estimulan el crecimiento de la raíz favoreciendo la absorción de nutrimentos para las plantas.

Una dosis de 350 gramos es suficiente para una hectárea de maíz, sorgo y frijol, y de mil 200 gramos para trigo, cebada y avena, con lo cual se logra incrementar la producción en 30 por ciento y más, incluso duplicarla, según el clima y las condiciones del suelo. Además, una reducción en el uso de agroquímicos de hasta 50 por ciento, así como en los costos de producción.

CONOCE MÁS

Artículos relacionados

Back to top button